El Ministerio de Sanidad debía saberlo. Limitar el derecho a la libre circulación es anticonstitucional y así lo han ratificado desde el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Si se quiere tocar estos derechos, es necesario un estado de alarma. No hay que ser jurista para saberlo, pero parece que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, lo ignoró cuando decidió cerrar Madrid. Ahora, con la medida tumbada, los madrileños vuelven a tener libertad para ir a donde consideren. Illa tiene lo que quería, que era destacar que el Gobierno «se preocupa» de la situación sanitaria en Madrid, pero el ministerio que dirige sabía que lo que el cierre no prosperaría. Entonces ¿por qué se hizo? Las encuestas electorales tienen mucho que decir.
La Comunidad de Madrid está en el centro de este torbellino. Al ser una de las regiones de España con mayor número de habitantes, es de esperar que los contagios sean mayores. El gobierno autonómico de Isabel Díaz Ayuso considera que hay que aplicar restricciones concretas en las zonas más afectadas para no afectar tanto a la economía, mientras que Sanidad intervino para decir que no, que lo que hacía falta era mano dura y un cierre completo. Ahora Ayuso asegura que buscará una solución intermedia después de pedir a los ciudadanos que no salgan de la ciudad. Y en medio de esta pelea están los madrileños, que ven como un día el Boletín Oficial del Estado amanece con la prohibición de salir de la capital y días después que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid tumba esta medida como respuesta al recurso presentado por Ayuso. Es decir, una pelea entre el gobierno central y autonómico que marea a los madrileños.
Sobre qué es lo mejor, hay diferentes opiniones, pero todas están marcadas por un fuerte sentido ideológico y electoralista. Ayuso apuesta por preservar la economía mientras se aplican las medidas imprescindibles para contener la pandemia e Illa considera que hay que priorizar la salud de todos antes que nada, aunque eso suponga la ruina para muchos negocios. Pero lo cierto es que los partidos no pierden de vista el voto y la valoración de los ciudadanos. Una afirmación que queda clara en el momento que se sabe que Illa era consciente de que lo que hacía era anticonstitucional y que si llegaba a los tribunales se prohibiría.
¿Por qué decretar el cierre de Madrid si sabían que lo tumbarían en cuestión de días? Esta es la pregunta que se hacen desde dentro de Ferraz y desde cualquier rincón de Sanidad. Que era anticonstitucional decretar el cierre de Madrid lo tenían claro. Del mismo modo que Díaz Ayuso sabe que defender la economía de la capital y a los empresarios forma parte del ADN del partido. Y en medio de esta pugna están los madrileños, que se marean entre decisión y decisión.
El problema es que el PSOE ha encontrado en Ayuso la diana perfecta para sus ataques electorales. Cuanto «peor» lo gestione la Comunidad de Madrid, más lo resalta el Gobierno. Cuanto peor le vaya a los presidentes autonómicos, mejor se valorará la gestión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Y viceversa. Por lo que en medio de esta encrucijada electoralista solo queda un panorama donde la pandemia gana terreno día a día.
Que Illa conocía el resultado de su medida tras publicarla en el Boletín Oficial del Estado no es algo «confidencia». Su equipo de asesores lo sabía a la perfección, pero también contaban con que al recurrir la Comunidad de Madrid quienes se retratarían serán ellos, no Sanidad. Todo medido y con el objetivo electoral siempre en mente. Pues también Ayuso sabía al recurrirlo que lo ganaría y que aliviaría a los madrileños que sueñan con un país sin trabas para que la eoconomía siga su tímida recuperación, paso a paso.
Ambos actúan por intereses generales sobre un tema delicado. Pandemia, economía, limitación de movimientos… pero ninguno ha perdido de vista los votos. Y esto es lo que hace que en vez de llegar a un acuerdo consensuado entre ambas administraciones los madrileños se encuentren con prohibiciones y levantamientos de las mismas express que marean a los que desean volver a la normalidad.
