Igea anima a pelear por cambiar las encuestas frente a quienes como Mañueco «sólo toman decisiones siguiéndolas»

El candidato de Ciudadanos a la Presidencia de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, ha animado a los suyos a pelear «por cambiar las encuestas» de cara a los comicios autonómicos del próximo 13 de febrero, frente a los políticos como el presidente del Ejecutivo autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, que «sólo toman decisiones» siguiendo estos sondeos.

Así lo ha defendido este martes durante el acto de presentación de la candidatura de Cs por Valladolid, un evento celebrado al aire libre y en pleno centro de la capital porque, como ha subrayado Igea, su campaña se va a desarrollar «en la calle» gracias a que pueden «mirar a la gente a la cara».

El exvicepresidente de la Junta ha pedido a los suyos que sonrían, crean y peleen por las mismas políticas que defendieron hace dos años y medios, pues «está en juego» que el cambio iniciado tras las elecciones de 2019 «no vaya atrás» en Castilla y León.

«No estamos enfadados, no es un berrinche, es nuestra política», ha apuntado el candidato, al tiempo que ha advertido de que nadie debe esperar por parte de Cs que esta campaña sea «La venganza de don Mendo».

«Nuestro objetivo sigue siendo el mismo que hace dos años y medio, cambiar las cosas en la Comunidad, sacarla del estanque dorado de los últimos 30 años, de la opacidad y el clientelismo», ha remarcado Igea, que a continuación se ha referido al interés del presidente de la Junta por desmarcarse de esa política. «No era la tuya, era la nuestra, por eso es mejor», le ha espetado.

Tras subrayar que «nadie puede decir que las cosas no han cambiado en estos dos años», ha alertado contra el retroceso que ha experimentado dicho cambio. «Vuelve lo de siempre», ha advertido, al hilo de lo cual ha lamentado que desde la salida de Cs del Gobierno de Castilla y León hayan «desaparecido las actas de la página de Transparencia» o haya «vuelto el clientelismo sindical».

PERMANECER EN EL PODER

En este sentido, Francisco Igea ha acusado al PP de tener como «único objetivo» el «permanecer en el poder», en lugar de pretender como ellos «cambiar la suerte» de Castilla y León. El candidato de Cs ha recomendado a los suyos «mucha calle» en las cuatro semanas que les quedan por delante antes de los comicios, así como en los «tres debates» que se ha mostrado convencido de que habrá, al tiempo que ha reivindicado «la honestidad» frente a «la mentira».

Igea ha negado que vaya a acudir a los debates con actitud bronca, pero ha sostenido que lo que la gente no puede esperar de ellos tras «dos años y medio diciendo la verdad» es que vayan «a ir a un debate a mentir». «Nosotros somos gente previsible. En ese debate se va a decir la verdad, la verdad de lo sucedido, la verdad de lo que ha ocurrido en estos dos años y medio, la verdad de nuestras propuestas. No sé si eso resultará bronco o no, pero los ciudadanos esperan de nosotros transparencia y honestidad», ha sentenciado antes de apostillar que «no se puede engañar a la gente» en cuestiones como la reforma sanitaria.

Antes de Igea ha tomado la palabra precisamente la exconsejera de Sanidad y última de la lista de Cs por Valladolid, Verónica Casado, quien ha lamentado que se tratara a los consejeros de Ciudadanos, por parte de sus socios de Gobierno en la Junta, como a «un peón prescindible» después de haberse «dejado el alma» en esta legislatura marcada por la pandemia.

Casado, que ha sido recibida con una fuerte ovación por los suyos, ha defendido su entrada en política de la mano de Francisco Igea para «hacer otra política» basada en «el humanismo, la profesionalidad y la ética» y no en «la mentira, la falsedad y el cortoplacismo» que han hecho que exista, a su juicio, «tanta desafección» entre la población.

Así, ha señalado a los integrantes de la candidatura de Cs como «un grupo que cree en la política» desde «la honestidad y la verdad». «Espero que tengamos mucha suerte porque nos lo merecemos», ha añadido la exconsejera, quien a la «dureza» de estos años por culpa de la pandemia ha sumado los sinsabores de lo que ha calificado como «política pequeña».