El obispo Pere Casaldàliga, «voz de los que no tienen voz» en la Amazonia indígena

El obispo Pere Casaldàliga fue uno de los máximos exponentes de la Teología de la Liberación y vivió más de 50 años en São Félix do Araguaia (Brasil), donde luchó por los derechos de los pueblos indígenas y defendió a los campesinos y peones frente a terratenientes y latifundistas.

Recibió la Creu de Sant Jordi de la Generalitat y fue candidato al Premio Nobel de la Paz en 1990 por ser «la voz de los que no tienen voz», como lo definió el impulsor de esta candidatura, el argentino Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.

Nacido en Balsareny (Barcelona) el 16 de febrero de 1928, fue seminarista en Vic (Barcelona) y antes de partir al extranjero ejerció como sacerdote y docente en Galicia y en Barcelona, donde puso en marcha una bolsa de trabajo para inmigrantes, un albergue y una escuela para personas sin estudios.

Tras una estancia en Guinea, en 1965 viajó a Madrid para dirigir la revista claretiana –su orden– ‘Iris de paz’, donde abordó temas de corte social, y dirigió la publicación hasta que fue destituido por publicar un artículo crítico con el Episcopado español.

CONTACTO CON LA AMAZONIA

En 1968 viajó a Brasil en una misión en Mato Grosso, en la Amazonia, donde conoció de primera mano la pobreza y la enfermedad en que vivían algunas comunidades indígenas, y ejerció una labor que le valió el sobrenombre de ‘el obispo de los pobres’.

En esa época empezó su actividad militante contra las explotaciones y abusos de los terratenientes a los campesinos de la región, que denunció en el informe ‘Feudalismo y esclavitud en el norte de Mato Grosso’ en 1970.

AÑOS 70

En Mato Grosso fundó una escuela y un pequeño centro médico, en una misión que posteriormente se convirtió en prelatura: la prelatura de São Félix do Araguaia, de la que fue proclamado obispo el 23 de octubre de 1971 por el papa Pablo VI.

«Mi pobre vida no vale más que la de este peón de 17 años que hemos enterrado esta mañana en el cementerio de Araguaia, sin nombre ni féretro; este joven es la persona más importante de este día», dijo en el discurso de su consagración.

Debido a su actividad militante, terratenientes y poderosos de la zona le advirtieron de que dejara a un lado estas reivindicaciones, que plasmó en más de 100 obras en las que abogó por la Teología de la Liberación, la justicia y la paz.

Tras ser nombrado obispo sufrió varios intentos de asesinato y ataques a su prelatura, como recogió en su libro ‘La muerte que da sentido a mi credo. Diario 1975-1977′, y reafirmó su compromiso a la paz y rechazo a la violencia, la lucha armada y cualquier tipo de dictadura.

AÑOS 80

Durante los años 80 defendió y trabajó por la paz en Latinoamérica, continente en el que veía una «unidad de destino» necesitada de una resurrección evangélica, según expuso a la revista ‘Vida Nueva’ en 1985, algo que trasladó a Juan Pablo II en su primer encuentro en la Santa Sede, en 1988.

Tras regresar a Brasil siguió defendiendo los principios de la Teología de la Liberación y la importancia de la labor de la Iglesia con los pobres como obispo, cargo que ejerció hasta 2003, cuando presentó su renuncia ante el Papa a los 75 años, y pasó a ser obispo emérito.

Pere Casaldàliga ha muerto a los 92 años este sábado a mediodía (hora española) en el hospital de la ciudad de Batatais, en el Estado de São Paulo, adonde fue traslado esta semana para intentar tratar problemas respiratorios, agraviados por el Parkinson que sufría hace años.

En Brasil, la Asociación Ansa sigue con su labor en defensa de los derechos de los campesinos e indígenas.