Cuando Albert Rivera pierde los nervios en el Congreso

  • El líder de Ciudadanos insultó la semana pasada a un diputado de Compromís con el micrófono cerrado
  • "Gilipollas" fue el taco que lanzó Rivera a Candela tras vincular a los 'naranjas' "con la banda del 3%"
  • Las cámaras ya captaron en el pasado a Rivera insultando a Pablo Iglesias en un debate
  • Las cámaras del Congreso pillaron la semana pasada a Albert Rivera insultando a un diputado de Compromís que estaba interviniendo en ese momento en la tribuna del hemiciclo. “Gilipollas”, dijo Rivera desde su escaño, aunque su micrófono estaba cerrado y no se le oyó.

    Lo que lo llevó a proferir este insulto fueron las palabras que el diputado valenciano, Ignasi Candela, dirigió a Ciudadanos para rechazar la proposición de ley con la que este grupo pretendía eliminar el Impuesto de Sucesiones y Donaciones en toda España.

    Candela le reprochó que ni siquiera acepten que aquellos que heredan grandes cantidades paguen este impuesto, y explicó que en la Comunidad Valenciana solo el 3% de quienes hicieron la autoliquidación tuvieron que pagar más de 5.000 euros. “No sabía yo que ustedes ahora estaban abonados a la banda del 3%”, dijo.

    Esta broma con la que el diputado aludió a la corrupción de Convergència y a las comisiones ilegales que cobraba este partido, fue suficiente para que Albert Rivera perdiera la compostura con el representante de Compromís, que se lo afeó luego en Twitter.

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    Rivera suele mostrarse como una persona educada y, aunque se sienta contrariado, es capaz de contenerse. De hecho, en más de una ocasión ha rechazado públicamente las faltas de respeto entre adversarios políticos e, incluso, ha pedido a sus compañeros de Ciudadanos que no caigan en las provocaciones de otros partidos.

    Cuando otros políticos arremeten contra él y lo descalifican, el líder de Cs suele decir aquello de “ladran, luego cabalgamos”. Además, asegura que no tiene “la piel fina” como otros porque los ocho años que pasó como diputado en Cataluña, haciendo frente al nacionalismo, le sirvieron para curtirse.

    LOS ADJETIVOS DEL PP CONTRA RIVERA

    En Cataluña es habitual que a los representantes de la formación naranja los llamen “fascistas”, pero en Madrid sus rivales eligen otro tipo de insultos. Quedarán para la posteridad adjetivos como “pichón” o “naranjito”, con los que Rafa Hernando calificó a Rivera cuando era portavoz del PP en el Congreso.

    Los presidentes del Gobierno también han dedicado a Rivera palabras que seguramente no le gustaron, como cuando Mariano Rajoy lo llamó “aprovechategui” o cuando Pedro Sánchez le dijo que era el “mellizo” de Pablo Casado.

    “No sabía yo que ustedes los de Ciudadanos ahora estaban abonados a la banda del 3%”

    Pero en esos momentos, el líder de Ciudadanos no pareció molestarse demasiado. En cambio, quien sí ha logrado sacarlo de sus casillas es Pablo Iglesias, muy dado a cuestionar la cultura y la formación intelectual de Rivera.

    El secretario general de Podemos, que más de una vez lo ha llamado despectivamente “cuñado”, fue el responsable de que Rivera fuera pillado murmurando otro insulto desde su escaño en el Congreso. Fue hace dos años, cuando Iglesias se refirió a la Cruz de Borgoña y dijo que Aitor Esteban, del PNV, la conocía, pero el presidente de Cs seguramente tendría que “buscarlo en Google”.

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    Rivera no pudo aguantarse y las cámaras lo captaron llamando “capullo” y “gilipollas” al líder de Podemos. Y también dejó a un lado su habitual corrección en las formas cuando hizo un gesto en el hemiciclo para indicar que Rajoy era un caradura, mientras escuchaba sus argumentos para incumplir el pacto de investidura firmado con Cs.

    Pero el líder del partido naranja también tiene alguien con quien despacharse a gusto, y ese es Pedro Sánchez. Arremete contra él sin tregua, llamándolo “mentiroso” y “presidente temporal” y acusándolo de estar “ocupando la Moncloa”, aunque –de momento– no se ha ganado uno de sus insultos por lo bajini en el Congreso.