El sindicato espiado por Villarejo considera «terrible» la actuación de Iberdrola

  • El informe de Villarejo para Iberdrola señala a dos sindicalistas y un activista como amenazas para la central de Cofrentes.
  • Carlos Bravo, activista de Greenpeace y uno de los objetivos de Iberdrola, afirma que ya le avisaron de que le estaban vigilando.
  • Para José Aranda, secretario de organización confederal de la CGT, este espionaje es "absolutamente inaceptable".
  • El secretario de organización confederal de la Confederación General del Trabajo (CGT), José Aranda, considera que el espionaje y hostigamiento a los miembros del comité de empresa de la central nuclear de Cofrentes por parte de Iberdrola es una situación «absolutamente inaceptable, terrible y antidemocrática». El secretario ha incidido mucho en el carácter público y transparente de su sindicato y ha afirmado no dar crédito a que se les haya investigado «de manera oculta desde las cloacas del Estado». «Suena como si estuviéramos hablando de otra etapa ya acabada», ha comentado el miembro de la CGT.

    El comisario José Manuel Villarejo destacó en un informe para Iberdrola quiénes eran las personas que amenazaban la central nuclear de Cofrentes. Las que Villarejo señala en el denominado Informe Front eran, entre otros, Carlos Bravo, exresponsable de energía nuclear de Greenpeace y Manuel Quirosa Almuedo y Juan Manuel Sánchez Hernández, ambos trabajadores de la central nuclear de Cofrentes y sindicalistas de la CGT.

    Para Villarejo, los sindicalistas Quirosa y Sánchez eran las personas que filtraban información sobre la seguridad de la central a activistas como Bravo. Los sindicalistas han declinado hacer declaraciones. Este medio ha intentado sin éxito ponerse en contacto con Quirosa y Sánchez. Bravo, sin embargo, sí que ha comentado sus impresiones.

    El informe de Villarejo señala como un objetivo a Carlos Bravo, entonces responsable de energía nuclear de Greenpeace. El activista era un problema para Iberdrola. Al menos así se detalla en las consideraciones del excomisario. Para el antiguo miembro de Greenpeace, (hoy apartado de esta organización) las actuaciones de «hostigamiento» que refleja el comisario jubilado en su informe son «repugnantes». «Se trata de acciones completamente antidemocráticas y deleznables», ha declarado el entonces responsable de energía nuclear del grupo ecologista a MONCLOA.COM.

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    Según detalla Bravo, en Greenpeace ya eran conscientes de que les estaban observando. «Cuando peleas contra ciertas empresas, intuyes que como mínimo te están vigilando». Uno de los contactos de Bravo en la central nuclear de Cofrentes ya le había advertido de ello, pero desde Greenpeace lo ignoraban. Según esta información, había personas contratadas por la empresa eléctrica que seguían a los activistas a todos lados. Incluso se mezclaban entre la gente en los mítines. «La Justicia debería abrir una investigación», ha añadido.

    Para Bravo, la central de Cofrentes tenía numerosos fallos de seguridad. Y desde el principio peleó contra Iberdrola para cerrar esta central nuclear, que consideraba un riesgo para toda la población. Sin embargo, en relación directa con esta central de Valencia, Bravo no recuerda haber sufrido acciones de hostigamiento concretas. Pero sí un hecho concreto que acabó en los tribunales. Cuando el activista peleaba para que se cerrara la central nuclear de Garoña, vivió un acontecimiento que aún recuerda en el cual un individuo le persiguió con el coche. El activista llegó a encararse con su perseguidor, pero no fue a mayores. Al final, tras denunciar, Bravo ganó el juicio.

    Pero sobre esas labores de «hostigamiento» con las que Villarejo pretendía que los activistas abandonasen su actividad para impedir que siguiera adelante la central de Cofrentes, Bravo no recuerda hechos reseñables. Según el informe del comisario jubilado, «el trabajo a realizar deberá ser sutil, con perfil bajo de actividad próxima (vigilancias con apoyo electrónico y bastantes alejadas de los objetivos) y actuando con procedimientos de “respuesta clandestina”, para que el rastro dejado, sea prácticamente inexistente».

    Tras analizar las conexiones y los movimientos tanto de los sindicalistas como de Bravo, Villarejo concluye que Iberdrola debería «contemplar la posibilidad de establecer una serie de medidas de acoso y derribo, con el fin de que al menos MAKI (el nombre en clave con el que el excomisario denomina a Quirosa) abandone sus acciones negativas y si es necesario que deje de prestar servicio en la CNC (la central nuclear de Cofrentes).

    COFRENTES, UNA LARGA AGONÍA

    Las empresas energéticas han pactado el cierre escalonado de las centrales nucleares. Cofrentes tiene los días contados, sin embargo, este pacto al que han llegado empresas como Iberdrola contempla que estas centrales pueden funcionar hasta 2035. Cofrentes es una de las nucleares más presentes en el panorama político. En un principio, esta central de Iberdrola debería cerrarse en 2021, pero el Congreso ha rechazado esta propuesta ante las protestas de grupos parlamentarios como el de Unidas Podemos.

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    La central de Cofrentes ya acumula hasta 16 incidentes de seguridad, según detalla el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) desde 2017. En febrero del año pasado, por esta razón, el director de la central, Tomás Lozano, tuvo que comparecer ante Les Corts para dar explicaciones sobre el funcionamiento de esta instalación. Incluso el portavoz de Compromís, Juan Ponce, ha llegado a denunciar que en apenas cinco meses, la central de Cofrentes estuvo casi 100 días sin funcionar.