Borrell modula su discurso contra el secesionismo catalán 

  • El ministro de Exteriores suavizó en la BBC su discurso respecto al nacionalismo catalán
  • Entre 2015 y 2017 mantuvo una postura muy crítica contra los líderes independentistas
  • Sin embargo el ministro ha preferido ahora apostar por tender puentes con sus actuales socios parlamentarios

Josep Borrell fue entrevistado el día de la Diada por el incisivo espacio ‘Hardtalk’, emitido por la BBC. El ministro de Exteriores respondió durante 45 minutos a temas relacionados con el conflicto catalán y aprovechó la cita para aceptar que Cataluña pueda ser considerada una nación. Pero sus palabras más polémicas fueron las relacionadas con los políticos presos: «Yo personalmente preferiría que estas personas estuvieran en libertad condicional. Creo que hay otras maneras de prevenir que se fuguen», explicó.

Borrell, cuyo nombramiento había sido advertido como un guiño moderado de Pedro Sánchez por su implicación a la hora de rebatir las tesis nacionalistas, ha provocado decepciones públicas en PP y Ciudadanos, que han mostrado su enfado por boca de Pablo Casado e Inés Arrimadas. 

Más vehemente se mostró el candidato del PP a la alcaldía de Badalona, Xavier García Albiol, quien afirmó que «Borrell se equivoca porque lanzando estos mensajes, que son muy lícitos, lo que hace es dar argumentos a los independentistas. Y comete este tipo de errores porque el Gobierno quiere caer simpático y agradar al independentismo».

EL NACIONALISMO APLAUDE EL CAMBIO DE BORRELL

La vicepresidenta del Govern y consellera de Presidència, Elsa Artadi, celebró las palabras porque «Borrell ha cambiado un poco el discurso por ejemplo sobre los presos». Eduard Pujol, portavoz adjunto de Junts per Catalunya, afirmó que el socialista «tiene muy fácil arreglar esta situación: forma parte de un Consejo de Ministros que se reunirá el viernes y sólo hace falta plantear ahí cómo hacer efectivas medidas para que salgan de prisión y se acabe esta situación terrible».

Borrell
Josep Borrell en Deusto. Foto: Flickr

Pujol afirmó que el expresidente de la Eurocámara tiene «una gran ocasión para hacer valer este liderazgo en defensa de los derechos de los presos, algo que sería una excelente noticia». Igualmente feliz se mostró el diputado de ERC Joan Tardà, quien subrayó que el ministro «se ha dado cuenta de que su posición era insostenible (…) Es que un demócrata, sea de derecha o de izquierda, no puede negar la voluntad de expresar de la ciudadanía, más si se hace democráticamente». 

El ministro de Exteriores intentó calmar los ánimos de uno y otro bando ayer vía Twitter, donde escribió su opinión sobre las palabras de Juncker: «He estado siguiendo el Debate sobre el Estado de la Unión en el Parlamento Europeo. Comparto la opinión del Presidente Juncker de que la cerrazón nacionalista es un veneno peligroso». 

EL ORIGEN DEL RESURGIMIENTO DE BORRELL

Borrell se labró su regreso a la primera línea de fuego político con una posición de defensa de la Constitución en Cataluña. Lo hizo con el libro ‘Las cuentas y cuentos de la independencia’, publicado junto a Joan Llorach. En la obra, cuya promoción fue vetada en TV3, el exlíder socialista se desmarcaba del perfil bajo adoptado por el PSC respecto al procés y contraatacaba al nacionalismo rebatiendo los números que vendían en la prensa afín sobre una posible ruptura. 

En Abc explicó que este trabajo nació de su incomprensión hacia la falta de debate por parte del constitucionalismo: «Parece increíble. Forma parte de esta espiral de silencio que se ha creado en Cataluña. La hay, claro que la hay. En Cataluña hay un silencio culposo y hasta cierto punto temeroso. Y no sólo los partidos, también los gobiernos, la sociedad civil, los medios no han desmentido esas cifras, en alguna medida por falta de profesionalidad, cálculo, táctica, desinterés… hay de todo».

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Dos años después Borrell fue uno de los oradores estrella tras la manifestación convocada por Sociedad Civil. El ex presidente del Parlamento Europeo afirmaba que Cataluña vivía «momentos casi dramáticos de la historia de este país. La convivencia está rota. Se ha roto entre amigos, entre familiares y en la calle. Y tenemos que rehacerla. Y defender el pluralismo político, porque aquí no se reconoce. Hasta ahora no se nos ha visto ni oído. Por esto es necesario un control democrático de los medios de comunicación públicos, que son una vergüenza democrática».

Y enarbolaba la bandera de la Unión Europea para hacer algunos matices al discurso del secesionismo: «Han pasado cosas que no tenían que haber ocurrido, nos estamos haciendo daño entre nosotros; tenemos derecho a la tranquilidad y a gozar del progreso de la España democrática de la que nos podemos sentir orgullosos. Cataluña no es una colonia, no es un estado ocupado, no es un Estado como Kosovo. Por ello tenemos que continuar trabajando dentro del respeto a la ley». Este discurso dista mucho del que ofreció en la BBC sin que el nacionalismo catalán se haya movido un ápice de sus pretensiones…