Estos son los verdaderos héroes del confinamiento

  • Los profesionales sanitarios, las fuerzas del orden y los transportistas y cadenas de supermercados han mantenido en pie al país.
  • Los profesionales sanitarios se han jugado su salud por curar a quienes lo necesitaran en plena pandemia.
  • A diferencia de los políticos, la sociedad civil ha respondido de forma admirable a la llegada del coronavirus.
  • No ha sido la clase política la que ha dado la cara durante la crisis del coronavirus. Su constante improvisación solo ha puesto las cosas más difíciles para los que de verdad se han fajado contra una pandemia que ha arrasado medio mundo. Han sido la sociedad civil, los profesionales sanitarios, las fuerzas del orden, los supermercados y los repartidores los que han mantenido la estabilidad en el país y los que han conseguido contener el virus que ha infectado el estilo de vida del planeta entero.

    Estos colectivos se han jugado su integridad y su salud para mantener a flote el país. Y a pesar de todas las dificultades que han surgido en estas últimas semanas, siguen en la calle dando lo mejor de sí mismos para que la pandemia se convierta en un mal sueño pasado. Desde MONCLOA.COM hemos querido hacer un homenaje a quienes han estado dándolo todo.

    A esos sanitarios que se juegan cada día la salud para atender a los más afectados por la crisis del coronavirus; a esos agentes que velan en la calle porque se mantenga una cuarentena que ayuda a mantener a raya la pandemia; y a esos transportistas, repartidores, reponedores, cajeros y dueños de supermercados que se esfuerzan día a día para que no falte ningún producto en sus estanterías, aunque ello conlleve tener pérdidas o acusaciones infundadas que señalan que se han subido los precios, cuando la realidad es muy diferente.

    SANITARIOS, EN PRIMERA LÍNEA

    Si hay un colectivo que día tras día se ha jugado el tipo durante la crisis del coronavirus son los profesionales sanitarios. Como si de una situación de guerra se tratara, los médicos, los enfermeros y enfermeras y los celadores han estado día tras día, hora tras hora, tratando de curar y ayudar a todos los infectados por el virus. Frente al colapso sanitario, su respuesta fue trabajar más horas. Frente a la falta de material de protección y de camas, su respuesta fue trabajar más duro. Y a día de hoy son los que han salvado un número de vidas que nunca se podrá estimar, pero que la sociedad es consciente de ello.

    Han peleado contra el coronavirus sin material de protección, sin recursos suficientes y obligados a tomar decisiones difíciles, razón por la que ya hay más de 31.000 sanitarios infectados y decenas de fallecidos (más de 30 médicos, por el momento). Y a pesar de ello siguen en sus puestos dando la cara. Mientras el Gobierno trata de improvisar la llegada de material (compró un lote de 400.000 mascarillas defectuosas que hizo llegar a los centros sanitarios), muchos se han visto obligados a improvisarse sus equipos de protección individual. Mientras el Gobierno no les hace llegar tests para la detección del virus suficientes, ellos han tratado y curado a más de 80.000 personas.

    Mientras el Gobierno se gasta 17 millones de euros en la compra de test de detección rápida fallidos, hay sanitarios que no han tenido acceso a una prueba para ellos a pesar de tener síntomas. Mientras el Gobierno decretaba que los profesionales de la salud infectados debían volver a sus puestos de trabajo una vez dejaran de tener síntomas (algo por lo que después rectificó), han fallecido decenas de trabajadores. Y mientras algún que otro vecino les estigmatizaba en sus propias casa con notas en las que les pedían que abandonaran la comunidad por el riesgo de que les pudieran contagiar, son ellos quienes se han mantenido en la primera línea del combate.

    Pero el mensaje que ellos han mandado al país es simple: no son héroes, son profesionales que hacen su trabajo y solo exigen que, tal y como ha amparado el Tribunal Supremo, se les dote del material y de los recursos adecuados para atender a los pacientes y salir de la crisis lo mejor posible. Entre tanto, millones de personas seguirán aplaudiendo a las ocho de la tarde mientras el Gobierno retrasa lo que debería hacer por mandato judicial, mandar tests y equipo de protección a los que sí trabajan día a día para salir de la mayor crisis sanitaria que ha azotado a España en los últimos años.

    POLICÍAS, BOMBEROS Y MILITARES

    Su trabajo no ha sido tan decoroso a la vista de los medios de comunicación, pero también se juegan el tipo día tras día para contener la pandemia. La Policía Nacional, la Guardia Civil, los agentes municipales, Protección Civil, los bomberos y el Ejército han dado el do de pecho para ayudar en todo lo que han podido. Los agentes y los militares (especial mención a la Unidad Militar de Emergencias) han patrullado día tras día todas las calles para velar porque el confinamiento sea efectivo y que nadie se lo salte, han repartido material de protección contra el virus durante la vuelta al trabajo, han desinfectado cientos de residencias de ancianos e incluso han ayudado a llevar la compra a casa a quien lo necesitara.

    Mientras algunos se han dedicado a estigmatizar su trabajo, los agentes de policía también han contribuido a salvar vidas. El confinamiento ha evitado en España, según un estudio del Imperial College, 16.000 muertes. Y parte de la efectividad de esa cuarentena se debe a la labor de los agentes de policía, de Protección Civil y de los militares. Al mismo tiempo, quienes han velado por los cuerpos de los fallecidos no han sido otros que miembros del Ejército, cuyo máximo respeto y cuidado han sido dignos de elogio.

    También el acudir día tras día a desinfectar residencias y a mantener a raya la pandemia ha salvado vidas. Los bomberos y los militares han acudido a cientos de residencias con equipos de desinfección para desinfectar los edificios en los que habitaba la gente de riesgo. Las residencias han recibido diariamente la visita de miembros de la UME o de bomberos municipales para evitar que el coronavirus infectara a los colectivos más vulnerables.

    También han sido las fuerzas del orden las que han repartido el equipo de protección para los ciudadanos de a pie. Cuando el Gobierno tomó la decisión de retomar la actividad laboral, fueron agentes de policía los que se apostaron en los puntos clave de afluencia de personas para entregar una por una las mascarillas que reducen el riesgo de contagio. Una labor que, sumada a todo lo anteriormente mencionado, es tan digna de elogio como la de los profesionales sanitarios ya que con toda seguridad han evitado que las consecuencias de la pandemia fueran a más.

    Tal es el nivel de exposición de las fueras del orden, que las cifras también son dramáticas en cuanto a número de contagios y fallecidos. Respecto a los agentes de la autoridad, ya han muerto al menos 13 personas a causa de la pandemia, 7 guardias civiles, 4 policías y 2 militares.

    DISTRIBUIDORES Y SUPERMERCADOS

    A las ocho de la tarde muchos españoles salen a aplaudir. Algunos aseguran que lo hacen para reconocer la labor de los profesionales sanitarios y otros que simplemente se congratulan a sí mismos por los duros momentos. Pero lo cierto es que el confinamiento se hace soportable porque los supermercados, las farmacias y los repartidores se han mantenido en sus puestos de trabajo. Incluso a pesar de que la crisis les ha llevado a perder dinero solo para mantener la tensión en la distribución y los precios estables.

    Las grandes cadenas de supermercados han tenido pérdidas solo por mantener los precios de los productos. Y los repartidores, camioneros y los que mantienen la tensión en los canales de distribución han doblado sus turnos para mantener y garantizar la provisión de todos los productos. Y ahí siguen. Hay organizaciones de consumidores como OCU o Facua que se han hecho eco de que el precio de algunos productos ha subido. Pero lejos de la realidad, lo cierto es que cadenas como Mercadona o Carrefour han realizado un esfuerzo apoyado en su propio bolsillo para que el importe de los productos se mantenga estable. El precio y también la disponibilidad de los mismos.

    En un panorama en el que se han intervenido los precios de algunos productos (como el de las mascarillas, que no puede ser superior a 0,96 euros la unidad), en el que miles de puestos de trabajo se han destruido, por lo que la productividad se ha visto mermada, y donde ha aumentado la demanda, empresas como Mercadona han trabajado para mantener los precios y la tensión del canal de distribución con todo lo que tienen, incluso aunque ello les haya llevado a tener pérdidas exageradas (Mercadona ha reducido su beneficio un 95% a pesar de que la demanda se haya disparado, según se detalla en sus propios datos).

    Puede parecer baladí, pero en una situación de crisis no ha habido desabastecimiento y el precio de los productos se ha mantenido relativamente estable. Y esos trabajadores que día a día no nos parecían tan relevantes para la sociedad, como los cajeros, los transportistas o los reponedores, han resultado ser los más esenciales en días de pandemia. El compromiso de empresas como Mercadona es tal que incluso documenta los precios con un control diario desde el 13 de Marzo para auditar y garantizar que no hay subidas, más que las lógicas de mercado y estacionalidad.

    Ya lo dijo a principios de pandemia un camionero en un vídeo que se volvió viral. Este trabajador se quejaba de que los españoles (algunos, no todos) estuvieran arrasando en los supermercados con productos como la harina o el papel higiénico por miedo al desabastecimiento. «Cuando no veáis camiones en las carreteras, preocuparos», decía el transportista. «Pero mientras los haya, habrá abastecimiento», continuó antes de quejarse de que el hecho de que arrasaran con determinados productos solo hacía que ellos tuvieran que doblar los turnos.

    A todo esto hay que añadir la labor de los repartidores. Se ha mantenido constante la provisión de todos los productos. Todos, sin excepción. Y aunque Amazon tarde más en enviar algunos (porque prioriza el envío de productos de primera necesidad), son ellos, los transportistas, los que han garantizado un flujo constante de envíos a todos los puntos de venta.