El nuevo Casado deja en el exilio a Cayetana y a la espera de que Vox la rescate

  • Cayetana lleva tiempo pidiendo que el PP se acerque a posturas más radicales.
  • Vox quiere contar con la exportavoz del PP en sus filas, pero ella aún no ha dado el paso.
  • El PP no se plantea ni por asomo echar o forzar la salida de Cayetana. 
  • Cayetana Álvarez de Toledo no sale de YouTube, pues el Congreso de los Diputados se ha convertido en territorio enemigo para ella. El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, ha dejado claro tras el debate de la moción de censura que ha apostado por el centro-derecha y que no quiere competir ir de la mano con Vox. Este giro tiene un daño colateral que es la exportavoz del PP Álvarez de Toledo, quien apostaba por un PP duro y cercano a los postulados de Santiago Abascal, pero ahora, después de haber sido degradada, ha quedado a la intemperie. Y más si se tiene en cuenta que desde YouTube, Cayetana anima a la derecha a cambiar el PP desde dentro.

    Está cerca, muy cerca, el idilio amoroso entre Cayetana Álvarez de Toledo y Vox. Que se llevan bien no es ningún misterio, de hecho, Abascal se planteó que la candidata de la moción de censura fuera nada menos que la exportavoz del PP. Sin embargo, este acercamiento de Cayetana a Abascal le ha salido rana, al menos de momento. La exportavoz siempre fue una partidaria de convertir el PP en una especie de Vox más moderado, pero la apuesta de Casado la ha dejado aún más descolocada de lo que estaba.

    Desde que el líder popular destituyera a del cargo de portavoz del partido a Cayetana, ésta se ha dedicado a volcar sus frustraciones en su canal de YouTube, donde ya ha llegado al extremo de deslizar la posibilidad de acabar con el liderazgo de Casado mediante una revolución interna que cambie el PP desde dentro. Estas palabras no son ajenas al presidente popular, pero ha decidido mantener una actitud más moderada y evitar rencillas internas.

    Aún así, el alabado discurso de Pablo Casado en el segundo día del debate de la moción de censura le ha sentado a Cayetana como una patada, pues asegura que los populares no seguirán la doctrina de la conocida exportavoz del partido. Si ya corrían rumores de que Álvarez de Toledo podría acabar en las filas de Vox, ahora se han avivado, pues en el propio PP aseguran que su forma de hacer política y sus ideas son más propias de Abascal que del partido al que actualmente pertenece.

    No quieren evidenciarse demasiado, pero Cayetana quiere y a Vox no les parece una mala idea, al menos si se pregunta a brocha gorda entre los diputados y las filas del partido de extrema derecha. Ahora todos son conscientes de Álvarez de Toledo es persona non grata en el PP, al menos tras el discurso de Casado, del que ha habido un antes y un después para los de Génova.

    El gran problema que se plantea para Casado y para Abascal es cómo hacer el traspaso. No es una jugadora de fútbol y hay que guardar las formas. El PP desde luego no se plantea bajo ningún concepto expulsarla, ni aunque siga haciendo sus vídeos de YouTube en los que critica abiertamente a la cúpula del partido al que pertenece. Y Vox, aunque la quiere, tampoco pretende remover cielo y tierra para conseguir que Cayetana milite en sus filas. No consideran que sea una política que les vaya a traer grandes cantidades de votantes y hará correr la silla a quienes ahora están en una posición relevante. Por no hablar de que hay quien afirma que su afán de protagonismo puede ser perjudicial para las caras visibles de la formación verde.

    Por el momento, Cayetana está en un cargo nacido de un cementerio para elefantes, con pocas labores ejecutivas pero que conserva relativamente su dignidad política. Pero Álvarez de Toledo quiere marcha y encaja perfectamente en el proyecto de Vox que no olvidemos que está al alza y que ha conseguido capitalizar el enfado, la ira y la rabia de todos los votantes contrarios a este Gobierno y, en especial, contrarios a que el vicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Pablo Iglesias esté cerca de La Moncloa con el amparo de Pedro Sánchez.