El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantuvo ayer una entrevista con el rey Mohamed VI a poco menos de 24 horas de que el segundo satélite espía de Marruecos sea lanzado al espacio y colocado a una altura cercana a los 694 kilómetros, desde donde vigilará los movimientos de propios y extraños.
Aunque desde La Moncloa se centró la información divulgada sobre el encuentro en la candidatura conjunta de España, Portugal y Marruecos al Mundial de fútbol de 2030 y no se ha hecho la más mínima referencia al tema espacial, parece razonable que Sánchez debe estar debidamente informado por el CNI del inminente despegue.
Incluso es previsible que el propio jefe del Ejecutivo o algún miembro del séquito que le acompaña se habrá interesado por la marcha de los preparativos que desde el día 5 de octubre se llevan a cabo en la base espacial de Kourou, en la Guayana francesa, territorio dependiente de París situado al norte de Brasil.
Cuando Sánchez aterrizó en el aeropuerto de Rabat en torno a las 10:30 horas de ayer lunes, los técnicos de la base espacial procedían a llevar a cabo lo que técnicamente se denomina revisión de aptitud para el lanzamiento, las comprobaciones y verificaciones finales del correcto estado tanto del cohete lanzador como del satélite.
El nuevo espía electro-óptico marroquí está alojado en la parte alta del cohete Vega ‒de 29,9 metros de altura, 3 metros de diámetro y un peso al despegue de 137 toneladas‒, que ya se encuentra instalado en su rampa de despegue, en una amplia superficie talada en mitad de la tupida selva amazónica.
El lanzador está programado para levantar el vuelo a primeras horas de la noche de hoy martes, 20 de noviembre ‒a las 22:42:31 hora de la Guayana francesa‒, pero que ya serán las 2 con 42 minutos y 31 segundos de la madrugada del día 21 de noviembre, hora peninsular española.
El segundo satélite espía marroquí ha sido bautizado en honor del monarca del país ‒al igual que el primero, que fue colocado en el espacio el 8 de noviembre de 2017‒, con la sola diferencia de que el hermano mayor se llama ‘Mohamed VI-A’ y el que ahora surcará el espacio es el ‘Mohamed VI-B’.
MARRUECOS VIGILA AL POLISARIO, ARGELIA Y ESPAÑA
Si el despegue y la colocación en la órbita final del ‘Mohamed VI-B’ resulta un éxito, Marruecos habrá completado en tan solo un año su primera constelación de satélites espía, cuyo tiempo de vida útil en el espacio se prolongará hasta 2022 o 2023, si no surgen anomalías en órbita que hagan disminuir su tiempo de servicio.
En la escasa información que ha dejado trascender el gobierno del primer ministro, Saadedin Al Othmani, se hace hincapié en que estos satélites se dedican de manera preferente a actividades cartográficas y catastrales, a labores de planificación del territorio y seguimiento de actividades agrícolas. También a proteger el medio ambiente, vigilar del avance de la desertificación, prevenir los desastres naturales y las operaciones de ayuda. Las autoridades de Rabat citan en último término que también se usan “para misiones de vigilancia de fronteras y del litoral”.
En realidad, el control de los 2.300 kilómetros de fronteras terrestres y sus 3.500 kilómetros de litoral es una de las misiones encomendadas por el momento al ‘Mohamed VI-A’, que complementará su gemelo ‘Mohamed VI-B’.
Sin duda, las conversaciones del presidente Sanchez, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y sus colegas marroquíes tratarán sobre la puesta en marcha de nuevos mecanismos para frenar y limitar la corriente migratoria que desde las costas de Marruecos se proyectan sobre territorio peninsular español y de las islas Canarias.
Pero ambos satélites son de mucha mayor relevancia para las misiones de conocer y rastrear «todos los días, cada minuto y cada segundo» los movimientos de los activistas del Frente Polisario, y para vigilar los 2.000 kilómetros de muros de separación levantados por el Ejército marroquí en el Sahara Occidental, tal y como ha reconocido recientemente a la Agencia Marroquí de Noticias Omar Hilale, embajador de Marruecos ante Naciones Unidas.
Y muy especialmente para impedir las incursiones de las partidas yihadistas que intentan infiltrarse en el territorio del reino alauita y conocer de primera mano las novedades en las capacidades militares de sus vecinos, principalmente de Argelia y España.
A pesar de que sus características y prestaciones envueltas en el máximo secreto, se sabe que los ‘Mohamed VI’ son satélites de observación basados en la AstroSat-1000, de la que se derivan los satélites gubernamentales franceses ‘Pleiades’. Los dos ‘Mohamed VI’ exactamente iguales, tienen forma hexagonal, cuentan con tres paneles solares para proporcionar electricidad a sus equipos de a bordo y pesan 1.108 kilos cada uno de ellos.
SATÉLITES FABRICADOS EN FRANCIA
Entregados llave en mano, la compra es el resultado de un acuerdo gobierno a gobierno entre París y Rabat suscrito en abril de 2013, durante la visita a Marruecos del entonces presidente francés, François Hollande, que ambas partes han mantenido en el máximo secreto. Se estima que su fabricación, lanzamiento, puesta a punto de un centro de control y análisis de datos y la formación de un núcleo de técnicos marroquíes se sitúa en torno a los 500 millones de euros.
El contratista principal de los dos satélites ha sido Thales Alenia Space France, que ha desarrollado los ultra secretos sensores ópticos y el crítico hardware asociado. Airbus Defence and Space France ha construido la estructura hexagonal de los satélites y el resto de los equipos a bordo.
¿Y España? ¿dispone de satélites espía? Pues sí. El Ministerio de Defensa español recibe diariamente imágenes ópticas e infrarrojas de los satélites ‘Helios 2A’ y ‘Helios 2B’, un programa multinacional liderado por Francia y en el que además de España participa Bélgica, Grecia e Italia. Con capacidad de reconocimiento con luz diurna y en la oscuridad de la noche, ambos ingenios están casi en el límite de su vida útil y el Gobierno español todavía no ha tomado ninguna decisión respecto a su relevo.
Defensa también cuenta con los datos que le proporciona el avanzado satélite radar de apertura sintética de nombre ‘Paz’, cuyo propietario es la empresa Hisdesat Servicios Estratégicos. Puesto en órbita el 22 de febrero pasado mediante un cohete norteamericano Falcón 9 desde la base californiana de Vandenberg, en septiembre pasado entró en servicio y puede observar el terreno incluso con nubes, ‒algo que no les es posible a los ‘Helios 2’‒, discriminar objetos de un tamaño del orden de los 50-70 centímetros e incluso penetrar en el subsuelo y conocer lo que se oculta a una distancia de la superficie… que evidentemente se mantiene en secreto.
El próximo satélite de observación que España pondrá en órbita se llama ‘Ingenio’, y ocurrirá a finales de 2019 o principios de 2020. Al igual que los marroquíes, es un satélite electro-óptico que ha tenido serias dificultades en su puesta a punto, pero que ya parecen estar resueltas. Su integración final se lleva a cabo en la factoría que Airbus Defence and Space España posee en Barajas (Madrid).
Una vez en su órbita correcta, el ‘Mohammed VI-B’ entrará en servicio en la próxima primavera y proporcionará a Marruecos autonomía y soberanía en sus capacidades de vigilancia espacial sobre todo el mundo.