Cómo se transformó un vertedero en uno de los parques más bonitos de Madrid

Cuando hablamos de Madrid, muchos son los secretos que podemos encontrar en el interior de los límites de la ciudad. Cuenta con una historia de siglos, por lo que es normal que aún no sepamos todo lo que ocurrió allí, incluso aunque seamos locales y nacidos en el lugar. Seguro que esta curiosidad te llama la atención: uno de sus parques más importantes, fue en su día el principal vertedero de la ciudad.

Hoy en día es uno de los refugios verdes más conocidos y cuidados de la capital. Pero no siempre fue así. Cuando paseamos entre sus árboles y rincones, poco podemos imaginar que lo estamos haciendo sobre un antiguo y gran vertedero restaurado. Como pista, te diremos que guarda en su interior una colorida rosaleda, que está calificada como la más grande de la ciudad.

¿Sabes a cuál nos referimos? Descubre cómo se transformó un vertedero en uno de los parques más bonitos de Madrid.

En el oeste de la ciudad, el antiguo vertedero de Madrid

vertedero madrid

Con la pista de la rosaleda quizá ya lo tengas más que claro. Lo cierto es que, para hablar de este paisaje, nos tenemos que trasladar hacia el oeste de la ciudad, donde encontraremos uno de los terrenos verdes más grandes de Madrid. Sí, lo has adivinado. Hablamos del Parque del Oeste.

Entre otras curiosidades, se guarda el mérito de ser el primer parque público construido en la ciudad. Fue levantado a finales del siglo XIX, en el 1893, por lo que también es una de las obras actuales más antiguas que podemos encontrar por las calles de la capital. Fue en ese momento cuando comenzaron los trabajos de transformación y adaptación.

Lo curioso es que fue un enorme trabajo debido a que, el ahora parque, era el principal vertedero de la Villa y Corte. Conforme Madrid fue creciendo y aumentando el mercado, también iba a acelerando los cambios y aumentando su calidad de vida. Cuantos más habitantes vivían en ella, más zonas verdes necesitaban. Y esta extensión de terreno fue clave para comenzar.