Vuelta a la moderación: El salto de Calviño al Eurogrupo someterá a Sánchez e Iglesias

  • Todas las quinielas apuntan a que Nadia Calviño cogerá más peso en la UE entrando el 9 de julio al Eurogrupo.
  • Esto hará que Calviño coordine la respuesta económica de la UE a la crisis del coronavirus.
  • Su salto impondrá su criterio ante un Sánchez e Iglesias cuestionados en Europa.
  • La vicepresidenta del Gobierno Nadia Calviño lleva meses planteándose su salida. La relación entre la socialista y Unidas Podemos no es precisamente una historia de acuerdos y connivencia, sino más bien un pasaje turbio que se ha saldado con varias amenazas de dimisión por parte de Calviño. La vicepresidenta del Gobierno está a cada minuto que pasa más cerca del Eurogrupo, el órgano que dirige y coordina a los ministros de Economía de la Unión Europea. Esto la convertiría en una de las gestoras que teledirigiría los pasos económicos que daría la UE. Y, por tanto, podría exigir a España que adoptara planes de ajuste y medidas que hasta ahora Calviño no ha podido imponer. Incluidas todas las que pasan por cortar las alas al otro vicepresidente Pablo Iglesias.

    La salida del ministro portugués Mário Centeno del Eurogrupo disparó las quinielas. Calviño siempre ha gustado en la UE, tanto por los populares europeos como por los socialistas, y ya cuenta con el apoyo de países como Alemania e Italia para acceder al Eurogrupo. Fuentes del PSOE aseguran que ya está hecho, que los demás países darán su aprobación y que ya es una cuestión formal que acabará por materializarse el próximo 9 de julio. Y si es así, el poder de Calviño pasará por encima del de su presidente, Pedro Sánchez, y, sobretodo, del de quien más piedras en el zapato le ha puesto a lo largo de la legislatura: el otro vicepresidente Pablo Iglesias.

    Para España sería una buena noticia que la vicepresidenta pasara al Eurogrupo, tal y como lo ven los sectores más moderados del PSOE. Calviño conoce bien la economía del país e impondría una serie de criterios desde el Eurogrupo que harían más sostenible la forma de encarar la crisis y el gasto que ello ha supuesto. Mientras España se ha quejado de que no había dinero suficiente para pagar las pensiones o de que no había suficiente liquidez en general por el bajo salario de los españoles y, por tanto, su baja tributación, el país ha asumido la renta mínima vital ante un escenario apocalíptico a nivel económico, tal y como lo prevén organismos como la OCDE, el Banco de España o el FMI, ya que todos coinciden en que el PIB del país descenderá este año, al menos, un 10%.

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    Calviño en el Eurogrupo podrá coordinar los pasos que de la UE para encarar la crisis. Podrá hacer que los países miembros adopten determinadas decisiones y, sobretodo, dará a España un puesto importante dentro de Europa, algo fundamental debido al contexto en el que los países del norte están poniendo trabas a las concesiones de ayudas a nuestro país.

    Ahora bien, esto no significa que Calviño vaya a abandonar el barco ni que vaya a utilizar su posición para dar más concesiones a Sánchez, sino más bien todo lo contrario. Si por algo ha destacado la vicepresidenta del Gobierno ha sido por intentar dejar las cuentas del país claras. Mientras Podemos arramplaba con medidas sociales sin tener muy claro de dónde obtendrán el dinero para asumirlas, Calviño hacía cuentas. El peso de Unidas Podemos y la pasividad de Sánchez dejaron a la vicepresidenta económica sola ante la presión de Iglesias, pero ahora, desde el Eurogrupo, podrá obligar al país a que encuentre un equilibrio y un balance que no dispare la deuda al 120% del PIB, tal y como prevén organismos como la OCDE.

    Donde no ha gustado este ascenso es en presidencia del Gobierno. Cierto es que España vería reforzado su papel en la UE con Calviño en el Eurogrupo, razón por la que Sánchez tendrá que permitir su ascenso, pero esto también significaría que el presidente tendría que someterse al criterio de su subordinada. Calviño es moderada y se esforzará en que España cumpla los objetivos que se impongan desde la UE. Sin embargo, esto también hará que sea la misma Calviño la que obligue a Sánchez a adoptar un papel más serio, menos cambiante y, sobretodo, a tomar decisiones plagadas de recortes. Y eso no gusta, ni a Sánchez, ni al vicepresidente Iglesias.