Moncloa da carta blanca a Joseba Azkarraga para reunirse con altos cargos de Interior

El malestar en el Ministerio del Interior se ha extendido entre la cúpula policial. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha recibido una orden de Moncloa que le está generando enfrentamiento internos en su «casa» debido al constante acercamiento de presos de ETA a prisiones vascas. El motivo: Joseba Azkarraga, responsable del movimiento de apoyo a los presos etarras Sare, se pasea por las dependencias de Interior como «Pedro por su casa» gracias a la presión parlamentaria que ejerce EH Bildu sobre el PSOE con la complicidad del PNV. La presencia de Azkarraga ha disparado el malestar entre los mandos policiales y entre otros altos cargos de Interior por precisamente someterse a las exigencias de Azkarraga. Desde que el Gobierno de Pedro Sánchez arrancó, el ministro del Interior convertido en un goteo constante el acercamiento de presos debido a las demandas de Bildu. Hasta ahora, la versión oficial del ministro es que es un derecho.

Joseba Azkarraga se ha convertido en un viejo conocido en Interior. No solo porque se pasee por las dependencias del ministerio cómo y cuándo le apetece, sino porque sus demandas unidas la peso parlamentario de los partidos nacionalistas le ha llevado a reunirse hasta seis veces con Ángel Luis Ortiz, secretario general de Instituciones Penitenciarias de España. No es que Ortiz sea permeable a sus demandas o que incluso los altos cargos de Interior estén dispuestos a satisfacerlas. La realidad, tal y como detallan desde el PSOE, es que el Gobierno ha cedido a estas demandas porque el peso de EH Bildu y del PNV condiciona las decisiones que toma Interior en este supuesto. No es algo que haya entrado necesariamente por escrito en las negociaciones entre el PSOE y los partidos nacionalistas, pero sí que es la vaselina que permite que las conversaciones en materia de presupuestos fluya con relativa facilidad.

El Partido Popular y Vox han exigido la dimisión de Marlaska en más de una ocasión por esta cuestión. También la Asociación de Víctimas del Terrorismo ha retirado una medalla concedida a Marlaska. Pero todo esto no ha sido obstáculo para que el magistrado haya tomado la decisión de acercar permanentemente presos etarras, condenados en muchos casos por brutales asesinatos, a prisiones del País Vasco. Aún así, desde el PSOE hay quien aún rompe una lanza en favor del ministro y asegura con total contundencia que la culpa no es del magistrado, sino de Moncloa. De hecho, estas mismas fuentes del PSOE aseguran que el propio ministro no comulga especialmente con la idea de acercar los presos terroristas a sus familias, pero que lo hace «porque no le queda otra» dado que es una imposición que viene directamente desde Moncloa.

Los paseíllos de Joseba Azkarraga por las dependencias de Interior, así como por las prisiones para verse con los más altos funcionarios penitenciarios, han generado un malestar en la cúpula policial importante. Los que despachan a diario con el ministro no han exhibido dicho malestar, quizá porque no culpan a Marlaska de estas decisiones tan polémicas. Pero lo que sí es cierto es que no hay una sola persona ni alto cargo en Interior que no vea con recelo el constante acercamiento de presos. Lo curioso de todo esto es que Marlaska no solo obedece a las órdenes de Moncloa, sino que ha hecho suyo el discurso de Azkarraga y habla de un «derecho» a la hora de acercar presos terroristas a su comunidad autónoma.

Joseba Azkarraga se ha reunido hasta seis veces con Ángel Luis Ortiz

Que Joseba Azkarraga haya pisado una sala para reunirse hasta seis veces directamente Ángel Luis Ortiz es algo que para fuentes de la Guardia Civil parece impensable. Algo que tan solo se puede explicar con las presiones políticas que ejerce EH Bildu. Desde el Gobierno confirman que Bildu se ha convertido en un agente importante para los presupuestos y otras cuestiones. El PSOE no quiere el enfrentamiento con Arnaldo Otegi: el objetivo es mantener una legislatura tranquila y con posibilidad de llegar a pactos puntuales. Las «concesiones» de Sánchez a Bildu han pasado por el acercamiento de presos, punto donde la labor de Azkarraga ha jugado un papel fundamental.

Es un dato de color, pero que demuestra el sentir general que comparten los altos mandos de Interior. Los grupos de Whatsapp de los agentes de la Guardia Civil echan humo cada vez que Marlaska toma la decisión de acercar a presos etarras a prisiones vascas. Pero más irrita ver el peso y el poder que ha cogido el responsable del movimiento de apoyo a los presos etarras Sare (hasta el punto de que el propio Marlaska ha reconocido como un derecho el hecho de aproximar a los presos terroristas a cárceles cercanas). Lo curioso es que, pese al enfado general que hay entre los altos mandos policiales y algunos altos funcionarios de Interior, no hay guerras internas en el ministerio. De hecho, el acercamiento de presos no es uno de los motivos que han enfrentado a los mandos policiales con Marlaska. Hay otros, pero este punto no parece haber hecho mella en las relaciones entre el equipo del ministro y los policías.