De Hernando a Rajoy: la historia de los Reyes Católicos contada por la derecha

La derecha española está encantada de conocerse. Se siente orgullosa de sus raíces, su brillante historia y su honorable linaje. Y pobre del que quiera opinar lo contrario. Esta vez ha tocado desenterrar a los Reyes Católicos.

Si en antaño el enemigo para el español de bien era el moro, ahora lo es la izquierda. Una izquierda condenada a resistir las embestidas de una derecha ávida de demonizar a los que piensan distinto.

El pasado lunes se cumplió el ochenta aniversario del fusilamiento de las ‘Trece Rosas’. Era un día importante para homenajear a las víctimas, aprovechando para reivindicar la democracia y la libertad de expresión. La derecha no estaba dispuesta a que se le vedase de su acostumbrado protagonismo.

Por eso, empezó a maquinar un plan perfecto. Un guion que se comenzó a fraguar el domingo de la semana pasada con el tuit de Sonia Lalanda, concejala de Vox en Palencia. El mensaje en cuestión contenía una noticia a fecha de 19 de junio en la que se citaba una presunta (y espinosa) declaración de Teresa Rodríguez, coordinadora de Podemos en Andalucía. «Reivindicamos el califato omeya por encima de los racistas Reyes Católicos«, rezaba la susodicha. Lo contraproducente es que esas palabras se pronunciaron illo tempore, en enero del presente curso; entonces, no tuvieron repercusión.

La bola del bulo inició su trepidante marcha. Corrió como la pólvora entre los móviles de concejales, diputados y simpatizantes de la diestra. Hasta que acabó en la cuenta oficial de Rafael Hernando, exportavoz del Partido Popular y actual senador por Almería.

Hernando no sólo quería seguir dándole coba a unas declaraciones sacadas de contexto y tergiversadas. También quería opinar y desacreditar a las «hordas podemitas» en su conjunto: «Las clásicas consecuencias del estival golpe de calor. Las altas temperaturas causan estragos en algunas cabezas. Lo de esta gente no tiene remedio», profirió el exportavoz azul en un tuit adjunto a la noticia. La mecha se prendió.

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Teresa Rodríguez explotó. Citó su tuit y desmintió lo que se le atribuía:
«No he dado declaraciones desde hace meses, es un fake,(…) Puedo acertar más o menos con lo que digo, lo que no he hecho nunca es humillar a las víctimas de un genocidio, ni en verano ni en invierno, mala gente».

ESPAÑA ES LA NACIÓN MÁS ANTIGUA DE EUROPA

Mariano Rajoy tiene un dogma: «España es la nación más antigua de Europa. Más de 500 años viviendo juntos«. Esa fue su máxima desde 2006 hasta su retiro de la política. Su justificación: la unificación conseguida por los Reyes Católicos o, al menos, eso deja entrever el margen cronológico de los quinientos años que toma como referencia.

Fue un mantra que extendió sin disimulo durante más de diez años y que empleó sin escrúpulos para procurar retratar las intenciones de los independentistas de romper España. Lo hilarante de tan presuntuosa afirmación es la falta de argumentos que Rajoy ofrecía al respecto. Nadie en su equipo se atrevió a rebatirle; tampoco los militantes del Partido Popular. Así, tanto monta, monta tanto, el expresidente del Gobierno iba difundiendo un bulo que arraigaba con fuerza en la opinión pública.

A quien no se la colaba el político gallego era a los historiadores. Al menos, a los que respetaban la sucesión de los hechos con el mayor de los cuidados. Los aludidos escribieron y opinaron al respecto, aportando, ahora sí, las explicaciones y justificaciones requeridas.

Uno de ellos fue José Álvarez Junco, prestigioso historiador español y catedrático emérito en la Universidad Complutense de Madrid. A colación de las inciertas palabras de Rajoy, declaró: «primero España fue un Estado, un imperio, y cuando quiso construir la nación (en el siglo XIX), para lo que se necesita instrumentalmente un Estado, éste se desmoronaba».

En una carta al director de El País que se remonta a 2007, poco después de que paladease las polémicas palabras, un lector opinó que Rajoy estaba confundiendo el concepto de «Estado» con el de «nación»; y que la España actual se debe «a los Decretos de Nueva Planta de Felipe V que eliminan los antiguos reinos de la Corona de Aragón».

La derecha española busca de ensalzar sus principios y valores a cualquier costa. Parece importar poco que para ello haya que tergiversar o distorsionar los acontecimientos históricos.

Es la misma regla que se cumple para la izquierda con la manida excusa del «mayor genocidio de la historia«, en relación al precio de la Conquista de América de 1492.