Casado arranca la campaña electoral en Cataluña por miedo al ‘sorpasso’ de Vox

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, ha empezado la campaña electoral antes de tiempo. Mientras todas las formaciones políticas esperan a después de Navidad para arrancar, el presidente popular se ha adelantado. Casado ha visitado Pontons (Barcelona) este jueves, donde mantendrá un encuentro con el alcalde de la localidad, Josep Tutusaus, y donde espera lanzar un mensaje electoralista a los medios de comunicación tan pronto como acabe su reunión. La estrategia de Génova es disparar la presencia del presidente popular en Cataluña de aquí a febrero e intentar contener el ascenso de Vox, que amenaza con hacer un sorpasso que dejaría muy tocado a Casado y al Partido Popular.

El presidente popular sabe que Cataluña no es precisamente un territorio amable con el PP, pero entiende que si Vox le pasa por encima en esta región, es muy probable que se lea en clave nacional y que amenace su liderazgo más de lo que está. A nivel interno, Casado está muy cuestionado y los suyos echan de menos algo más de valentía por parte del referente del partido conservador. El discurso de la moción de censura ha prescrito y ahora tiene que hacer méritos ante los díscolos de Génova, que esperan cualquier ocasión que se presente para cuestionar la posición del líder popular y para, incluso, derrocarle. Y las elecciones catalanas pueden dar el pistoletazo de salida para la conjura que lleva meses mascándose en el Partido Popular.

Para el PP es clave que no haya sorpasso por parte de Vox. Perder la poca presencia (y referencia) que aún tiene el partido en Cataluña entre los que conocen como «la resistencia» a la apisonadora independentista sería un drama en clave interna. Es cierto que las encuestas no hablan de que Santiago Abascal obtendrá una clara ventaja sobre Casado, pero sí que hablan de un empate técnico intolerable para las filas del PP.

Siete es la cifra clave. Siete diputados para Vox y otros siete para el PP, según la última encuesta de. De ser así, se miraría el recuento de votos, pero quedaría claro que el Partido Popular de Casado se desinfla. Por eso, desde Génova han optado directamente por empezar la campaña en pleno diciembre, antes de las fiestas, para coger algo de ventaja a una formación de extrema derecha que ya calienta las calles y a su electorado con la idea de pasar por la derecha al PP en las elecciones de un territorio que ha dado muchos votos a Vox, aunque solo sea por el rechazo que ha generado en otros territorios de España.

Las elecciones catalanas son el próximo 14 de febrero, pero no parece que vaya a ser el día que una a Vox y al PP, sino más bien todo lo contrario. Por el momento, Abascal ha mantenido su tono duro y no ha soltado el hueso del sorpasso, consciente de que es el que realmente hace daño al Partido Popular. Sin embargo, Génova ha optado por otra estrategia muy distinta, que pasa por no mencionar a Vox ni en pintura y ningunearle hasta el final. No quieren bajar al barro a pelearse con Abascal, pues ante una pelea de gallos tiene más posibilidades de ganar la marca original que la copia. Y aunque el PP sea el partido del que nació Vox, los de Santiago son la derecha valiente que no teme la confrontación.

Desde Génova insisten en que quieren priorizar la agenda económica y social antes que hablar de otros asuntos. Vamos, lo que es hablar de política sin tener en cuenta a su principal rival. El otro problema para Casado es que Ciudadanos todavía mantiene cierto poder en Cataluña, la única región en la que no ha pinchado de una manera tan exagerada, ya que si se tienen en cuenta los sondeos realizados en otras comunidades autónomas, la papeleta cambia. Y mucho.

LA ESTRATEGIA DE VOX

Mientras Casado ha decidido seguir la estrategia de esconder la cabeza y no mencionar aquello que realmente temas, Vox ha optado por todo lo contrario. Sabe que sus propuestas electorales, si se desgranan poco a poco, no son especialmente atractivas de por sí, sino más bien polémicas. Por este asunto, Santiago Abascal ha decidido hacer justo lo contrario al PP, que es meter el sorpasso hasta en la sopa. Algo que ya cansa en Génova pero que saben que si ocurre se le agravarán los problemas considerablemente.

Abascal lleva recordando esta idea desde hace más un mes. Ya en noviembre cogió el micrófono y gritó a todo su electorado y a los cuatro vientos que Vox obtendría más representación parlamentaria que el PP en Cataluña. Es monotema porque saben que es lo que más irrita al PP y están convencidos de que es una posibilidad clara.

Según el barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), los independentistas obtendrían en las elecciones de Cataluña una victoria clara. Pero lo curioso es el estrecho margen que hay entre los resultados del PP y los de Vox. El candidato popular obtendría entre ocho y nueve diputados mientras que los ultraderechistas obtendrían entre siete y ocho. Es decir, que podría haber un empate, pero estas lecturas no son 100% fiables y en esos márgenes puede pasar casi cualquier cosa. Y es ahí donde se aferran los más críticos de Casado, si pierde, habrá una excusa más.

En las entrañas del Partido Popular ya es vox pópuli que existe una intención de arrancar una conjura contra Casado. Pero es que en Vox también son perfectamente conscientes de esta realidad y no dejarán a de intentar dar alas a los suyos para generar una rebelión interna que debilite aún más al PP, pues saben que su electorado está formado por potenciales votantes de Abascal.

Aún así, lo que está claro es que los independentistas arrasarán en las elecciones, según se refleja en las encuestas electorales, y que este enfrentamiento tan directo entre los nacionalistas catalanes y la derecha española solo beneficiará a Vox, pues gran parte de su auge político nace de la declaración de independencia y del hartazgo de muchos españoles ante lo que denominan como el procés.