El divorcio de Sánchez e Iglesias manifiesta el fracaso de la izquierda

  • Sánchez hace público que no quiere a Iglesias en el Gobierno
  • Echenique y Montero, entre otros, explotan en las redes
  • Un 70% de los militantes de Unidas Podemos avalan la estrategia de Iglesias

Pedro Sánchez encendió el jueves una mecha que difícilmente se apagará antes del próximo lunes, cuando se celebrará la sesión de investidura. El presidente del Gobierno en funciones ha hecho públicas las peticiones de Unidas Podemos y ha anunciado su negativa a que Pablo Iglesias ocupe la vicepresidencia porque necesita a alguien que «defienda la democracia». Una ofensa que ha originado las respuestas de los líderes de la formación morada, y que anticipa un divorcio absoluto sin opción a la reconciliación. Más, después de que un 70% de los militantes hayan respaldado a Iglesias

SÁNCHEZ NO QUIERE A IGLESIAS EN EL CONGRESO

Tras las frustradas negociaciones, pese a que fueron muchas las reuniones que mantuvieron, Iglesias quiso saber la causa de esa negativa al acuerdo. Y Sánchez, aunque ha tardado, finalmente ha sido tajante: el principal «escollo» es la exigencia de Iglesias a ubicarse en el Consejo de Ministros. El líder del PSOE ha asegurado que necesita un vicepresidente que «defienda la democracia» y que no considere presos políticos a aquellos que han promovido la independencia de Cataluña.

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Un ataque inesperado, en público, que no invalida la última oferta de Sánchez. No quiere a Iglesias, pero no le importaría que personas cualificadas de Podemos entrasen en el Gobierno. Eso sí, la propuesta tiene fecha de caducidad: la primera votación de investidura. Si el acuerdo no se produce ahora, por tanto, difícilmente lo hará en el futuro. Y si PP o Ciudadanos no se abstienen la izquierda se jugaría el pulso en unas nuevas elecciones.

Y eso también se lo ha recordado Sánchez a Iglesias. «Los ciudadanos votan para que haya gobierno. Los españoles tomarán nota de lo ocurrido estos meses». La última encuesta del CIS avala al socialista, ya que pronosticó que el PSOE saldría reforzado y que Unidas Podemos perdería aún más fuerza. Sánchez ha dejado clara su postura, y la respuesta de parte de la formación morada augura que no se producirá ningún tipo de acuerdo.

PODEMOS NO MUESTRA INTENCIÓN DE CEDER

Iglesias aún no ha hecho acto de presencia, aunque las palabras de muchos de sus allegados invitan a pensar cuál es, en este momento, la postura del líder de Unidas Podemos. Echenique ha sido claro y contundente, y ha dejado un mensaje claro: si se veta a Iglesias se veta a Podemos. «Es vetar a Unidas Podemos, a todos sus dirigentes y a sus 3,7 millones de votantes. Igual que vetar a Pedro Sánchez sería exactamente lo mismo que vetar al PSOE», ha comentado a través de las redes sociales.

Unas palabras que dejan una consigna: o Iglesias o ninguno. Aunque desde Podemos atisban un ápice de esperanza porque Sánchez mantiene la oferta de un gobierno de coalición. Pero difícilmente se producirá un acuerdo, cuando ni uno ni otro tiene intención alguna en ceder sus exigencias. Irene Montero, pareja sentimental y número dos de Iglesias, ha dejado claro el profundo malestar del partido con las palabras pronunciadas por el candidato a la investidura.

«No todo vale, y menos entre fuerzas políticas que aspiran a gobernar juntas y por tanto, a respetarse y entenderse», ha comentado en un tuit, después de reproducir que Sánchez ha llamado antidemocrático a Iglesias. Una guerra de palabras que es la traducción de la falta de acuerdo en los despachos. Un tira y afloja que vuelve a poner de manifiesto la complejidad que tiene la izquierda para ponerse de acuerdo.

LAS BASES DE PODEMOS BENDICEN A IGLESIAS

Y si alguna duda tenía Iglesias respecto a su futura posición en las negociaciones, sus militantes se la han disipado. Un 70% de casi 140.000 personas que han participado en la encuesta que lanzó el líder de la formación morada a los suyos ha apostado por una coalición integral. Es decir, un acuerdo de programa que incluya a Iglesias y otros miembros de Unidas Podemos en el gobierno. Este respaldo es justo lo que necesitaba Iglesias para mantener tensa una cuerda que se romperá en la votación del próximo lunes.