Eliminar el polvo de las hojas, segar la hierba a una altura de 5 centímetros, afrontar un horario laboral de 07:00 a 15:00 horas entre un mínimo de seis jardineros… estas son algunas de las curiosas condiciones del contrato que licita el Ministerio de la Presidencia para optar al servicio de conservación y mantenimiento de los jardines del complejo de La Moncloa.
El llamado Complejo de la Moncloa suma un total de 47.519 metros cuadrados y no incluye el recinto del Palacio donde vive la familia de Pedro Sánchez y se llevan a cabo los Consejos de Ministros, sino que cubre el resto de edificios gubernamentales, caso de los edificios y zonas verdes del Ministerio de la Presidencia o el edificio de Portavoz en el que se desarrollan las ruedas de prensa del Ejecutivo.
«Para la correcta conservación y mantenimiento de estas zonas ajardinadas, las cuales incluyen especies botánicas de alto valor ambiental y paisajístico, se hace necesaria la contratación de trabajadores especializados (jardineros)», explica el Ejecutivo en el pliego de condiciones. El contrato es para el período de marzo de 2019 a febrero de 2020 y se cifra en 226.439,17 euros (IVA incluido) el coste máximo que el Gobierno está dispuesto a pagar a la empresa adjudicataria.
En el pliego de prescripciones técnicas se detallan los trabajos que ha de realizar la empresa: labores de conservación propias de jardinería, labores de conducción y mantenimiento de la red de riego, mantenimiento y reposición de jardineras y plantas de interior de los edificios y, por último, mantenimiento de estanques y fuentes.
El primer apartado es el más importante y ahí se incluyen, entre otros cometidos, el riego, siembra, abonado, conservación de setos y rastrillado. Sobre lo primero, el Gobierno es muy puntilloso: «Los elementos vegetales (arbolado, setos, césped, macizos, rocalla, jardineras) se regarán en las épocas que fuese necesario, dependiendo de las condiciones edafo-climatológicas y de las especies de plantas existentes, de forma que todos los elementos vegetales encuentren en el suelo el porcentaje de agua útil, necesaria para su normal crecimiento y desarrollo».
El agua consumida en esta labor correrá a cuenta del Ministerio de la Presidencia, «debiendo el adjudicatario no utilizar más agua que la estrictamente necesaria para el riego» y cuidando de que no se produzcan pérdidas por bocas de riego mal cerradas o cualquier otro motivo, ya que los desperfectos ocasionados deberán ser subsanados por la empresa.
En cuanto a la siega, el Ejecutivo exige que el corte de césped se realice «con la frecuencia semanal precisa» para que la hierba no alcance «una altura que estética o fisiológicamente suponga un perjuicio para el césped, fijándose en cualquier caso una altura no superior a 5 cm».
El pliego también regula el caso en el que se desaconseje pasar la cortadora de césped cuando esté lloviendo o haya humedad sobre el terreno. «En estos casos deberá esperarse a que la hierba esté completamente seca para realizar las operaciones de siega, aunque su longitud haya sobrepasado los 5 cm», alecciona la Oficialía Mayor del Ministerio de la Presidencia en el escrito.
Es más, la maquinaria a emplear «será del modelo de cuchillas en hélice, con motor de dos tiempos (2T) apropiado para realizar esta labor, sin perjudicar la naturaleza del césped y deberá ser aprobada por la unidad encargada de la supervisión del servicio».
En cuanto a la resiembra de zonas en mal estado, el Ejecutivo riza el rizo al hacer hincapié en que se deberá efectuar en otoño «con una mezcla de lolium perenne, festuca rubra, poa pratensis y agrostis en porcentajes distintos según las zonas».
Para ello, se realizará un rastrillado de la zona e, inmediatamente después, se extenderá la semilla, «la cual se cubrirá con mantillo orgánico fermentado en una capa de 10 m3/1.000 m2». Ni uno más, ni uno menos.
Además, la empresa adjudicataria deberá realizar al menos dos reposiciones anuales de las plantas de flor en el complejo de la Moncloa «con flor de temporada que suministrará el Ministerio de la Presidencia, aunque la plantación de la planta y, en su caso, preparación del terreno, será a cargo de la compañía».
RETIRADA DE HIERBAJOS EN LA MONCLOA
El Gobierno precisa con rigor británico cuáles tienen que ser las labores de limpieza de un jardinero que trabaje en La Moncloa y que van, desde «la eliminación de la vegetación de crecimiento espontáneo en los paseos de las zonas ajardinadas» -lo que comúnmente se llaman hierbajos-, a la retirada de «hojas caídas, restos de las labores de siega, recortes de poda, desperdicios y basuras que, por cualquier procedimiento, lleguen a las zonas que son objeto de este contrato».
En los trabajos de jardinería también se incluye «la eliminación una vez al año de la vegetación espontánea que sale en la cubierta del edificio de Seguridad», donde los guardias civiles y policías autorizan la entrada al recinto presidencial de los invitados.
El mantenimiento de los estanques y fuentes que hay en la Moncloa se asemeja a un trabajo de chinos debido a la obligación de vaciarlos, al menos, dos veces al año y subsanar cualquier pequeño desperfecto. Por ejemplo, se procederá cada año «al pintado de las tuberías y accesorios sumergidos» en las fuentes y para ello, «se rascará la pintura existente, se aplicarán dos capas de pintura antioxidante y un acabado de esmalte sintético especial para inmersión continúa en agua».
Y para los elementos no sumergidos, se aplicará «una capa de minio de plomo electrolítico y dos de esmalte sintético, en las mismas condiciones expuestas en el párrafo anterior». En fin, que no queda nada al azar.