La sobreactuación en torno a Dolores Delgado

Dolores Delgado tiende a tener poca contención en sus gestos. Parece que su forma de actuar se ha extendido a los pocos compañeros del PSOE que han decidido mostar un apoyo explícito. Y para eso nadie como Adriana Lastra, la portavoz del PSOE en el Congreso.

Lastra ha salido a la calle (sin cazadora vaquera) a abrazar intensamente a la ministra de Justicia a su llegada al Congreso de los Diputados. La bronca esperaba dentro.

El otro abrazo lo ha recibido, virtualmente, si bien no cálido del todo, por parte del presidente del Gobierno, desde la –esa sí– cálida y fastuosa residencia del embajador de España ante la ONU. Sánchez ha dicho que no va a «aceptar chantajes» mientras no quiso aseverar el respaldo al 100% en tres ocasiones en que fue requerido por la prensa para ello.

Pero la bronca estaba en Madrid, en la Carrera de San Jerónimo; Congreso de los Diputados. Desde que este martes fue reprobada por el Senado, la vida parlamentaria de Delgado es un calvario. Hoy se las ha tenido que ver con uno de los más duros de la bancada del PP, Rafael Hernando, el anterior portavoz de su grupo. Hernando, al igual que casi cada diputado popular que ha intervenido, ha pedido la dimisión de la ministra «por dignidad».

Este miércoles Dolores Delgado ha dejado de aporrear mesas y gritar a los parlamentarios. Aunque su tono de voz sigue siendo alto, su actuación ha sido algo más serena. Lo que no puede evitar la ministra es gesticular sin parar con los ojos, la boca y los brazos cuando escucha criticas desde el banco azul del Congreso.

Tampoco se puede decir que sus compañeros de Gobierno hayan hecho un exceso de apoyo con ella. Durante su intervención solo ha estado en el banco azul el ministro de Fomento, que se ha ausentado durante las réplicas.

Su lugar lo ha tomado la titular de Hacienda, María Jesús Montero, que debía comparecer después. Ni uno más, aunque en la Cámara estaban varios ministros, como Nadia Calviño, Isabel Celaá o Pedro Duque, entre otros. Eso sí, la ministra Montero se abrazó a Delgado cuando éste terminó sus réplicas. Con Delgado o se da uno un abrazo, o mejor no estar en el banco azul.