Las recomendaciones del CNI para evitar las ‘fake news’

  • El CNI recomienda no compartir capturas de pantallas que encontremos en las redes sociales.
  • Culpa al contexto sociopolítico y económico del aumento de las 'fake news'.
  • Pide a las empresas y mundo académico trabajar conjuntamente para neutralizar la desinformación.
  • El Centro Criptológico Nacional (CCN), adscrito al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha publicado su “Informe de Buenas Prácticas BP/13 Desinformación en el ciberespacio”, que señala la necesidad de que las instituciones públicas, empresas privadas y el mundo académico aúnen sus fuerzas para prevenir, detectar y neutralizar las ofensivas de desinformación, así como facilitar las herramientas necesarias para evitar que los ciudadanos puedan ser manipulados.

    El informe trata de explicar las principales características y metodología de las actuales acciones de desinformación, con el objetivo de que los ciudadanos y los usuarios finales de medios de comunicación digital dispongan de las herramientas que les permitan consumir y compartir información de manera crítica y “evitar ser cómplices involuntarios de acciones ofensivas contra los intereses del Estado”.

    De este modo, el CNI recoge el riesgo existente en nuestro país, las consecuencias que puede generar un ataque de desinformación, la metodología empleada por los atacantes, los diez elementos clave utilizados y, como colofón, un decálogo de recomendaciones para hacer frente a este tipo de campañas.

    El documento elaborado por el Gobierno sitúa el origen de estas nuevas amenazas en el complejo contexto sociopolítico y económico y reconoce también que este tipo de amenaza puede venir tanto por parte de “agentes estatales” como “no estatales”, y que combinan el empleo de “medios militares con ataques cibernéticos, elementos de presión económica o campañas de influencia en las redes sociales.

    No obstante, y tal como se señala en el documento, evitar ser víctimas de una campaña de desinformación no es responsabilidad de un único agente. Las instituciones públicas tienen la obligación de desarrollar las capacidades necesarias para prevenir, detectar y neutralizar las ofensivas de desinformación que se generan.

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    Imágenes del medio ruso RT News utilizadas en el informe para ilustrar ejemplos de desinformación.

    El organismo adscrito al CNI recoge que las empresas privadas deben evitar que sus plataformas digitales se conviertan en herramientas empleadas en campañas maliciosas contra los ciudadanos y los sistemas de gobierno legítimos. Por su parte, el mundo académico tiene que seguir investigando y generando evidencias científicas sobre las metodologías y consecuencias que las campañas tienen en la opinión pública y en la gobernanza.

    Según un informe de la Universidad de Navarra y la Universidad de Oxford, España
    es uno de los países del mundo donde los usuarios de Internet se muestran más preocupados por ser víctimas de campañas de desinformación digital. En concreto, un 69 por ciento de los internautas españoles reconoce su preocupación por no saber diferenciar entre lo que es cierto y es falso en Internet.

    Este estudio también señala que apenas tres de cada diez usuarios digitales en España son conscientes de que las noticias que leen en la red social Facebook dependen de un algoritmo. Esta falta de conocimiento sobre el entorno informativo digital constituye una vulnerabilidad de la opinión pública española.

    LAS DIEZ RECOMENDACIONES CONTRA LA DESINFORMACIÓN

    Sin embargo, la primera y última víctima de las guerras de comunicación son los ciudadanos, a los que el Gobierno dirige una lista de diez recomendaciones para evitar caer en campañas de desinformación. El primer punto trata sobre “analiza la fuente de las noticias que recibes y consumes” para así conocer qué medio publica una noticia, cuál es su trayectoria, y qué periodistas, empresas o países se encuentran detrás de la publicación.

    “Duda de los pantallazos que recibas por redes sociales”, recomienda el informe, así como no dar credibilidad a todos los mensajes en redes sociales, especialmente a mensajes o comentarios publicados por cuentas y perfiles anónimos. Se alerta de las cuentas falsas con apariencia “humana”, es decir, diseñadas para que parezcas reales pero controladas por robots o terceras personas.

    El informe del CNI aconseja “no ser parte del algoritmo” que ofrece información personalizada en función de nuestros supuestos gustos, aficiones u opiniones, ya que esto puede dificultar el desarrollo de una opinión objetiva, critica y contrastada. También recomienda “leer la letra pequeña”, ya que muchas veces se utilizan fotos y datos verdaderos que, presentados de manera sugerente en un titular y acompañados de una fotografía, pueden ser interpretados de manera errónea.

    Otra de las recomendaciones consiste en mantenerse alerta con los contenidos patrocinados de origen desconocido, ya que hay perfiles que obtienen ingresos económicos a cambio de patrocinar determinado contenido. Asimismo, aconsejan desconfiar también de las “estrellas invitadas” ya que hay que tener en cuenta que algunos de estos actores influyentes participan en determinadas discusiones en función de agendas políticas y económicas muy determinadas y que no son conocidas por la audiencia final.

    De este modo, quieren potenciar el “pensamiento crítico y cabeza fría”, participando en los debates políticos ya que esto enriquece la democracia y la pluralidad política, pero desde la racionalidad, el respeto y el pensamiento crítico, evitando “generar espirales de odio y descalificaciones, que, en ocasiones, pueden estar promovidas por agentes o grupos encubiertos”.

    Por último, aluden al público afirmando que “tú” puedes parar un conflicto ya que las acciones de desinformación contemporáneas están basadas en la rapidez y la ‘viralidad’ con la que se extienden las noticias, por lo tanto, es importante estar siempre alerta de los contenidos informativos que se reciben a diario en ordenadores o dispositivos móviles y no contribuir a difundir informaciones no contrastadas o de dudosa trazabilidad y procedencia.