El veto a periodistas críticos en el Congreso se cocinó durante 21 días

Por primera vez en el Congreso de los Diputados los jefes de prensa de los partidos del Gobierno y sus socios han vetado a la prensa que más les molesta. Son los responsables de la comunicación del PSOE, Unidas Podemos, ERC, PNV, EH Bildu, Junts, PDCat, Más País-Equo, CUP, Compromís, BNG y Nueva Canarias en la Cámara Baja. El veto no se ha cocinado como ha surgido en caliente, sino que se ha ido cocinando en las últimas tres semanas, según ha podido conocer MONCLOA.COM.

Sin apuntar directamente a medios de comunicación, las fuentes señalan que el texto se refiere a dos en concreto: Estado de Alarma y 7nn, ambos de reciente creación y que «han convertido las ruedas de prensa a ciertos políticos en careos ideológicos». Según relatan las fuentes, ambos medios utilizan los cortes de los vídeos para hacerlos después virales con «titulares despectivos«. Y esto es precisamente lo que molesta a estos grupos políticos, que les hayan dejado en evidencia o bien se hayan reído de ellos en los titulares de los vídeos.

jefes prensa Moncloa
Este es el documento firmado por los jefes de prensa para vetar a la prensa

La iniciativa no parte de ningún grupo en concreto. «No es de un grupo. Ni de ERC en solitario«, sino que salió tras hablar entre ellos por el cariz que estaban tomando las ruedas de prensa. «Esto se está yendo de las manos«, consideraban en privado. Las mismas fuentes rechazan por completo que se haya hecho este comunicado por motivos ideológicos.

Se han interrumpido declaraciones de los portavoces. Han levantado la mano asegurando que eso no es verdad o cosas así

Otras fuentes señalan que algunos jefes de prensa recibieron el documento ya firmado por otros compañeros de profesión, sin que se hablara con ellos para dar el visto bueno a la versión definitiva del documento, que «fue cambiando» día tras día en las últimas semanas.

EL VETO NO ES POR IDEOLOGÍA SINO POR SER DEMASIADO INCISIVOS Y CRÍTICOS

«Queda claro que respondemos a todos los medios«, han afirmado. Pero a todos menos a dos en concreto. «En el Congreso, la relación con la prensa es muy buena», han sostenido. Incluso con los medios con una línea editorial contraria.

«Hay diferencias claras con otros medios. Se han convertido las ruedas de prensa en careos ideológicos», han sostenido los mismos medios. «Se han interrumpido declaraciones de los portavoces. Han levantado la mano asegurando que eso no es verdad o cosas así», han recalcado. «Se cortan intervenciones en las ruedas de prensa. Hay vídeos de ello», han reafirmado las mismas fuentes. También se han quejado de las apostillas como «no me ha respondido a la pregunta» cuando la respuesta no ha satisfecho al periodista. «Ha pasado hace dos semanas», han apuntado.

«Para nosotros, rompe el clima del Congreso«, han dicho. Fuentes de este grupo de firmantes han señalado que «no se inmiscuyen en el tratamiento de la información», pero «aquí quieren un vídeo para criticar al portavoz de turno». «Al final buscan ese careo y se lo estamos permitiendo«, han señalado. «Es un careo absurdo y que acotan las ruedas de prensa», han apuntado. «Por el contenido, que cada uno escriba lo que quiera», han indicado.

SON PERIODISTAS DEBIDAMENTE ACREDITADOS, PERO RUFIÁN SE NIEGA A RESPONDER

Sin embargo, estos periodistas están debidamente acreditados en la Cámara Baja y están siendo tratados con un desprecio sinigual por parte de numerosos portavoces. Gabriel Rufián, el portavoz de ERC, repite una y otra vez la misma respuesta: «No participamos de las burbujas mediáticas de la ultraderecha». Da igual si la pregunta se ha hecho con la educación más exquisita, él insiste en la misma retahíla. Que el periodista vuelve a formular la pregunta con la mayor dicción y educación posible, Rufián a lo suyo.

Literalmente, Josué Cárdenas, periodista de 7NN, ha preguntado a Rufián: «¿Cómo valora la querella contra el consejero de Educación de la Generalidad de Cataluña que no quiere cumplir ese 25% de español en las escuelas? ¿Y cómo valora las palabras del Rey llamando a los jueces para hacer cumplir la ley en Cataluña?». Ni ideología ni nada que se le parezca. Cuestiones claras y que al reportero le han podido interesar. La respuesta de Rufián, la misma frasecita. Quizá la cuestión sería la contraria, que la prensa obligue a los políticos a responder sus cuestiones sin menosprecios ni insultos.

Otros, como Joan Baldoví, han tratado de eliminar mantras, sean o no ciertos, como que Compromís es favorable a los denominados países catalanes. O como desde Unidas Podemos o Más País se llega a insultar a los periodistas de estos medios. En una de sus respuestas, el líder de esta última formación se negó a responder a las cuestiones.

DE BALDOVÍ A ERREJÓN, EL VETO PARA ACALLAR AL DISIDENTE

«Usted tiene todo el derecho a hacer las preguntas y yo tengo el derecho de no responderlas», aseguró. El periodista Javier Negre insistió: «¿Por qué? Al final le pagamos el sueldo todos los españoles…». Pero Errejón le cortaba: «Usted busca el numerito (…)».

En el documento firmado de puño y letra por cada uno de estos jefes de prensa se afirma que se busca el veto a estos medios por «el buen funcionamiento de las ruedas de prensa (…), sin poner en riesgo la libertad de información y el buen clima que siempre ha existido». El fin último es despojar de la acreditación, que tan sólo tienen medios digitales y tradicionales. De hecho, se deniega a un ‘freelance’ o a un medio pequeño la entrada en el Congreso de los Diputados.

VOX TAMBIÉN VETÓ A PERIODISTAS

Sin embargo, la realidad es que no es la primera vez que se ponen trabas al trabajo de los periodistas en el Congreso. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, ha realizado numerosas ruedas de prensa sin aceptar una sola pregunta. Tampoco se conoce el criterio para dar los turnos de palabra en las ruedas de los Consejos de Ministros, ya que algunos medios se quedan sin la posibilidad de realizar cuestiones, mientras otros gozan de posiciones privilegiadas en los turnos de preguntas.

Los vetos, por otro lado, no son exclusivos de la izquierda. En Vox, por ejemplo, es algo que se lleva a la orden del día desde que pisaron las instituciones. Tal fue el criterio del partido político, que el Tribunal Supremo tuvo que reprenderle por vetar, entre otros, a El País y la cadena Ser durante la campaña electoral del 10-N. El partido de Santiago Abascal menoscabó las «garantías de transparencia y objetividad».

La doble vara de medir de unos y otros. Porque cuando Vox vetó, muchos pusieron el grito en el cielo. Éstos ahora son los que firman el veto a los críticos. Una peligrosa deriva que muestra que en España hay quien juega a ser más autoritario que otros.