Documentar el árbol familiar, la importancia de las partidas de bautismo

La importancia de conocer la historia familiar radica en que ayuda a comprender mejor los elementos del pasado que tienen influencia en el presente. Conocer bien el origen y el pasado de una familia es fundamental para entender plenamente la personalidad de uno mismo.

El Instituto de Historia Familiar es un centro dedicado a la investigación de la genealogía familiar, con documentación de árboles genealógicos, búsqueda de documentos y asesoramiento profesional. Uno de los documentos referenciales para obtener un registro preciso es la partida de bautismo.

¿Por qué es importante contar con una partida de bautismo para documentar un árbol familiar?

Una partida de bautismo recoge información relevante sobre el nacimiento de una persona, como, por ejemplo, la fecha y el lugar donde ocurrió el hecho. Asimismo, establece datos importantes como la fecha del bautismo, el cura que lo ofició, los apellidos de los padres, abuelos, padrinos y testigos del evento.

En algunos casos, el encargado de elaborar el informe puede incluir datos adicionales como la profesión de los padres y abuelos o cuestiones relacionadas con las costumbres de una familia. Como consecuencia, existe un registro histórico amplio que ayuda a interpretar el pasado.

Contar con esta información es una ventaja para determinar la historia de una familia, ya que permite estructurar con precisión el árbol genealógico de una persona. No solo se trata de una recolección de fechas y datos, sino que es una actividad importante para conocer a profundidad a sus antepasados.

¿Cuál es el origen de las partidas de bautismo?

De acuerdo con la historia, el origen de la partida de bautismo se remonta al 13 de julio de 1564, cuando el rey Felipe II decretó la ejecución de los acuerdos alcanzados durante el Concilio Ecuménico de Trento. A partir de entonces, los Libros Sacramentales empezaron a usarse en todas las parroquias. El libro recogía partidas de bautismo y actas de matrimonio, por lo que llevar un registro de la vida de las personas se volvió más sencillo. Algo después, se incluyeron las actas de defunciones, documentos de confirmaciones y estado de las almas.

Sin embargo, existen pruebas de que en la ciudad de Tarragona, en el año 1360, ya se había dispuesto que las parroquias de la Diócesis llevasen registros sacramentales. Asimismo, en 1497, un cardenal, de apellido Cisneros, dispuso que las parroquias de Castilla también llevasen un libro, aunque en ambos casos tales disposiciones casos se cumplieron solo parcialmente.

En Instituto de Historia Familiar, el estudio incluye un libro de la historia familiar elaborado por expertos profesionales, personalizado para cada genealogía. Además, se entrega una lámina en forma de árbol familiar (en tamaño A-3), copias originales de los documentos utilizados, una lista de los archivos administrativos y eclesiásticos consultados, una reseña sobre el origen e historia de todos los apellidos que van apareciendo a lo largo de la genealogía, etc. 

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