El regreso de Iglesias ‘revienta’ el plan de Sánchez para aprobar los PGE

En el último mes poco o nada se ha sabido de Pablo Iglesias, más allá de los ‘altercados’ en Asturias que le obligaron a cambiar la ruta de sus vacaciones. Ni siquiera se ha pronunciado sobre la puesta en marcha de su medida estrella, el Ingreso Mínimo Vital. Este miércoles reapareció con un nuevo look (como había dejado ver en las redes sociales). Un moño para que sus hijos no le tiren del pelo y un pendiente de estreno para la vuelta a la rutina. Sus palabras, en las que afirma preferir a socios como ERC o Bildu antes que a Ciudadanos, suponen un freno a la estrategia de Pedro Sánchez.

El vicepresidente segundo quiso acaparar los focos en un escenario donde el protagonismo lo tenía otra parte del Gobierno, obligada a llevar a buen puerto las negociaciones con PP (por la mañana) y Ciudadanos (por la tarde). Sin embargo, Pablo Iglesias se ha encargado de recordar que los Presupuestos traerán consigo una subida de impuestos, además de aclarar que el socio prioritario es ERC, que fue quien les brindó su apoyo en la investidura (al igual que otro puñado de formaciones).

Precisamente durante su ausencia la parte socialista del Gobierno se había mostrado favorable a negociar con Ciudadanos. Sobre todo porque ERC había solicitado un trato de favor a Cataluña, en un claro chantaje, y les había criticado por mirar a la derecha. Con Inés Arrimadas centrada en resucitar la formación naranja a base de pactos sin importar el bando (las prórrogas del Estado de alarma bien lo reflejan), parecía sensato contar su apoyo. Sin embargo hay líneas rojas que difícilmente cruzará la nueva líder de Ciudadanos.

Pablo Iglesias se entromete en los Presupuestos de Sánchez

Una de los grandes obstáculos de Arrimadas es la marcada ideología de Unidas Podemos, como ha dejado claro en los últimos días. Pablo Iglesias, en lugar de tender la mano, ha alejado el acuerdo: «Si alguien dice eso, está poniendo muy difícil, por no decir imposible, pactar unos Presupuestos en los que Unidas Podemos está en el Gobierno y yo de vicepresidente».

No obstante, y pese a todo, tras la reunión celebrada el miércoles, Arrimadas mostró su predisposición a avalar unos presupuestos «moderados» y dejar a un lado las luchas «partidistas». Una de las condiciones de la líder de la formación naranja es no incluir en la negociación a partidos como Bildu. Sin embargo, Iglesias ya ha dejado claro que prefiere dialogar con todas las formaciones antes que con PP, Ciudadanos y Vox, quienes les dieron la espalda cuando más lo necesitaban.

Tal y como pasó con el programa de Gobierno, Pablo Iglesias quiere hacer valer los escaños de Unidas Podemos. En su primer día frente a los micrófonos tras sus vacaciones ha recalcado que las negociaciones que llevan a cabo María Jesús Montero y Nacho Álvarez son para lograr los Presupuestos del Gobierno de coalición. «En España gobiernan dos formaciones políticas», ha recalcado.

El PP se excusa en la imputación de Unidas Podemos

Como estaba previsto, en las casi dos horas de reunión que Pablo Casado ha mantenido con Pedro Sánchez, en ningún momento se ha vislumbrado un posible pacto de cara a los Presupuestos Generales del Estado. “No conozco una sola línea de lo que pretenden hacer”, ha apuntillado el líder del PP. Lo que parece evidente es que cuando llegue ese borrador, la idea de Casado no cambiará demasiado. “»Esto no puede ser un trágala: tenemos que saber qué llevan los Presupuestos y con quien; además, el PP es la oposición y hay una suma alternativa en la que no son necesarios ni Bildu, ni CUP, ni Junts per Catalunya ni ERC«, ha señalado.

Casado ha mantenido una clara línea roja: Pablo Iglesias. El líder de la oposición considera que no puede llegar a acuerdos con un partido imputado por la supuesta caja B y ha señalado que no quieren subir impuestos ni llevar al país al techo de gasto que pretende la formación morada. Iglesias, en silencio hasta este lunes, es sin duda el gran quebradero de cabeza de Pedro Sánchez. Consciente de que no puede dejar de lado a su socio, le tocará lidiar con las exigencias de Pablo Iglesias, que ha querido tomar partido en los Presupuestos, pese a que al presidente del Gobierno le hubiese gustado que se mantuviese al margen.