Triunfar en Navidad: elegir un buen vino

Navidad es una época llena de compromisos: comidas familiares, Nochebuena, Nochevieja, comidas de reencuentro con los amigos y compañeros… Son muchas las ocasiones en las que hay que presentarse con un obsequio que nos haga quedar bien, y no siempre es fácil acertar.

Son tantas las ocasiones en las que hay que pensar en el obsequio que las ideas comienzan a agotarse: hay que acertar con el gusto de la persona, no regalar un ‘cachivache’ inservible, quedar bien con todos los presentes y, a la vez, no perder la discreción, ya que no hay que convertirse en el centro de la fiesta con un regalo espectacular.

En este sentido, el vino se posiciona como uno de los mejores aliados para prácticamente cualquier ocasión. Hay caldos para todos los gustos y ocasiones, de manera que ya se trate de una copiosa comida a base de marisco, una barbacoa o incluso un café en la tarde, siempre hay un vino que puede quedar bien.

Además, generalmente el vino gusta a todos y se convierte en un regalo interesante, ya que puede integrarse de manera natural en el evento, se disfruta con todos los presentes y puede ayudar a generar muy buenos recuerdos.

Son muchas las ocasiones en las que se habla de una fiesta pasada y se recuerda: «El día que nos tomamos aquel vino tan curioso que trajo Pedro», «Qué bueno estaba el vino dulce que bebimos en tu casa con las pastas, ¿te acuerdas?»… ¿Quién no ha vivido alguna de estas conversaciones?

Elegir vino bueno y a los mejores precios

Quizá uno de los asuntos más peliagudos en ese sentido es qué vino elegir para acertar en la compra. El catálogo de opciones es infinito: desde vermú hasta vinos dulces, pasando por los típicos tintos, blancos y rosados, espumosos, cavas y champagne…

¿Cuál es el más apropiado para cada situación? Lo principal es ser conscientes de las opciones de maridaje: si se va a un aperitivo, un blanco o un tinto joven siempre son opciones interesantes.

Si, por el contrario, se tomará una copiosa comida a base de mariscos y pescados, jugaremos con blancos. Los tintos de maduración se reservan, generalmente, para momentos en los que la carne y los guisos toman protagonismo.

Dependiendo del conocimiento que se tenga sobre el mundo de los vinos, siempre se puede arriesgar un poco más y optar por caldos con acideces y presencia de taninos distintos a los que están acostumbrados los paladares: el éxito, por la sorpresa, está asegurado.

Por último, siempre quedan las opciones más llamativas: los vinos dulces, ideales tanto para postres como para acompañar una buena mesa de quesos maduros manchegos, por ejemplo; y los cavas o espumosos, que pueden maridar perfectamente con toda la comida o, por el contrario, servir de colofón maravilloso a toda una velada entre amigos.

Regalar vino es regalar felicidad, abrir la caja de los recuerdos, fomentar la celebración de la amistad y elevar la alegría de un encuentro. Sobre todo, en estos tiempos en los que apetece más que nunca tener motivos para brindar.