La presidenta navarra María Chivite había asegurado que no negociaría «nada» con EH Bildu, pero esta semana se ha visto con dos representantes de la coalición abertzale para sacar adelante el presupuesto de Navarra en 2020.
Fuentes cercanas a Euskal Herria Bildu aseguran a MONCLOA.com que tienen «buenas sensaciones» tras su reunión con María Chivite. Todo lo contrario impera en Euskadi, donde los abertzales no se entienden con el PNV.
Bildu prepara una enmienda a la totalidad de los presupuestos de los jeltzales, a los que acusan de no querer siquiera negociar con ellos porque saben que el PSE y Elkarrekin Podemos se los van a aprobar «gratis».
La socialista aseguró que ha abierto «un proceso de diálogo con las fuerzas de la oposición, encaminado a aprobar unos Presupuestos que garanticen el desarrollo económico de la comunidad, la estabilidad de los servicios públicos y avanzar en igualdad. Nuestra responsabilidad como Gobierno es intentar sacar adelante esos Presupuestos».
Chivite, acusada de tomar una posición equidistante entre Navarra Suma y EH Bildu, a los que citó para negociar las cuentas del año que entra, explica que lo que han planteado «es que tenemos que sacar un Presupuesto adelante y tenemos que hablarlo con las fuerzas política que se sitúan en la oposición».
SIN VETOS
«No vamos a permitir ningún veto a nadie porque el diálogo no tiene que tener ningún veto, más allá del cumplimiento estricto de la legislación. No vamos a poner ningún veto al diálogo ni vamos a aceptar ningún veto», asegura Chivite.
La socialista asegura que modulará sus intenciones «en función de las prioridades o las preocupaciones que los distintos grupos nos trasladen, y si no entran en contradicción con el acuerdo que ya tenemos cerrado con nuestros socios, trabajaremos sobre ese documento que se nos traslade o sobre esas prioridades».
El Presupuesto, explica, «va sobre contenidos, sobre qué es lo que queremos reflejar en el Presupuesto, si queremos reflejar una mejor sanidad, más contratación de profesorado, una apuesta por la innovación, una apuesta por la cohesión territorial, esto va de contenido y no de vetos políticos».
Es por ello que ha pedido a Navarra Suma y a EH Bildu que «hicieran sus propuestas, que nos trasladaran sus prioridades políticas para cada departamento, Bildu nos hizo llegar sus propuestas y las tenemos que valorar y estudiar, y veremos si Navarra Suma nos traslada algún documento».
NAVARRA SUMA SE SIENTE INSULTADO
Chivite dice que Navarra Suma le ha trasladado que pretende «un acuerdo fiscal en su globalidad, y nosotros le dijimos claramente que más allá de las tres iniciativas en materia fiscal ya presentadas no vamos a presentar más para este ejercicio presupuestario, lo que no quita para que vayamos presentando otro tipo de iniciativas a lo largo de la legislatura».
El líder de Navarra Suma, Javier Esparza, está que trina por la actitud de la socialista y asegura que es «un insulto» que los citen al igual que a EH Bildu: «La gran diferencia ética es que Navarra Suma tiene a asesinados de ETA mientras que en EH Bildu hay quienes aplaudían a los asesinos de ETA».
Esparza asegura que Chivite «ha faltado al respeto» a los 127.000 navarros que respaldaron a la coalición que forma junto al PP y Ciudadanos y explica que los socialistas «tendrán que elegir: o nosotros o EH Bildu».
ELECTORALISMO
Se nota en el ambiente político vasco que en 2020 hay cita electoral. El Partido Nacionalista Vasco quiere recuperar fuerza y ganar de forma más rotunda que en 2016 para alcanzar una mayoría absoluta con el PSE.
En esta legislatura Iñigo Urkullu ha estado a merced del recurrente bloqueo que activa su heterogénea oposición: EH Bildu, PP y Podemos. No tienen buenas sensaciones electorales los populares, que pretenden activar un Vascos Suma junto a Ciudadanos.
Podemos también podría perder comba ya que se encuentran, al menos a nivel estatal, con menos fuerza que la que tenían en 2016. Otros partidos que podrían dar que hablar son Vox, que buscarán entrar en el Parlamento vasco, o Euskadi Eraiki, la marca blanca del errejonismo en el norte que quizás no llegue a presentarse tras deshilacharse a nivel interno por el tortazo del 10-N.
