Garzón vuelve a provocar a la industria cárnica y apuesta porque vendan menos

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha vuelto a la carga contra la industria cárnica. Para el coordinador federal de Izquierda Unida, la culpa del revuelo que se creó tras afirmar que había que consumir menos carne es culpa de estas empresas. El ministro ha recuperado esta polémica en una entrevista y ha dejado claro que parte de su labor es cambiar los hábitos de consumo. Para Garzón, tomar carne en exceso es malo para la salud y malo para el medio ambiente. Nada nuevo, pues más de un informe científico acreditan las dos afirmaciones. Sin embargo, el ministro ha tirado de nuevo del asesoramiento de los suyos para volver a la carga. Y en el Gobierno ya esperan el chaparrón de críticas.

«A determinadas empresas no les gusta porque vendían esas cantidades que ahora recomendamos que no se consuman tanto». Estas palabras del ministro ponen de nuevo en relieve su enfrentamiento con la industria cárnica. Los empresarios, por supuesto, no comparten para nada esa opinión y el PSOE ha desmentido ya repetidas veces a Garzón porque en plena crisis postpandemia no se puede vender el relato de que hay que reducir la demanda interna en perjuicio de algunas compañías españolas. Pero aunque haya informes que avalen al ministro de Consumo, parece que desde Unidas Podemos ven con buenos ojos reactivar la batalla con la industria cárnica.

Los empresarios tienen otra serie de argumentos. Según la Asociación Nacional de Industrias de la carne de España (ANCIPE), la industria cárnica es el cuarto sector industrial de nuestro país. Estos, y no otros, son los datos que han llevado al PSOE a cortar las alas a la estrategia de Unidas Podemos. Aún así, Garzón sigue en su batalla personal y ha elegido un escenario amable para recuperar esta guerra que saben que es mediática. Podemos sabe que no tienen potenciales votos dentro de la industria cárnica, pero sí que los tienen dentro de los grupos ecologistas. «Es legítimo, pero no estamos aquí para defender los intereses comerciales, sino la salud». «Nuestra campaña era de pedagogía». Con estos eslóganes, Garzón ha vuelto en una batalla que sabe que tendrá las redes sociales como escenario.

En un primer momento, la industria cárnica puso el grito en el cielo. De hecho, escribieron un comunicado en el que atacaban a Garzón. “Las seis Organizaciones Interprofesionales firmantes queremos manifestarle el estupor de los cientos de miles de ganaderos, empresas, trabajadores y técnicos de toda España vinculados a los sectores ganaderos y cárnicos a los que representamos, ante la campaña suscrita por usted mismo y el Ministerio del que es titular, en la cual difama al conjunto del sector ganadero-cárnico”, figuraba en el comunicado oficial que firmaban seis organizaciones interprofesionales (Asici, Avianza, Intercun, Interovic, Interporc y Provacuno).

“Cuando asegura que el consumo excesivo de carne ha conllevado el aumento de enfermedades cardiovasculares, diabetes e, incluso, de algunos tipos de cáncer, debe saber que todos los indicadores internacionales reflejan que el patrón de dieta y de estilo de vida de nuestro país es de los más adecuados del mundo, ofreciendo perfiles que sitúan a España a la cabeza mundial”.

De los últimos meses, probablemente el anuncio de Garzón ha sido lo que más publicidad le ha dado a Podemos en una guerra en la que se sienten cómodos. Las críticas a las palabras del ministro e incluso los comentarios de aquellos que mencionaban la boda del ministro, en la que se pidió carne, por supuesto, no han hecho mella en el a formación morada porque consideran que la ciencia y el ecologismo les avala. Saben que con esta guerra pueden ganar votos y sobretodo poner en el ojo del huracán el nombre del partido. Suficiente. Por eso septiembre ha abierto con este comentario del ministro.

«Es legítimo que a las grandes empresas no les guste que queramos cambiar hábitos de consumo. Pero nosotros no estamos aquí para proteger sus beneficios sino para proteger la salud pública», ha asegurado. Ahora tocará esperar la respuesta de esta industria que supone una importante porción del PIB en España.