Esperanza Casteleiro, el perfil que «seduce» a Sánchez para una nueva etapa en Defensa

Vienen curvas. Un aumento del presupuesto en defensa hasta el 2% del PIB y potenciar la industria militar han marcado un futuro para el ministerio que ha empujado al PSOE ha buscar nuevas caras. Margarita Robles, ministra de Defensa, lleva tiempo en el punto de mira. Hay quien insiste en que la recolocarán en otro ministerio si el PSOE revalida su control de la Moncloa y hay quien cree que irá a parar a algún Alto Tribunal, pero lo cierto es ue nadie la ubica en Defensa. En su lugar, en el equipo del presidente suena, y con fuerza, el nombre de Esperanza Casteleiro, secretaria de Estado de Defensa. Sánchez quiere un perfil técnico al que dar galones y al que encargar un proceso de «militarización» complejo. En los últimos meses, Casteleiro es un perfil que ha sonado más de una vez en Moncloa y que seduce a Sánchez. Que será una pieza clave para su Ejecutivo, si lo renueva, lo ven fuentes del PSOE algo «evidente».

En el PSOE da cierto vértigo todo lo que viene en materia de defensa. El presupuesto militar se va a disparar de los 9.000 millones de euros actuales que entran cada año para las Fuerzas Armadas hasta superar los 20.000 millones. A esto hay que añadir la adquisición de un 10% más de Indra, una empresa clave en materia de Defensa. Y para todo esto, Sánchez quiere un perfil profesional y más técnico, no político. En este debate, el nombre de Esperanza Casteleiro ha salido más de una vez. No porque sea la persona con más peso en el ministerio después de Margarita, que también, sino porque su perfil y su currículum habla más por ella que cualquier otro punto. Casteleiro ha sido secretaria general del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) además de haber pasado también por el el Centro Superior de Información de la Defensa.

El que Casteleiro haya pasado por CNI y CESID es un argumento de peso, pero su diligencia profesional, tal y como cuentan fuentes del PSOE, ha llegado a Moncloa. Nadie se atreve en Defensa a afirmar con contundencia que suena para ser ministra. Quizás por el miedo a Robles y al puño de hierro que hay contra todo aquel que no sea un «margarito». Pero lo cierto es que cuando se trasladan a Defensa los comentarios que sí se oyen en Ferraz y en Moncloa, a nadie le extraña que la secretaria de Estado pueda ser el nombre que Sánchez baraja para un proyecto considerable. Ahora mismo, Robles sí quiere permanecer en Defensa, pero el PSOE tiene otros planes para ella.

Los lazos de Casteleiro con el PSOE se remontan al Gobierno de Zapatero. Entonces, el exministro de Defensa José Bono la nombró número dos del CNI. De ahí, cuando salió en 2008, pasó al Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado. Pero el hecho de que tenga buena relación con ese viejo PSOE es otro punto a favor que recuerdan en Ferraz en más de una ocasión. Sánchez lleva meses que quiere enterrar el hacha de guerra con los «otros PSOEs». El nombrar a Óscar López como su jefe de gabinete en sustitución del todopoderoso Iván Redondo o el recuperar a Antonio Hernando para su equipo era un claro guiño a esa facción del partido que fue enterrada tras su victoria. Y ahora, el dar galones de ministra a alguien con buena relación con el viejo PSOE es un punto que seduce a Sánchez.

En cualquier caso, llama la atención cómo los galones de Casteleiro se reconocen en las conversaciones de nicho del PSOE en comparación con la discreción que se vive en Defensa. En el ministerio se respira una actitud estoica que solo explica el puño de hierro de Robles. La ministra ha recibido más de un toque de atención del presidente por sus injerencias en asuntos como la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Pero hablar de su salida es algo que crispa, y mucho, a la ministra. Todos recuerdan en Defensa la agresividad con la que respondía cuando la ubicaban como candidata del PSOE en la Comunidad de Madrid. Algo a lo que Robles respondía con contundencia dado que no se veía como una mera diputada de la Asamblea. Ella aspira a más.

En esta línea, Casteleiro gusta como posible ministra. Esto es lo que dicen desde Ferraz porque entienden que el perfil necesario para pilotar este cambio en materia de defensa debe ser más técnico y profesional, algo que ha derrochado Esperanza desde que entró en el circuito gubernamental. Casteleiro, además, tiene otros pros como el hecho de que José Bono la recomiende; Él y todos los socialistas que coincidieron con ella.

INDRA, DEFENSA E INDUSTRIA MILITAR

El peso del coste militar aumentará considerablemente en los presupuestos. Ahora solo se destina el 0,75% del PIB a Defensa. Y la idea es que se lleve hasta un 2%, lo que significa que rondarían los 25.000 millones de euros. A esto hay que añadir que el Gobierno quiere subir 18% que posee de Indra hasta el 28%, un secreto a voces que ha lanzado el Ejecutivo hace meses porque entiende que es fundamental que el Gobierno posea una buena parte de empresas estratégicas como Indra. Estos son solo dos ejemplos, pero queda claro que además el peso en la OTAN aumentará considerablemente. Recuperar las relaciones con EE UU pasa también por aumentar el gasto militar.

Esto es solo una pequeña parte del proyecto que se avecina, algo que pasará independientemente de quién gane las elecciones. La idea es que la industria militar florezca en España, una industria que lleva tiempo latente en el país pero que ha estado estigmatizada a ojos del Gobierno hasta que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, dio el paso para invadir directamente Ucrania.