Se acabó el chollo: Alejandro Abascal dejará la Audiencia Nacional para volver a Fuenlabrada

El magistrado Alejandro Abascal no estará más tiempo en la Audiencia Nacional. El juez que está llamado a ser el vocal privilegiado del Partido Popular tendrá que volver a los juzgados de Fuenlabrada porque la plaza que cubría será ocupada por otro magistrado que hasta ahora había estado en la ONU. Este mazazo para el juez conservador le obliga a moverse tanto en el PP como en el propio Consejo General del Poder Judicial para mantener algún estatus judicial digno de las expectativas profesionales de Abascal. Desde el PP y desde su propio entorno tienen claro que Alejandro Abascal no acabará en Fuenlabrada, pero desde luego el nivel de estatus profesional le degradará de forma considerable a no ser que alguien le rescate. No hay que olvidar que Alejandro Abascal es el juez llamado a ser el vocal predilecto del grupo popular.

El juez de la Audiencia Nacional dejará de tener ese «nivel» porque básicamente todo este tiempo había estado como interino. Quien ostentaba el cargo ha vuelto de la Organización de Naciones Unidas para ocupar el cargo que hasta ahora había ostentado Abascal. Dentro de este puesto había gestionado como juez de apoyo causas tan grandes como Tándem, pero ahora se ve obligado a afrontar su vuelta a Fuenlabrada pese a que ya ha realizado movimientos para ver si alguien le rescata. De momento, sus esperanzas están puestas en Celso Rodríguez Padrón, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, pero no ignora los favores que Alberto Núñez Feijoo pueda hacerle en calidad de presidente del Partido Popular. Al fin y al cabo, toda su proyección profesional se la debe generalmente al PP.

Lo que le está pasando a Alejandro Abascal se veía venir, pero el propio magistrado esperaba que nunca llegara este momento porque tenía la idea de que antes habría cambios significativos en el Consejo General del Poder Judicial. Su paso por la Audiencia Nacional coincidió con ese momento en el que Pablo Casado, íntimo amigo suyo, era líder del PP y ya le había prometido todo tipo de cargos siempre y cuando permaneciera en el poder. El problema llegó para Abascal cuando Casado cayó en desgracia. Sin emabargo, la falta de contactos de Feijoo dio un capote a Abascal y le permitió seguir gozando del apoyo de Génova para ser uno de los próximos vocales una vez se renovara el Consejo General del Poder Judicial.

Alejandro Abascal espera no tener que coger la M-50 nunca más. No quiere volver a Fuenlabrada porque el futuro profesional que había urdido en su cabeza tenía más que ver con ser ministro de Justicia o vocal del CGPJ que con despachar juicios en Fuenlabrada. Aún así, espera Celso Rodríguez Padrón, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid le eche un cable y le coloque en algún puesto con más prestigio para no tener la necesidad de mendigar o de justificar algún tipo de ascenso. Lo de ser ministro ha quedado atrás porque Alberto Núñez Feijoo tiene un amigo juez que además es gallego (condición indispensable para crecer en este PP), pero lo de ser vocal del CGPJ es algo que sí está a la orden del día y con lo que sí puede contar.

En principio no se han visto cambios, pero no hay nadie en la carrera que no sea consciente de que Alejandro Abascal ha pedido ayuda a Celso Rodríguez Padrón, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, para que le coloquen en algún puesto lo suficientemente relevante como para seguir en la rueda. Alejandro Abascal ha llegado al punto de que se ha ganado el respeto de todo los letrados conservadores porque consideran que será él quien gestione el ala popular de la judicatura en el CGPJ. Sin embargo, su vuelta a los juzgados de Fuenlabrada puede ser un auténtico jarro de agua fría para las pretensiones de quien hasta ahora había sido juez de apoyo para Manuel García Castellón en el caso Tándem.