Los tatuajes podrían ser perjudiciales para el sistema inmunitario, según un estudio

Los tatuajes, tan asumidos hoy como parte de la identidad personal, podrían tener un costo oculto para el organismo. Un nuevo estudio sugiere que la tinta no solo decora la piel, también viaja por el cuerpo y podría poner al sistema inmunitario bajo una presión silenciosa que dura años, abriendo un debate urgente sobre la seguridad real de esta práctica cada vez más extendida.

Los tatuajes se han convertido en una forma de expresión cada vez más común y, para muchos, en un sello personal que acompaña toda la vida. Sin embargo, ese vínculo emocional y estético no siempre va de la mano con la información necesaria sobre lo que implica introducir pigmentos en la piel, porque los tatuajes no se quedan únicamente en esa capa visible donde creemos que viven para siempre, sino que desencadenan procesos internos que rara vez salen a conversación pública. Ahora, un estudio de gran alcance vuelve a poner el foco en aquello que no vemos y que podría influir directamente en la salud.

De hecho, los tatuajes están en el centro de una investigación de la Universidad de la Suiza Italiana que alerta de un impacto silencioso pero significativo en el sistema inmunitario. El trabajo, publicado en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’, señala que los pigmentos viajan mucho más lejos de lo que imaginamos y que ese recorrido no es inocuo. Detrás de cada trazo puede haber una reacción dentro del organismo que se prolonga durante años y que, según los expertos, merece un debate informado sobre la seguridad a largo plazo.

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Siete años de investigación y un experimento revelador

“Los tatuajes pueden generar una menor producción de anticuerpos”. Fuente: Freepik

El estudio, que duró siete años e implicó a 12 grupos internacionales, también incluyó experimentos con ratones para medir de forma directa cómo responde el cuerpo tatuado ante un desafío inmunitario. Vacunaron a dos grupos, unos con los tatuajes y otros sin ellos, y se pudo ver que los tatuados generaron menos anticuerpos. Ese dato, aunque provenga de modelos animales, apunta a un posible impacto real en humanos que los investigadores consideran importante abordar cuanto antes.

La universidad suiza recuerda que en el mundo casi una de cada cinco personas tiene al menos un tatuaje y que, aunque no pretende alarmar, sí busca llamar la atención sobre la necesidad de más información y más regulación. Para los expertos, el mensaje no es dejar de tatuarse, sino entender que el cuerpo no olvida esos pigmentos y que la conversación sobre su seguridad apenas comienza.

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