Las veteranas fragatas de la clase Santa María Armada “protegen” las aguas del golfo de Cádiz

Durante la presente semana se está desarrollando un ejercicio por parte de la Armada española en el que se simula un escenario de conflicto en el que varios de sus navíos de combate, principalmente fragatas de la clase Santa María, intervienen para estabilizar la zona.

Entre los días 19 y 23 de septiembre,  las fragatas “Victoria” (F-82), “Reina Sofía” (F-84) y “Canarias” (F-86)  junto con el Buque de Aprovisionamiento en Combate (BAC) “Patiño” protagonizan el ejercicio MAR-22 en las aguas del golfo de Cádiz.

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Las fragatas del tipo F-80, sobre todo en las operaciones antisubmarinas, operan en conjunción con los helicópteros SH-60B. (Foto Armada)

Dicho ejercicio busca incrementar el adiestramiento y la interoperabilidad en exigentes situaciones de conflicto a las que se pueden exponer las unidades participantes.                    La organización y dirección es llevada a cabo por parte de la 41ª Escuadrilla de Escoltas que, con sede en la base naval de Rota (Cádiz), encuadra a las seis fragatas del tipo F-80 o clase Santa María, que además de las tres citadas está compuesta por la  que da nombre a su clase, que lleva en su casco el numeral F-81,  la “Numancia” (F-83) y la “Navarra” (F-85).

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Imagen aérea de la referida fragata «Victoria», en su cubierta de vuelo lleva un helicóptero AB-212. (Foto Armada)

El ejercicio es reforzado con la participación de aviones de combate Eurofighter del Ala 11, que operan desde su base de Morón (Sevilla), relativamente cercana al escenario de actuación de los navíos de la Armada. Además el Ejército del Aire y del Espacio también aporta sus veteranos aviones entrenadores CASA (Hoy Airbus Defence & Space) C-101, que asumen el papel de agresores. Estos aparatos, de diseño y construcción española, asumen uno de sus roles tradicionales cuando operaban desde la base aérea de Matacán (Salamanca), y que ahora efectúan basados en la sede de la Academia General del Aire (AGA), sita en San Javier (Murcia), tras dejar las tareas de entrenamiento en favor del Pilatus PC-21, como ya se publicó recientemente en Moncloa.com.

Desde tierra también interviene en el MAR-22 el Regimiento de Artillería de Costa nº 4 del Ejército de Tierra (ET), que opera con los obuses remolcados de 155/52 mm APU V07, que  cuentan con una unidad auxiliar de movimiento o Auxiliary Power Unit (APU),  de ahí su denominación. Aunque estas piezas son relativamente modernas y muy bien manejadas por los artilleros del citado regimiento, actualmente en lo relativo a las unidades terrestres de defensa costera lo que impera son los sistemas de misiles antibuque montados en camiones, como se ha constatado en la guerra de Ucrania, una aspiración del ET que lleva años sin ser atendida por los continuos paupérrimos presupuestos de defensa de España.

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El BAC «Patiño» abastece en alta mar a las fragatas de la clase «Santa María». (Foto Armada)

Volviendo a la 41ª Escuadrilla de Escoltas, que está actualmente al mando del capitán de navío Isidro Carrara Navas y que forma de la Flota, alinea las seis citadas  veteranas fragatas, cuya  antigüedad media es de unos 32 años.

Las fragatas de la clase Santa María son la versión española de las de diseño norteamericano de la clase Oliver Hazard Perry, uno de los más exitosos diseños navales de la segunda mitad del siglo XX, ya que se construyeron 69 unidades y fueron durante años uno de los principales medios de escolta de la Marina de los Estados Unidos o US Navy.

Con un tonelaje de 4.100 y 136 metros de eslora (largo) las F-80 combinaban un poderoso armamento antisuperficie, antiaéreo y antisubmarino, rol en el que se apoyan en helicópteros que se alojan en los dos hangares con los que cuenta esta clase de navío, además de una amplia cubierta de vuelo.

A principios de los años ochenta del pasado siglo se decidió por parte de España la construcción de un primer lote, realizando un pedido de tres unidades, las F-81, F-82 y F-83, que fabricó la por entonces Empresa Nacional Bazán de Construcciones Navales Militares, S.A. (hoy Navantia) en su astillero de Ferrol (La Coruña). A dicho pedido inicial se añadió el de otras dos unidades, a cambio de las dos corbetas de la clase Descubierta que, destinadas a la Armada, se vendieron a Egipto, aunque de éstas solo se llegó a financiar y construir la F-84.

Ya a principios de los noventa, tras la cancelación del programa naval europeo NFR-90, se encargaron otros dos fragatas, que compusieron el segundo lote, las F-85 y F-86, que incorporan una serie de modificaciones, como la instalación de unas aletas estabilizadoras en la popa, un nuevo montaje de defensa antimisil Meroka y la modificación de los equipos electrónicos, de acuerdo con la rápida evolución de los sistemas navales, propiciada por la Guerra Fría.

Así, gracias a las bondades del diseño, la experiencia de la industria naval española en su mantenimiento-modernización y la eficacia del personal de la 41ª Escuadrilla de Escoltas, siguen siendo plenamente operativas, como demuestra su presencia continua en la Operación Atalanta en aguas de Somalia, para luchar contra la piratería. Pero obviamente con la “Santa María” a punto de cumplir 36 años en servicio se lleva años trabajando en su sustitución por navíos de última generación. Así está previsto su relevo paulatino por las futuras fragatas F-110, de las que la primera, la futura “Bonifaz” se encuentra ya en construcción en los citados astilleros de Ferrol.