Kichi-Rodríguez vs Iglesias-Montero, la guerra de sucesión en Podemos

  • Tras los resultados de Kichi en las elecciones municipales, el alcalde de Cádiz se ha convertido en uno de los favoritos para suceder a Iglesias.
  • Irene Montero, la pareja del líder de Unidas Podemos, también suena como sustituta de Iglesias.
  • El liderazgo de Pablo Iglesias ha quedado tocado tras el batacazo electoral de Podemos.
  • Es la pugna del chalet contra el piso. La de un salario desahogado contra un sueldo mileurista. La de los anticapitalistas contra los fieles a Pablo Iglesias. El liderazgo del secretario general de Podemos no pasa por su mejor momento. Los resultados del partido en las elecciones han sido pésimos. Por ello, entre las bambalinas del partido se debaten los nuevos nombres que podrían suceder a Iglesias. El alcalde de Cádiz, José María González (Kichi) y la diputada Irene Montero son los que tienen más probabilidades de competir por liderar la formación.

    Kichi es uno de los pocos dirigentes de Podemos que ha mejorado sus propios resultados. Ha quedado a un escaño de la mayoría absoluta en Cádiz tras las municipales. Su victoria transversal en la ciudad andaluza y su actitud crítica con la gestión de Iglesias le ha convertido uno de los favoritos para suceder al líder. Al menos para el sector más crítico con el núcleo duro de Unidas Podemos: los anticapitalistas

    Vive junto a su pareja, la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, en un piso alquilado de 40 metros cuadrados en el barrio de La Viña (Cádiz). Acude al trabajo en bicicleta y cobra un sueldo de 1.880 euros mensuales, el mismo que cobraba cuando era profesor. Un estilo de vida muy alejado del de Pablo Iglesias e Irene Montero, quienes pagan 1.600 euros al mes de hipoteca por su polémico chalet de Galapagar, vigilado día y noche por la Guardia Civil.

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    Para la militancia discrepante con Pablo Iglesias, Kichi representa mejor los valores que consideran relevantes en un líder de la izquierda. José María González le ahorra el resto de su salario a la Administración (lo abona la Diputación provincial) y ha renunciado al coche oficial que le correspondería como alcalde. El salario de Montero como diputada y portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, la otra aspirante al título, ronda los 90.000 euros brutos anuales. 

    Kichi nunca ha ocultado su discrepancia con el núcleo duro del partido. Incluso se atrevió a criticar la compra del polémico chalet. «La gente está dispuesta a perdonarnos que nos equivoquemos con casi todo, pero no que nos equivoquemos de bando», escribía el alcalde. El regidor junto a su pareja son las cabezas más visibles del sector anticapitalista de Podemos, una parte fundamental del partido y la única que ha sobrevivido a las elecciones municipales. 

    Montero es una de las diputadas más ricas de Unidas Podemos. Además de su vivienda en Galapagar, es copropietaria de una vivienda en Madrid, otra en Ávila, una finca rústica, otra urbana y un almacén. Junto a su pareja, posee más de 250.000 euros en el banco y han sido capaces de abonar 65.000 euros de su hipoteca (de 540.000) en tan solo un año. Un estilo de vida que ha sido cuestionado por sus bases. Tanto, que los líderes de Podemos realizaron en mayo de 2018 una consulta para comprobar que aún contaban con el apoyo de su militancia. 

    El 68’4% de los votos fueron a favor de Iglesias y Montero. Sin embargo, la participación (a pesar de ser la más alta que ha tenido la formación morada) fue del 34%. Unos resultados muy alejados del respaldo masivo que demandaron los líderes de Podemos para continuar al frente del partido. Los dirigentes de la formación en Andalucía, sin embargo, no solo no han sido cuestionados por su militancia, sino que han logrado un mayor respaldo cada año.

    José María González gobierna para los gaditanos. Y lleva un estilo de vida que no levanta polémica. Al igual que su pareja, quien acostumbra a coger el tren más de lo que necesitaría para viajar de Sevilla a Cádiz. El padre de Kichi perdió su empleo en los Astilleros, razón que le impulsó a emigrar a Holanda, donde nació el actual alcalde de la ciudad andaluza. Por ello, su compromiso con la empresa Navantia y con el trabajo de su gente ha estado por encima de la doctrina del partido.

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     «Si no hacemos nosotros los barcos, los harán otros», declaró Kichi cuando todos los partidos de izquierdas (también algunos sectores del PSOE) querían que España dejara de fabricar cinco corbetas para Arabia Saudí. Unidas Podemos exigía que se dejaran de hacer negocios con el país asiático. Pero Kichi se posicionó con los suyos. Por encima de las siglas de su partido.

    Irene Montero ha participado en movimientos ciudadanos desde los 16 años. En su etapa política más temprana se movía por círculos de los barrios la periferia de la capital, como Ciudad Lineal o Moratalaz. Entonces consideraba las Brigadas Internacionales como uno de sus grandes referentes políticos. Y dio el salto de las Juventudes Comunistas a Podemos, donde ha tenido un ascenso meteórico. 

    El hueco (político y sentimental) que dejó Tania Sánchez lo ocupó Montero. En apenas cuatro años, la diputada ascendió de las bases del partido a coliderarlo. Su notable trabajo como portavoz de Unidas Podemos y su presencia mediática la han llevado a convertirse en otra de las favoritas para suceder a Pablo Iglesias al frente de la formación. 

    Pero Iglesias aún tiene una oportunidad de alejar el debate de sucesión: conseguir un ministerio en la negociación con el PSOE. De no ser así, y ante la amenaza de que Más Madrid de el salto y se convierta en un partido de ámbito nacional, Unidas Podemos corre el riesgo de desintegrarse por el pulso entre las diferentes corrientes internas