Acusación particular insiste en que hubo «premeditación» en la violación de Beasain

La abogada de la víctima de la violación cometida en Beasain (Guipúzcoa) el 13 de julio de 2019 insiste en que hubo «premeditación» en la actuación del acusado y ha destacado que la Ertzaintza no duda de que la preparó «con tiempo suficiente, y buscó el modo y el lugar en el que poder llevarla a cabo».

En declaraciones a los medios de comunicación tras la tercera sesión del juicio que se desarrolla por estos hechos en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Guipúzcoa, la abogada de la víctima, Malu Vallés, ha agradecido a la Ertzaitnza su «muy completa y excelente» investigación e instrucción.

«Desde la primer entrevista que tuvieron con la víctima el equipo especializado en este tipo de delitos cercó mucho al hoy acusado, después el resto de pruebas han ido cayendo una tras otra y han ido demostrando que había una premeditación», ha opinado.

En este sentido, ha indicado que «este hombre ya en el año 2012 hace búsquedas de cómo dormir a sus víctimas con cloroformo y modifica su manera de actuar», por lo que, a su juicio, «evidentemente estaba premeditado, había fotografías de la víctima en su teléfono y sabía a qué hora salía de casa».

«La Ertzaintza no tiene ninguna duda de que lo preparó con tiempo suficiente y buscó el modo y el lugar en el que poder llevar a cabo esta agresión y perpetrarla», ha reiterado.

Preguntada por la sospecha de la Ertzaintza de que el acusado pudiera haber grabado la agresión, Vallés ha señalado que «se sospecha» eso pero «no existe ese vídeo». «Hay una sospecha por parte de los agentes porque hay un tráfico de datos muy elevado en el momento en el que él está en la vivienda y las inmediaciones» en su teléfono móvil, «pero en el procedimiento no figura para nada», ha afirmado.

Por su parte, la abogada de la asociación Clara Campoamor, que ejerce la acusación popular, Cristina Ramos ha señalado que la víctima de Beasain «vió un poco a quien dirigir directamente» a la Ertzaintza, lo que «cercó» al acusado.

«Los agentes que investigaban desde 2012 tenían ya el perfil de un varón que era un violador en serie en Gipuzkoa y esta víctima, la última, permitió cercar a esta persona», ha incidido.

Según ha señalado, los agentes «necesitaban comprobar que esa persona era la anterior de las otras agresiones» y así «la prueba totalmente lícita que consigue la Ertzaintza» de la cuchara que usa el acusado cenando en un wok la noche previa a su detención el 19 de julio de 2019 en Lazkao (Gipuzkoa) donde estaba trabajando, permitió determinar «que es la misma persona que buscan desde 2012». «Es la prueba determinante», ha sostenido.

Finalmente, ha recordado que en estos momentos hay un total de seis procesos judiciales abiertos por agresiones sexuales presuntamente a cargo de esta persona y la Ertzaintza cree que «podría haber más pero no hay denuncias de otros casos». En 2012 fue la primera denuncia y a partir de entonces se abrió la investigación.