Primeros roces entre el PSOE y Unidas Podemos por la mesa negociadora

  • Iglesias está de acuerdo con la mesa y la figura del relator y quiere que Sánchez ceda a esta propuesta.
  • El PSOE y Unidas Podemos, a pesar de ello, quieren dar una imagen de férrea unidad.
  • Si se cede a la mesa, solo tienen garantizado el apoyo de ERC, JxCAT y la CUP seguirían firmes en su negativa a Sánchez.
  • El PSOE esquiva la pregunta siempre que puede. Pero Unidas Podemos ya se ha mostrado favorable a crear una mesa negociadora que siente a hablar a las dos partes del conflicto: por un lado, al Estado y, por otro, a la Generalitat. Los independentistas saben que Pedro Sánchez necesita su apoyo para ser presidente. Y están jugando la carta de la mesa negociadora. Y también, cómo no, la del relator. Este viernes, la ministra de Educación, Isabel Celaá, ha insistido en que ese tema de momento no se está barajando. Entre tanto, el socio de Gobierno de los socialistas, Pablo Iglesias, trata de convencer a los socialistas de que accedan mientras presiona al presidente para que ceda a las posiciones de los independentistas.

    Tanto el PSOE como Unidas Podemos quieren dar una imagen de férrea unidad. Hasta el punto de que el mayor caso de corrupción de los socialistas ha pasado por delante de Pablo Iglesias como si de un hecho histórico, del siglo pasado, se tratara. Pero lo cierto es que Iglesias presiona para que el PSOE ceda ante las exigencias de los independentistas para garantizar el Gobierno de coalición. Desde Ferraz, sin embargo, no quieren dar una imagen de complacencia con el desafío catalán. De momento, por lo tanto, desde el Gobierno y desde el PSOE insisten en que ese tema no está presente en sus negociaciones.

    Sin embargo, algunos dentro del PSOE aseguran que Sánchez cederá. Lo que se está buscando es la fórmula para que en esa mesa no se sienten dos iguales. Es decir, no equiparar la Generalitat con el Estado, como si de un conflicto internacional se tratara. Este detalle hace que el fondo de la cuestión esté bien visto por los socialistas. Lo que queda por cuidar es la forma. Y el relator no ayuda en decorar la imagen.

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    Unidas Podemos es el principal mediador entre el PSOE y ERC. El trato de Iglesias con los de Gabriel Rufián es intenso y tienen buena sintonía. Pero sus presiones a Sánchez no han gustado en el PSOE, pues no deja de ser el partido mayoritario. Desde el partido de Sánchez insisten en que sabían que el asunto más delicado para la coalición era el desafío independentista. No es ningún secreto que Iglesias está a favor de celebrar el ya renombrado referéndum. Pero el PSOE no quiere ni oír hablar de él.

    De entre los compromisos que adquirió Iglesias con Sánchez en esas 48 horas que solucionaron lo que no habían conseguido en meses estaba el no entrometerse en el desafío catalán. De hecho, según aseguran fuentes del partido, este asunto lo abordarán los socialistas. Unidas Podemos quedará como un mediador, pero no decidirá nada respecto a las concesiones que se harán.

    Lo que sí parece haber cambiado por parte de los independentistas es su exigencia de que se aplicara una amnistía para los políticos presos. La mesa negociadora se ha convertido en el centro de todas las miradas. Y si el PSOE cede, la investidura de Pedro Sánchez podría estar más cerca que nunca. Solo pendiente de que el PNV diera su brazo a torcer.

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    Hasta tres veces ha sido preguntada por el mismo tema la ministra portavoz tras el Consejo de Ministros. Y las tres ha echado balones fuera. No ha querido comprometer al partido en lo que todavía es algo relacionado con el Gobierno. Pero tampoco ha negado la mayor. Iglesias tiene prisa por cerrar los apoyos. La esperanza de Podemos es que se celebre la investidura cuanto antes y consolidar lo que todavía es un castillo en el aire.

    Pero el apoyo de los independentistas no vendrá en bloque. Al menos no de primeras. ERC es más proclive al diálogo y su sintonía con Unidas Podemos ha facilitado que los contactos se den con cierta frecuencia, hasta el punto de haber cedido en varias cosas y centrar el apoyo en la investidura a la creación de una mesa negociadora con mediación. Juns per Catalunya es otra cosa. El partido del expresident de la Generalitat Carles Puigdemont y del actual mandatario de la comunidad autónoma, Quim Torra, mantiene una línea más dura casi más anclada en el «cuanto peor, mejor».

    Y luego está el agente más radical que ha irrumpido en el Congreso de los Diputados. Para la CUP, esa última consigna es casi un lema. Y su apoyo, en principio, tampoco entraría en las negociaciones que Iglesias está llevando con Rufián. Todas estas concesiones solo afectarían a ERC, que con su apoyo aún no sería suficiente. Ni de lejos. Y la coalición deberá abordar nuevos pactos con otras formaciones nacionalistas.