La evolución de Ciudadanos: de la oposición a pieza clave para gobernar

  • Cs decide en un comité con quién va a pactar
  • El PSOE cree que Podemos tiene que reconsiderar sus exigencias
  • El PP le abre nuevamente la puerta a Vox y evita calificarlo de ultraderecha
  • Ciudadanos tiene la llave de la gobernabilidad. PSOE y PP se disputan su beneplácito para hacerse con el poder y en la formación naranja se dejan querer. Su recién estrenada portavoz en el Congreso, Inés Arrimadas, aunque siempre ha insistido en que les resultaría “muy difícil pactar” con el partido de Sánchez, ahora puntualiza que tendrán que estudiar “caso por caso”.

    La formación de Albert Rivera ha creado un comité para analizar cada situación con detenimiento y así no descartar la posibilidad de llegar a acuerdos tanto con el PSOE como con el partido capitaneado por Santiago Abascal, Vox. Sí reconoce que su principal aliado sigue siendo el Partido Popular, pero en la mayoría de las grandes administraciones ambos no suman mayoría juntos.

    Llegados a este punto, resulta incuestionable que las elecciones del 26-M han dado un giro de 180º grados al panorama político. En Aragón, Castilla y León y Murcia, Cs podía gobernar junto al PSOE, como ya ocurriera hace 4 años en el ejecutivo andaluz. Un precedente no demasiado alentador después de conocer su abrupto desenlace.

    Por el lado contrario, Ciudadanos tampoco cierra la puerta a un mandato de coalición apoyado por Vox. Un acuerdo a tres, junto al PP, que podría garantizarle la gobernabilidad en administraciones tan codiciadas como la madrileña. Una fórmula, la del tripartito, que ya les fue fructífera también en Andalucía.

    EL CORDÓN SANITARIO DE RIVERA AL PSOE

    A pesar de los gritos que decían “Con Rivera no” en la sede de Ferraz la noche del 28 de abril, Pedro Sánchez se muestra prudente a la hora de decir un ‘no’ rotundo a Ciudadanos. Los socialistas han teñido el mapa de rojo en estos últimos cuatro comicios, pero no tienen asegurado el camino hacia la presidencia. Es por eso que en más de una ocasión Sánchez ha pedido llegar a un entendimiento con Rivera.

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    La noche del 26 de mayo, por sorpresa y sin previo anuncio, el presidente del Gobierno comparecía para celebrar su victoria electoral y apelaba directamente a la oposición para que actuaran “con responsabilidad para no dejar en manos de la ultraderecha española la estabilidad de gobiernos municipales y autonómicos”, en clara referencia a posibles alianzas con Vox.

    En esa misma rueda de prensa, a la que acudió acompañado del grueso del aparato socialista, el presidente del Gobierno exoró un levantamiento al veto que partidos como el de Rivera habían impuesto a un PSOE “que ha ganado las elecciones de largo”. Un mensaje que provoca incertidumbre en el otro lado de la rueda: en Podemos.

    EL BATACAZO ELECTORAL DE PODEMOS

    Con unas filas más fragmentadas que nunca y un poder cada vez más desnutrido, poco puede reclamar el partido de Pablo Iglesias. Su declive, que ha quedado patente este domingo, le dificulta cualquier exigencia al gobierno central. Siguen pidiendo formar parte del Consejo de Ministros, aunque reconoce que su peso actualmente es “modesto”.

    Esta era una posibilidad que contemplaba la cúpula socialista antes del domingo, pero ahora, tras el enfriamiento por los resultados de la formación morada, la estrategia ha cambiado. El secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, ha indicado en una entrevista a TVE que se pueden buscar “otras formas de colaboración” que no necesariamente den lugar a “un gobierno de coalición”.

    Tras los últimos acontecimientos, en este momento el principal objetivo pasa por presionar a Ciudadanos, para que, como mínimo, propicie una abstención que revalide a Sánchez como presidente. Una opción que la formación naranja tendrá que sopesar en su recién estrenado comité de acuerdos, aunque actualmente su respuesta es un firme ‘no’ al líder de los socialistas.

    LOS VAIVENES DEL PP CON VOX

    El otro gran protagonista de esta anómala situación de pactos inciertos es el Partido Popular. Conocidas son ya las idas y venidas de pensamiento de su presidente, Pablo Casado, respecto a Vox, a pesar de gobernar junto a ellos en Andalucía.

    Tras las elecciones del 28-A, Casado pasó de llamar amistosamente “Santi” a Santiago Abascal, a referirse a él con un tono más serio y distante, llegando a afirmar lo que hasta el momento se había resistido a nombrar: que Vox se encontraba «muy a la derecha» dentro del espectro político nacional.

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    Unas declaraciones que no fueron bien acogidas por el aliado  popular en el Gobierno andaluz y que incluso llegaron a poner en peligro su acuerdo en la comunidad. Pero esas desavenencias vuelven a quedar en el pasado y el presidente del PP reconoce abiertamente que estaría dispuesto a formar una nueva coalición de derechas en la Asamblea de Madrid.

    Ahora está claro que la pelota se encuentra en el tejado naranja. Sin ellos, el Partido Popular no sumaría los suficientes escaños para hacerse con el mando en varias administraciones, mientras que el PSOE perdería los territorios donde ha sido el más votado y tendría más dificultades para gobernar España si quiere prescindir del apoyo de partidos independentistas. Un curioso panorama que Ciudadanos tendrá que aclarar en los próximos días.