Esto es lo que te está robando la fertilidad (y no te das cuenta)

En muchas ocasiones, hacemos cosas diarias que no tenemos en cuenta. Las ponemos en práctica de forma automática, por lo que no pensamos demasiado en ellas. Sin embargo, es bueno tener conocimiento de cada paso que damos en nuestro día a día, pues un pequeño detalle puede cambiarlo todo. Por ejemplo, muchos malos hábitos pueden influir en nuestra fertilidad, aunque no seamos conscientes de ello.

Cuando deseamos tener un hijo, lo primero que hacemos es dejar de tomar precauciones y medidas anticonceptivas si mantenemos relaciones sexuales. En las personas sanas, el 85% de la población consigue concebir durante el primer año en el que se toma la decisión de prescindir de medios para evitarlo. La mitad del 15% que resta lo suele conseguir en el segundo año intentándolo.

Si ha llegado el momento en el que te lo estás planteando, hay otras cosas que debemos tener en mente. Descubre lo que te está robando la fertilidad sin que te des cuenta.

La obesidad, gran enemiga de la fertilidad

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Uno de los factores que nos están robando la fertilidad aunque no nos demos cuenta es la obesidad. En los tiempos que corren, un mayor porcentaje de la población es obeso o se va a convertir en uno. Las razones principales tienen mucho que ver con nuestros hábitos de alimentación.

Cuando el IMC es superior a 29, parece que supone una dificultad mayor a la hora de concebir en las mujeres. También la reduce en los hombres, pues la calidad del semen es peor que si mantenemos nuestro peso dentro de unos parámetros más saludables.

Esto se puede prevenir. Por eso, es bueno hacer caso de los consejos de los especialistas y llevar a cabo una buena dieta. No hay que restringir alimentos, sino saber cómo comerlos. Debemos huir de los precocinados, congelados y, en general, de la comida rápida. Esta aporta muchas grasas saturadas que se alojan en nuestro cuerpo y no aportan apenas nutrientes a nuestro organismo.

Edad avanzada, otra causa a tener en cuenta

menopausia

Dentro de esas cosas que nos roban la fertilidad sin que lo sepamos se encuentra la edad. De hecho, es uno de los factores principales. En el caso de las mujeres, se irán reduciendo las posibilidades cuantos más años vayan cumpliendo. Sin embargo, el efecto en los hombres no llega a estar tan claro.

A partir de los 35 años, las posibilidades de concebir van disminuyendo en las mujeres. Esta disminución se intensifica bastante a partir de los 40 años. En la época actual, en la que cada vez las parejas se esperan más para tener hijos debido al ritmo de vida que llegamos, es bastante habitual que, cuando se desea concebir, no se pueda debido a los factores biológicos.

En el caso de los varones, la edad parece afectar menos a estos cambios. No obstante, también está demostrado que la eficacia de su semen disminuye a partir de los 40 años. A pesar de ello, en las mujeres es mucho más significativo pues, a partir de los 40, pueden dar comienzo los primeros signos de la menopausia.

La delgadez extrema tampoco es buena consejera para la fertilidad

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Si antes comentábamos la importancia de mantenernos en nuestro peso e IMC ideal y no pasarlo, lo contrario tampoco es bueno para la fertilidad. Sucede, sobre todo, en las mujeres, aunque sigue siendo una de las causas que menos tenemos en cuenta.

Un IMC menor a 19 puede provocar que las menstruaciones sean irregulares o incluso inexistentes. Esto desemboca en dificultades graves para concebir, pues el ciclo no está regulado de forma natural y nuestro cuerpo no es capaz de responder ante la concepción.

Al igual que sucede con el tema de la obesidad, si tenemos problemas alimentarios por los que estamos extremadamente delgados, debemos consultar con un especialista para que nos ayude a comer mejor y también nos provenga de medios a nivel psicológico para hacer frente a estos.

El consumo de sustancias nocivas

fumar

Vemos el alcohol como algo natural. Lo mismo hemos conseguido hacer con el tabaco. Se han convertido en hábitos del día a día que llevamos a cabo sin pararnos a pensar detenidamente en sus consecuencias. Por eso, desde hace varios años, se llevan a cabo campañas con el fin de concienciar a la población sobre sus peligros ocultos.

Aunque las hayamos ido blanqueando con el paso del tiempo, tanto el uno como el otro no dejan de ser drogas que introducimos en nuestro organismo de forma casi mecánica y, en algunas ocasiones, impulsados por el resto de la sociedad.

Una copa de vez en cuando no hace daño extremo. El problema llega, sobre todo en el caso del tabaco, en que, cuando fumamos un cigarrillo, es muy común pasar al segundo y, antes de darnos cuenta, ya estamos enganchados. Por eso, la solución pasa por deshacernos de estos hábitos y sustancias nocivas que no le hacen ningún bien a nuestra fertilidad ni a nuestra salud en general.

Demasiado estrés: un enemigo clave

estres fertilidad

El estrés es el enemigo de nuestros días. Las circunstancias van cambiando con el paso del tiempo y, en la actualidad, vivimos desde muy jóvenes sometidos a ciertas cargas como estudiar a edades tempranas para desempeñar nuestro papel en el mundo laboral.

Cuando este momento llega, vivimos aún más estresados por todo el trabajo que debemos realizar, sobre todo si tenemos cada vez más y más responsabilidades. Llega un momento, cuando somos fértiles, en que quizá no nos planteamos tener hijos por el trabajo, los horarios o nuestro estilo de vida.

Si llega el día en que pensamos que ya estamos preparados, puede que ese mismo estrés haya disminuido tu fertilidad. Además, también afecta a las relaciones amorosas, reduce la líbido y, por tanto, disminuye la frecuencia del coito. Es por eso que nuestra salud mental es tan importante.

Otras cosas que no tenemos en cuenta y afectan a nuestra fertilidad

medicamentos

Cuando pensamos en nuestra fertilidad, no la relacionamos con ciertas cosas a las que estamos expuestos día tras día y en las que no nos fijamos. De hecho, algunas sustancias ni siquiera las conocemos.

Algunos ejemplos que pueden disminuirla son distintos tóxicos como los pesticidas e insecticidas, presentes en muchos de los alimentos que consumimos; hidrocarburos; fertilizantes inorgánicos o algunos metales, como puede ser el plomo.

Además, también debemos tener en cuenta que la ingesta de ciertos medicamentos puede disminuir nuestra fertilidad. Por eso, siempre que nos mediquemos debe ser consultando de forma previa con el especialista que corresponda.