Isabel Celaá, ministra de Educación y Formación Profesional, reconoció ayer que la reforma de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) modificará la asignatura de Religión para que deje de ser computable en Bachillerato.
La ministra recordó el derecho de algunos estudiantes a cursar enseñanzas religiosas pero que “no puede conllevar la obligación de otros a estudiar algo que no han elegido”. Por ello, hizo hincapié en que la asignatura religiosa será evaluada aunque no contará para becas y pruebas de acceso a la Universidad.
Celaá ya aseguró en julio que la Religión dejaría de contar para nota media de Bachillerato pero se evaluaría y planteó la posibilidad de crear una asignatura obligatoria de “valores cívicos y éticos”.
En opinión de la ministra: “Religión no puede tener valor académico y contar para la nota media. Y, desde luego, no puede tener una asignatura espejo como alternativa, porque eso significa que el derecho de unos se convierte en la obligación de otros”.
“Los grupos podemos decir lo que queramos, pero tendrá que dar respuesta a los tratados internacionales y la Constitución»
Desde el Partido Popular (PP) enfocaron la iniciativa con cierta mesura y aludieron a respetar el Concordato con la Santa Sede. “Los grupos podemos decir lo que queramos, pero tendrá que dar respuesta a los tratados internacionales y la Constitución”, afirmó la portavoz de los populares en la comisión de Educación Sandra Moneo.
Por su parte, Podemos presentó en 2016 su programa político en el que especificó la importancia de la educación “laica, pública y de calidad” y reiteró en la “supresión de la asignatura de religión del currículo, horario escolar y centro educativo”.
En Ciudadanos apostaron desde un principio por una Religión fuera de las aulas. Tanto es así que en 2015 secundaron la idea de Podemos y añadieron que su objetivo era crear “una asignatura específica sobre la historia de las religiones que atienda desde el laicismo los distintos aspectos históricos y culturales de la religión”. Sin embargo, en una proposición no de ley de Unidos Podemos sobre la laicidad de la Escuela presentada en febrero, la formación naranja prefirió no apoyar a los diputados de Pablo Iglesias.
«No apoyaremos la iniciativa porque introduce por la puerta de atrás la retirada de la financiación a los colegios concertados, mezclándola con la laicidad y el acuerdo con la Santa Sede. Cuando traigan una propuesta seria sobre laicidad la podremos estudiar”, advirtió Ciudadanos a la formación morada.
VOX también ha terciado en esta polémica ya que en septiembre publicó un comunicado en el que tildó de “inadmisible” la posición de algunas Administraciones frente a la enseñanza de Religión en las escuelas.
El partido de extrema derecha calificó como “absurdo” que la materia de Religión estuviese al mismo nivel que la asignatura de Islam. “Podría transmitir, si no es extremadamente exigente en los contenido, una creencia religiosa que presenta frecuentes choques con nuestras costumbres, y con nuestra cultura, particularmente en el caso de la igualdad entre hombres y mujeres”, aseguró el partido de Santiago Abascal.
“Desde VOX vemos paradójico e ilógico que por un lado se esté comenzando a eliminar la asignatura de Religión Católica en varias fases del currículo y, por otro lado, se esté reivindicando la introducción del Islam en las escuelas españolas”, señaló VOX.
La Comisión de Enseñanzas de la Conferencia Episcopal Española (CEE) reveló en 2017 que un 63% de los alumnos españoles eligió cursar la asignatura de Religión Católica. La cifra bajaba si se trataba de estudiantes de Bachillerato que decidieron matricularse, con un 46% del total.
Tras la publicación de estos datos, la Comisión de Enseñanza y Catequesis de la CEE hizo un llamamiento a los padres a los que precisó que la enseñanza religiosa en el currículum escolar era “decisiva para una educación integral de la persona, para el diálogo entre fe y cultura”.
LEY WERT Y EL PESO DE LA RELIGIÓN
Cuando en 2013 se aprobó la LOMCE, uno de los cambios más significativos fue que la asignatura de Religión pasó a ser específica. En términos generales, dejó de ser optativa para pertenecer al bloque de materias obligatorias y esto derivó en un carácter evaluable.
De manera que cada Comunidad Autónoma tenía plena libertad para establecer el horario lectivo de la religión, en lugar de decidirlo directamente el Ministerio de Educación. El artículo 6 de la LOMCE estableció: “Las Administraciones educativas podrán fijar el horario correspondiente a los contenidos de las asignaturas de los bloques de asignaturas específica y de libre configuración autonómica”.
El entonces ministro de Educación, José Ignacio Wert, fue el máximo exponente de esta ley educativa e insistió hasta el final de su mandato en que la religión en la LOMCE debía ser una asignatura “voluntaria y evaluable”.