La ley trans complicará el acceso a la renta de inserción a los transexuales

La ley trans de la ministra de Igualdad, Irene Montero, amenaza con poner la situación actual de los transexuales patas arriba. Desde Unidas Podemos están convencidos de que este paquete de medidas que han presentado como anteproyecto del ley en el Congreso de los Diputados solo tiene beneficios para este colectivo. Sin embargo, la letra pequeña del texto de la ministra augura un caos administrativo importante debido a que Irene Montero ha convertido el ser transexual en una condición mucho más amplia de lo que hasta ahora se concebía. Ya no es un hombre o una mujer atrapado en el cuerpo del sexo contrario; ahora, las «personas trans» serán «transgénero, transexuales, travestis, hombres o niños con vulva, mujeres o niñas con pene, variantes de género, queer, personas no binarias u otros». Y todos ellos tendrán acceso a la renta activa de inserción, por lo que si antes era difícil acceder a ella por la falta de recursos, que se preparen los nuevos integrantes que con la ley trans pueden acceder a una subvención pública.

En primer lugar habría que explicar todas estas nuevas variantes de «personas trans» que ha querido incluir Montero en su ley. Sobretodo ese «u otros» que denota cierto cansancio de la administración pública por enumerar las miles de formas de ser transexual que hay, según el criterio del flamante Ministerio de Igualdad. Por el momento, una persona trans, en el sentido más «clásico» del concepto (entiéndase la expresión), podía acceder a una ayuda por problemas de inserción laboral. Coloquialmente se conoce como la RAI (renta activa de inserción), y es una prestación para personas que tienen dificultades para encontrar trabajo y llevan demasiado tiempo en el paro (algo que han padecido y padecen los transexuales). Sin embargo, la nueva ley de Montero pondrá en riesgo esta prestación dado que será mucho más complicado acceder a ella, tal y como aseguran juristas a MONCLOA.com.

Quizás por esto Montero en su anteproyecto de ley define a las «personas trans» como «personas cuya identidad sexual, de género y/o expresión de género no es la que se les asignó al nacer en base a la lectura normativa y restrictiva que el sistema médico-legal viene realizando al examinar los genitales con los que nacieron (pene o vulva). Su identidad, por tanto, no se corresponde con las normas y expectativas sociales asociadas con el sexo asignado al nacer, y que históricamente ha sido la causa de la discriminación hacia estas personas. Algunas personas trans deciden someterse a procedimientos médicos, como cirugías (de genitales u otras) o tratamientos hormonales, entre otros, mientras que otras personas trans deciden no someterse a ninguna intervención médica. A efectos de esta Ley, se entiende como un término meramente jurídico, que puede o no coincidir con los términos empleados por la persona para autodefinir su condición, tales como personas transgénero, transexuales, travestis, hombres o niños con vulva, mujeres o niñas con pene, variantes de género, queer, personas no binarias u otros«. Un cacao mental, pero eso sí, todos podrán acceder a ayudas (por cierto, un queer es una persona que se considera de sexo «extraño» o «poco usual»).

El riesgo, según los juristas, de esta ley no es que se amplíe el número de personas que pueden acceder a la renta activa de inserción, sino que mientras que antes había hechos cuantificables para definir quiénes podían o no, en caso de ser transexual, ahora se han complicado considerablemente. Esto es, si una persona no binaria, es decir, que no se siente ni hombre ni mujer, o una persona de género fluido (que se siente hombre o mujer según el momento del día) decide que lo es y se considera afectado por su condición, además de ampararle los requisitos básicos para acceder a la RAI, podrá optar para obtener la prestación. Antes, no. Más trámites, más gente y más burocracia para menos eficiencia. 

El anteproyecto de ley prevé incluir «medidas de acción positiva en materia laboral, esenciales en un colectivo vulnerable como el de las personas trans, que tradicionalmente se ha visto abocado por la propia sociedad a la exclusión social. En particular, se las califica expresamente como personas en riesgo de exclusión social y merecedoras de medidas de inserción laboral, previéndose una cuota de reserva de puestos de trabajo para personas trans». El problema es que esos trans ya pueden mucho más, dado que el ministerio no cuestionará a quien se considere persona de género fluido o queer

UNA LEY DE DOBLE FILO 

La gran afirmación que muchos críticos con la ley quieren gritar a los cuatro vientos no es que se apoye a los transexuales, sino que se trata de una norma que ataca directamente los derechos que hasta ahora tenían los transexuales dada la «chapuza jurídica» presentada por Montero, según detallan juristas a este medio. Si una persona puede autodeterminar su sexo independientemente de cualquier cosa, ¿qué impide a un género no binario, fluido o a un queer autodefinirse y solicitar los beneficios de inserción que contempla la ley? Esto puede atacar directamente los derechos que hasta ahora tenían los transexuales, el mensaje que los críticos con la ley quieren lanzar al país por lo que consideran una norma injusta para todos, incluida para quienes intenta proteger.

Es cierto que la ley contempla situaciones que pueden beneficiarles, como es que la Seguridad Social asuma los gastos de todo el proceso de cambio de sexo o que les reserven plazas públicas en las oposiciones, aunque, insistimos, esto también beneficiará a los género fluidos, a los queer y a esos «otros» que tanto llama la atención en un anteproyecto de ley. Pero en general, lo que hace es augurar un caos administrativo importante que blinda a cualquiera que quiera considerarse otra cosa que no sea los clásicos heterosexual u homosexual en torno a una falsa protección estatal, pues presumiblemente no habrá recursos suficientes. 

Por el momento, solo Vox se ha posicionado en contra de esta ley de Montero, pues ni siquiera el Partido Popular se ha pronunciado ante este texto presentado hace semanas por Igualdad en el Congreso, aunque todo parece indicar que el PP seguirá guardando silencio, dada la respuesta dada hasta ahora.