La familia de Francisco Franco necesitó la correspondiente licencia de sepultura para enterrar al dictador tras su muerte hace cuarenta y tres años. Ahora que se plantea la exhumación de sus restos del Valle de los Caídos, la familia podrá enterrar de nuevo sus restos, pero en esta ocasión no hay que pedir permiso a nadie porque, según la normativa, no es necesario después de haber pasado tantos años.
La “licencia para dar sepultura”, que es su nombre exacto, de aquel 20 de noviembre de 1975 daba cuenta de que se había cumplido el requisito previo de inscribir la defunción en el registro civil del juzgado municipal número treinta de Madrid.
El certificado médico aportado para inscribir la muerte del dictador, según aparece ese documento, señala como causa del fallecimiento “parada cardiaca, choque endotóxico peritonítico”.
Cuando han pasado más de cuatro décadas de aquel entierro, está de plena actualidad si los restos de Franco debían reposar en el Valle de los Caídos. Llama la atención que en la licencia de sepultura se añade, literalmente: “con traslado a la Basílica Sta. Cruz, Valle de Caídos”.
FRANCO, AL VALLE DE LOS CAÍDOS
Sin embargo, el mismo formulario cita los artículos del reglamento del Registro Civil en el que, precisamente, señala que la licencia “servirá para la inhumación en cualquier lugar, al que no hará mención”. No fue así con Franco, sobre el que se subrayó su traslado al lugar donde todavía se encuentra.
El Gobierno ha basado su decisión para sacar los restos de Franco del Valle de los Caídos en el hecho de que no murió en la Guerra Civil, como sí ocurre con el resto de los que fueron enterrados allí. La familia se ha opuesto a la exhumación, pero hay documentos que relativizan que la voluntad del dictador fuera ser enterrado en el Valle de los Caídos.
Entre los papeles del propio dictador, que se conservan en la Fundación Francisco Franco y en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, se encuentran documentos manuscritos de los que él es autor sobre cómo debía ser el futuro Valle de los Caídos. Pero también unas líneas que no fueron tenidas en cuenta al elegir dónde iba a ser enterrado.
LA VOLUNTAD DE FRANCO
El folio dice: “Para un soldado como yo, que ha visto la muerte a su lado tantas veces en el campo de batalla, que ha perdido tantos compañeros de armas que cayeron con un heroísmo natural y casi anónimo, una tumba en cualquier lugar de España, con una sencilla cruz de madera, es enterramiento suficiente y honroso”.
Según estas líneas, sacar los restos de Franco del Valle de los Caídos no parece contradictorio con la voluntad expresada. Por otra parte, que se conformara con “una tumba en cualquier lugar de España, con una sencilla cruz de madera”, tampoco se corresponde con la catedral de la Almudena, el lugar elegido por la familia para volver a enterrar sus restos.
Los apuntes manuscritos del propio dictador, con sus ideas sobre cómo tenía que ser el Valle de los Caídos, empezaron a diseñar este lugar. Esas notas tratan sobre la idea de “una iglesia o ¿basílica? donde se celebren los oficios divinos y sufragios perpetuos por el alma de los héroes y de los mártires de la cruzada”.
Sin embargo, durante los últimos meses antes de la muerte de Franco, se sucedieron los preparativos. Entre ellos estaba el del lugar de enterramiento. El detalle terminó de estar atado en los planes oficiales para el momento de su muerte.
La llamada Operación Lucero fue un documento secreto en el que se contenían todas las medidas a tomar tras el fallecimiento de Franco. El “plan general” de dicha operación se había diseñado el 24 de julio de 1975, según los documentos del servicio de inteligencia del régimen, el Seced. La actualización final deja establecido el entierro en el Valle de los Caídos.
EL GOBIERNO Y LA BASÍLICA
Ahora, cuarenta y tres años después, el Gobierno sigue avanzando en los trámites para exhumar los restos de Franco de este lugar. El último paso ha sido el de un acuerdo del Consejo de Ministros en el que se ordena a la ministra de Justicia, Dolores Delgado, “que se promuevan las actuaciones oportunas para el acceso a la Basílica, al objeto de efectuar, en su caso, la referida exhumación”.
Los fundamentos del acuerdo del Consejo de Ministros recuerdan que la Basílica del Valle de los Caídos, el lugar concreto donde está enterrado Franco, es un “lugar de culto y, por tanto, inviolable” según el acuerdo de España con la Santa Sede de 1978.
La Iglesia católica ha señalado que no se opondrá a la exhumación. Esta posición supuso un cambio en su postura, ya que anteriormente señalaba que seguiría los deseos de la familia. Sin embargo, queda la incógnita sobre qué harán finalmente los monjes benedictinos que están al cuidado de la Basílica.
En cualquier caso, el Consejo de Ministros prevé dos escenarios. El primero es el de “recabar las autorizaciones precisas”, pero también prevé otro menos favorable, en el que la ministra de Justicia tendría que “llevar a cabo las medidas legales oportunas para el acceso a la Basílica”.