El Partido Popular ha vuelto

  • Un brillante Pablo Casado demuestra que es la alternativa real a un "sanchismo" que dure varias legislaturas
  • En los últimos meses muchos nos preguntábamos dónde estaban dos líderes. Uno había desaparecido para su propio beneficio, era una desaparición tan cobarde como inteligente y la desaparición del otro sin embargo dejaba huérfanos a muchos de sus partidarios.

    Pedro Sánchez atrincherado, escondido en la Moncloa, cómodo agazapado tras Simón e Illa y las Comunidades Autónomas, que son los que se desgastan. Huido hábilmente eludiendo su responsabilidad, tanto del momento del país como de la gestión de la pandemia. Puede parecer cobarde, pero es efectista y la jugada ensayada en la pizarra de Iván Redondo.

    Pablo Casado, igualmente desaparecido en los últimos meses, llevaba ya mucho tiempo dejando la iniciativa de la oposición a Santiago Abascal. Muchos votantes del Partido Popular se han sentido huérfanos y decepcionados durante meses. Algunos seguro que se habrían replanteado su voto en este tiempo. Los que no se habían acercado a VOX quedaban en tierra de nadie ante la incapacidad de Ciudadanos.

    Pero ayer algo trascendente sucedió en el Congreso de los Diputados. Pedro Sánchez, cómodo en su papel continúa -y continuará- desaparecido, pero Pablo Casado ha dado un paso de gigante, ha reubicado de golpe al Partido Popular, ha tomado la iniciativa y ha devuelto la ilusión a millones de votantes para perplejidad de propios y extraños.

    Las quinielas descontaban una abstención del Partido Popular. Pero no, todos nos vimos sorprendidos con el voto en contra, fraguado en secreto para explotar el efectista factor sorpresa, y vimos con cómo el PP, que tantas veces «se la cogía con papel de fumar» en los últimos años no rehuyó el cuerpo a cuerpo con VOX, puso los puntos sobre las íes y presentó su candidatura como alternativa real al gobierno socialista.

    Pablo Casado ha logrado reubicar en tan sólo dos días, de golpe, al Partido Popular

    Casado fue claro, rotundo, serio, directo. Recordó en ocasiones a un joven José María Aznar. Tuvo dos intervenciones brillantes. La primera como replica a Pablo Iglesias. La segunda como replica dura a un desencajado Santiago Abascal que nunca imaginó el movimiento. El PP había encontrado la posición del tablero pérdida, había menospreciado la moción de censura para, hábilmente utilizarla en su propio beneficio y salir reforzado de la misma. Tras días de intenso debate en el Congreso, todo sigue igual, o casi todo. El cambio mayúsculo es que Casado da un paso al frente y se echa el partido a las espaldas. Lo posiciona y diferencia de VOX, no se va a dejar amedrentar en ningún caso.

    Y no es que VOX estuviera mal, estuvo en su papel, cumplió la expectativa creada en su militancia, pero se vio sorprendido por una postura de fuerza de un Partido Popular, tibio en tantas ocasiones, del que se esperaba todo menos una rotundidad en aguantar el pulso de las propuestas. La moción de censura estéril no sirvió como muchos pensaban para asentar a Sánchez, sino para demostrar que la única alternativa real a ocupar la Moncloa es la que dirige Pablo Casado.

    El que estaba llamado a ser el convidado de piedra de la moción de censura, salía reforzado y por la puerta grande, con un discurso claro, intrépido y en momentos, emocionante. Dejó a todos con el pie cambiado, usó el factor sorpresa y reivindicó su papel de líder. Atrás quedan los constantes fallos de comunicación de la estrategia del Partido Popular en los últimos meses, que han creado confusión y perplejidad en militantes y simpatizantes. Ayer el PP tomó la iniciativa, se explicó, se diferenció y mostró a los españoles su posición claramente diferenciada al resto de partidos.

    Pablo Casado en modo presidente del Gobierno

    Todo esto reabre la esperanza de que un nuevo Pablo Casado reposicione definitivamente al Partido Popular, lidere la oposición y pueda apuntar en tres años al Palacio de la Moncloa. Ayer vimos a un líder creíble, y eso lo habíamos echado de menos en algunas ocasiones en los últimos meses. Muchos nos quedamos con el sabor de boca que ayer vivimos el inicio de una nueva etapa.

    De tanto exigir desde las filas de VOX al PP que se dejaran de complejos, se han ido a encontrar con que eso ocurría precisamente en el momento clave y rompiendo con muchos de los puentes que unen a ambas formaciones. Casado explotó. Y explotó con rabia tras años de afrentas a las que respondía con buena más o menos buena cara y pero siempre con templanza.

    Abascal, Sánchez o Iglesias estuvieron en su papel. Pablo Casado creció sobre ellos de forma sobresaliente

    Con un discurso escrito por el mismo posicionó de nuevo a su partido como la alternativa real alejada de ensoñaciones. Dejó en evidencia que está moción de censura no era una apuesta real contra Sánchez sino un intento de sorpasso al Partido Popular, que ha quedado desconectado.

    La réplica a Pablo Iglesias es deliciosa y deja al vicepresidente desarbolado. Sin complejos, con dureza, pero a la vez evitando justificar actitudes extremistas propias de otras latitudes. Un discurso limpio, impecable, que incluso sus más duros contrincantes no tuvieron más remedio que elogiar ante la cara de circunstancias de un Santiago Abascal, que estuvo en su papel, pero se encontró a un Pablo Casado crecido y, que dio un golpe de efecto demostrando que ha regresado al mundo de los vivos para quedarse.

    Tras todo esto, el PP se presenta como auténtica alternativa, que puede ser tranquila y a su vez rotunda. Por fin algunos llegamos a pensar que no hay porque convivir los próximos siete años con un gobierno de Sánchez. Eso sí, para que eso suceda, además del liderazgo fuerte de Pablo Casado será necesario reconstruir los puentes con VOX que ayer han quedado seriamente dañados.