ATA (Amnistia ta Askatasuna), HB (Herritar Batasuna), GKS (Gazte Koordinadora Sozialista) e Ikasle Abertzaleak están cada día más distanciados de Arnaldo Otegi, feliz porque que en los últimos tiempos Euskal Herria Bildu ha roto el techo de voto electoral de la izquierda abertzale en Euskadi y Navarra.
Otegi, que previsiblemente renovará su cargo como coordinador general de la coalición, busca que la izquierda abertzale se estrene en el Gobierno Vasco en 2024 y para ello ha adoptado una actitud bronca en Vitoria contra el PNV, hostigado también por el dúo sindical ELA-LAB, y una estrategia pactista en Pamplona y Madrid.
Euskal Herria Bildu posibilitará que salgan adelante los presupuestos de Navarra mediante una abstención que ha llegado después de que el PSOE se haya negado a vetar a los abertzales de la negociación, tal y como pedía Navarra Suma.
PACTO ENTRE OTEGI E IGLESIAS EN MADRID
Otegi también ha tutelado el acuerdo de EH Bildu con Podemos para que los cinco diputados de la izquierda abertzale apoyen unos presupuestos que posibilitarán que el Gobierno de España disfrute de una legislatura larga.
Este acuerdo, que conllevará inversiones en Euskadi, ha molestado a algunos barones socialistas y especialmente al PNV, que está advirtiendo que por primera vez en cuatro décadas se está configurando un bloque político que pueda romper su eterna hegemonía.
EH Bildu ha antepuesto su discurso social, ha rebajado su retórica identitaria y está advirtiendo de buen grado que al fin los presos de ETA sean acercados a las cárceles del norte después de que el Gobierno de España, contraviniendo todas las doctrinas humanitarias, habría mantenido su política de dispersión de presos.
DISIDENCIAS
Ramón Alzórriz, secretario de Organización de los socialistas navarros, acusó hace unos días a ATA de estar detrás de los actos de violencia callejera que se sucedieron hace unos días en el barrio pamplonica de la Rochapea.
No demasiado alejada de ATA se encuentra Gazte Koordinadora Socialista (GKS), acusada de cometer destrozos en una herriko taberna bilbaína que está controlada por la órbita de la coalición Euskal Herria Bildu.
GKS, MUY ALEJADA DE OTEGI
GKS se creó el pasado año porque, según ellos, se mezclaron «la crisis capitalista y el cambio de rumbo de la izquierda abertzale. Es decir, en un proceso en el que la crisis capitalista ha abonado el terreno para la proletarización y donde la izquierda abertzale se ha constituido como partido estatal que defiende prioritariamente los intereses de una parte de la clase media, situándose como punto de apoyo del PNV y del orden institucional».
«La proletarización ha contribuido en la emergencia de la conciencia de clase en ciertos sectores de la sociedad vasca, especialmente en los hijos e hijas del proletariado y de la aristocracia obrera del anterior ciclo político, y ha vuelto a reavivar el interés político sobre la estrategia socialista del proletariado. Este planteamiento no tiene encaje alguno dentro del nuevo paradigma político de la izquierda abertzale, por lo que, el movimiento socialista ha tenido que hacer el camino por su cuenta», añadían en el medio Resumen Latinoamericano.
GKS aseguró que ven «que la estructuración institucional de la izquierda abertzale en Sortu-EH Bildu ha generado un bloqueo político, puesto que ella y todo el universo que le rodea presiona y reacciona sobre la voluntad socialista de construir un movimiento político independiente de clase, mientras que el proceso de proletarización sigue haciendo mella en el conjunto de la clase trabajadora».
EH Bildu intenta obviar a esta ruidosa disidencia que no presentó candidatura en las últimas elecciones vascas. Cierto es que Otegi está desactivando el discurso de ATA gracias a que el acercamiento de los presos de ETA evidencia que la creciente influencia de la coalición liderada por Sortu.
