Albares suma a Ángeles Moreno a la tarea de seducir a Estados Unidos, la gran obsesión de Sánchez

El ministro de Exteriores no ha asumido el protagonismo con la visita de la subsecretaria de Estado de Estados Unidos. En su lugar, la parte más sensible la ha delegado en su mano derecha y una de las dirigentes de Exteriores que más competencias y responsabilidades ha asumido desde la salida de Arancha González Laya. Tanto Ángeles Moreno, secretaria de Estado del Ministerio de Exteriores, como el propio ministro se han reunido hace unos días con Wendy Sherman, un alto cargo de EE UU, en un encuentro crucial para el Gobierno porque, además de tratar asuntos como la invasión de Ucrania, la Moncloa tiene una necesidad imperiosa de restablecer la relación con el país americano y conseguir un encuentro bilateral con Joe Biden, presidente de EE UU. Y dentro de esta toma de contacto, es Ángeles Moreno quien ha asumido más responsabilidad.

El ministro de Exteriores mantuvo un encuentro cordial y oficial con Sherman, pero no se trataron los asuntos que más preocupaban al Ejecutivo. Hablamos tanto de la «invasión» de Melilla como de otros puntos como es el restablecer el trato entre Estados Unidos y España. O lo que es lo mismo, entre Joe Biden y Pedro Sánchez.

El Gobierno confía en Moreno. Tanto, que Albares decidió que fuera ella quien mantuviera contacto estrecho con Sherman en este encuentro por dos razones. La primera, por protocolo. Un ministro solo se debe reunir en un encuentro oficial con su homólogo, pese a que Albares sí recibió a Wendy Sherman. Y la segunda, porque tanto Albares como Moncloa confían plenamente en la secretaria de Estado.

Esta dirigente lleva tiempo trabajando en el Ministerio de Exteriores. Sin embargo, ahora la utilizan como nexo para cuestiones clave como es restablecer una buena relación con Estados Unidos. El encuentro con Sherman y la visita de la subsecretaria de Estado a España es clave para el Gobierno por dos cuestiones: la primera porque supone una nueva toma de contacto entre los dos países (muy distantes desde que Sánchez tomó la presidencia del Gobierno); y la segunda porque esta reunión forma parte de un paquete de visitas oficiales que pasa también por Marruecos y Argelia, dos países clave para el Gobierno.

El encuentro fue cordial e institucional. Sin embargo, hubo ciertos recelos por parte del Ejecutivo dado que justo después de visitar España, Sherman cogió un avión a Casablanca para ver a Naser Burita, ministro de Exteriores de Marruecos. Lo ha hecho, además, días después de la «invasión» de Melilla a manos de 2.000 inmigrantes ilegales que saltaron la valla. Esta «falta de atención» a los problemas entre Marruecos y España por parte de la subsecretaria de Estado y la falta de implicación de Estados Unidos en los problemas geopolíticos de estos dos países.

Moreno tiene la confianza de la Moncloa. Tanto es así, que un encuentro como el de Wendy ha sido monitorizado por el equipo de Sánchez desde el primer momento. Para Óscar López, el jefe de gabinete del presidente del Gobierno, es una tarea clave heredada de su predecesor en la que no avanza significativamente. Este primer encuentro ha sido básico para Moncloa porque entienden que Sherman puede ser la llave para engrasar las relaciones con Estados Unidos, pero desde Exteriores deslizan que Marruecos es un país más importante a nivel estratégico para EE UU que España por portar la llave de algunos países del magreb y por servir de intermediario con Palestina e Israel.

a la Moncloa le está costando más de la cuenta engrasar las relaciones con la administración Biden

En cualquier caso, lo cierto es que el encuentro con Sherman, que ha sido cordial, no ha dado los frutos que la ambiciosa Moncloa se esperaba. La idea que tiene el equipo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es la de cerrar un encuentro bilateral con Joe Biden en el que escenificar la buena relación entre los dos países. El problema es que a Moncloa le está costando más de la cuenta engrasar las relaciones con la administración Biden. Y no parece que Albares haya sido capaz de allanar el camino lo más mínimo. Ni siquiera con la llegada de un alto cargo de EE UU a España, pues ha delegado la responsabilidad en Ángeles Moreno.

José Manuel Albares, ministro de Exteriores, tiene una labor más centrada en Europa. De hecho, fuentes de su entorno detallan que donde mejor se mueve el socialista es precisamente en países como Francia, donde fue embajador, o cualquier otro de la UE. En África o Estados Unidos el ministro no tiene demasiados contactos más que los oficiales. Es por eso que ha delegado en Moreno una responsabilidad tan grande como la de engrasar la relación con Estados Unidos. Ángeles es una vieja conocida de Moncloa y el equipo de Sánchez tiene buena consideración de ella. Tampoco vieron con malos ojos que fuera la secretaria de Estado la que se reuniera con Sherman, pese a que hay quien piensa en el PSOE que debería haber sido el ministro que tuviera el encuentro oficial.