Alperi dice que no benefició a Ortiz y niega regalos o viajes del empresario

El exalcalde de Alicante, el ‘popular’ Luis Díaz Alperi, ha afirmado que «de ninguna manera» benefició al empresario Enrique Ortiz durante su etapa en el consistorio con el Plan General de Urbanismo (PGOU) y ha negado haber recibido regalos o viajes por parte de este último.

Alperi se ha pronunciado así en el juicio que se sigue contra él y ocho acusados más en la sección tercera de la Audiencia Provincial de Alicante por el presunto amaño del PGOU, una de las piezas del caso Brugal. Previamente ha comparecido Ortiz, que ha negado cualquier irregularidad, y el empresario Ramón Salvador, que ha llegado a una conformidad con las acusaciones -una pena de tres meses de prisión- y se ha ratificado.

La declaración de Alperi, quien se enfrenta a una pena de 10 años de cárcel, apenas se ha prolongado más de diez minutos puesto que únicamente ha querido responder a las preguntas formuladas por su letrado. Ha señalado que «de ninguna manera» actuó para favorecer a Ortiz en sus intereses urbanísticos ni con el PGOU, ni intermedió entre el empresario y los técnicos del ayuntamiento.

Ha negado haber dado algún documento a Ortiz sobre el PGOU mientras se estaba estudiando o haber recibido algún regalo o viaje abonado por el empresario. Tampoco ha pagado los pisos de sus hijos, ha dicho, ni ha disfrutado de ningún palco en el Hércules.

Previamente a Alperi, Ortiz ha afirmado al tribunal que la exalcaldesa de Alicante Sonia Castedo (PP) no le «apañó» nada -en relación con el presunto amaño del Plan General de Urbanismo (PGOU)- aunque tenía una relación «muy buena» con ella que incluía comidas en su vivienda, así como con otros alcaldes: «Muchos han venido a mi casa, hemos hablado de trabajo, de política y de todo, y eso no es nada fuera de lo normal», ha dicho.

Ortiz, que se enfrenta a ocho años de prisión, hace unos meses llegó a un acuerdo con las acusaciones y reconoció algunos hechos, pero recientemente, tras anularse todas las escuchas del caso Brugal, desistió del mismo.

Este martes ha declarado que la relación con Castedo era la «propia» que podía llevarse con un empresario que llevaba «múltiples» concesiones municipales. «Muy buena relación», ha señalado, y preguntado por si la calificaría de «familiar», ha dicho: «No tengo ningún parentesco con ella, nada en común con ella».

Sin embargo, sí ha señalado que ha ido en diversas ocasiones a su vivienda y a la inversa. En este punto, ha aclarado que el marido de la exalcaldesa es amigo suyo y que trabaja para sus empresas. «Entró antes de que se casara con Sonia, antes de que fuera concejala y alcaldesa», ha matizado.

Con Alperi ha aclarado que la relación no era igual que con Castedo, pero se ganó su confianza cuando se hizo cargo de las reparaciones de la ciudad tras la riada de 1997. «Ahí me gané la confianza del Ayuntamiento y comenzó la relación con Alperi», ha dicho, para agregar que cuando iba a dimitir en 2008, le llamó para informarle. «Igual que a más de 30 empresarios importantes de Alicante. Lo hizo como despedida», ha advertido.

«NUNCA HE DADO NADA NI ME HAN PEDIDO»

Sobre los presuntos amaños, el empresario ha comentado que Sonia Castedo no le «apañó» nada ni le facilitaron ningún plano del PGOU. «No me han dado nunca nada. Ni Castedo, ni Alperi ni los técnicos cuando estaba secreto», ha reiterado. También ha indicado que nunca ofreció dinero para reclasificar nada «a ninguno»: «Nunca he dado nada ni me han pedido nada», ha aseverado.

A este respecto, preguntado por una conversación de 2008 en la que Castedo le comenta que le había «apañado» lo del estado del Rico Pérez, el acusado ha dicho: «A mí no me apañó nada. No sé a qué se refería». Sobre este proyecto, ha explicado que el campo salió a subasta porque «estaba hecho un desastre»: «El Ayuntamiento decidió quitárselo de encima y sacarlo a subasta y solo me presentó yo», ha dicho.

Lo estudiaron y se comprometieron a hacer obras en el estado por valor de cuatro millones, pero luego los técnicos valoraron que iba a costar el doble, e hicieron las obras necesarias. Preguntado por si lo adquirió para que fuera recalificado el suelo, ha contestado que «no, nunca». «No había ninguna operación especulativa ni para ganar dinero ni nada. Lo que se ganaba era para hacer un estadio de calidad».

Y ha proseguido: «Esto no era un capricho. Era una necesidad para el Hércules, para el club de la ciudad que estaba a punto de ascender a primera división». Así, interpelado por si invirtió el dinero a fondo perdido, ha dicho: «Hacemos muchas cosas a fondo perdido. La empresa se involucra en temas sociales de la ciudad. Para mí el Hércules era un tema social, lo compré y lo he mantenido hasta hoy. Y no me gusta el fútbol, pero hay gente que tiene los sentimientos puestos en el club y eso es más importante», ha insistido.

«LOS VALORES DE LA VIDA»

El empresario, preguntado por si Castedo le pidió que contratara a alguien en sus mercantiles, ha dicho: «Yo he contratado a infinidad de gente necesitada a trabajar. Desde que soy un chiquillo mi padre me ha enseñado los valores de la vida y le tengo un gran respeto al trabajo», ha aseverado.

Y ha proseguido: «Si alguna vez he visto a alguien vendiendo pañuelos en un semáforo, me lo he llevado a la obra a trabajar y si valía, se quedaba. Para mí esto es un tema social. También he contratado a gente recomendada por todos los partidos y entidades», ha aclarado.

Interpelado por un viaje a Andorra que hizo en 2008 con Sonia Castedo, el acusado ha explicado que desde hace 40 años que va allí en Navidad y se reúnen «todos los alicantinos de cierta edad que esquiamos». «Ese año me preguntó Sonia y me dijo que quería ir. Le dije que hablara con mi mujer y le explicaría dónde íbamos. Fueron allí y coincidimos, pero no se lo pagué», ha puntualizado.

También hizo un viaje a Ibiza en barco al que acudieron varios amigos, entre ellos Castedo. Y preguntado por si había regalado un vehículo, un Mini Cooper, a la asistenta de la ex primera edil, ha afirmado que «no», y ha explicado que lo compró su marido y lo pagó a plazos: «Comenté en una cena que había comprado a mi hijo un Mini de tercera o cuarta mano para que lo destrozara y luego ya comprarle un coche mejor y que tenía el Mini para vender. Y el marido me dijo que igual se lo regalaba a Julia. A los días me llamó Sonia y me dijo que querían regalarle el Mini y el marido lo compró. No hay más».

El empresario ha asegurado que tampoco pagó ningún piso a los hijos de Alperi ni les ha dado nada. Sí ayudó a uno de sus hijos a entrar en un trabajo porque se lo pidió el exalcalde: «Le metimos en una empresa pero no cobró ni un euro que no se ganara», ha aclarado. Tampoco ha dicho haber pagado un viaje a Creta de Alperi: «Solo hice una gestión para que le trataran bien y luego se acabó yendo en otro avión», ha manifestado.