Cuatrecasas reunió al Rey, Soraya y Puigdemont en Barcelona meses antes del golpe del 1-O

Hay muchas hipótesis sobre el fichaje de la exvicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría por el bufete Cuatrecasas, pero hay un video, localizado por MONCLOA.COM, que explica una intensa relación previa: el 1 de marzo de 2017 este despacho reunía en Barcelona para celebrar su centenario al rey Felipe VI, a Saénz de Santamaría y a Carles Puigdemont, que en siete meses daría su golpe de Estado.

Son varios los caminos que acercan a la exvicepresidenta a Cuatrecasas, y algunos de ellos la sitúan en un conflicto estético. En 2011, la Fiscalía presentó contra Emilio Cuatrecasas, dueño entonces del bufete, una querella contra él por fraude en el IVA y el IRPF en los ejercicios de 2006 a 2008; el impuesto de sociedades de la inmobiliaria Emesa de 2006; y el impuesto de patrimonio de 2006 y 2007. Montó una trama de negocios simulados a los que cargaba facturas personales (viviendas, barco de recreo, mobiliario, viajes de placer por medio mundo y hasta el servicio doméstico).

El ministerio público le achacó ocho delitos fiscales y reclamó penas carcelarias.  Cuatrecasas dimitió de presidente de su gabinete en el verano de 2014, vendió sus acciones y se desvinculó del despacho que fundó su padre.

En 2015, tras un  pacto con la Fiscalía que toleró la Abogacía del Estado –dependía de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría–, Cuatrecasas aceptó una pena de dos años de cárcel –que no cumplió al carecer de antecedentes penales– y una multa de 1,5 millones de euros tras haber devuelto al fisco 4,1 millones.

Hay un segundo hilo que conduce a la exvicepresidenta a dicho despacho. El bufete Cuatrecasas tiene, además, negocios con Telefónica, donde trabaja el marido de la exvicepresidenta, Iván Rosa Vallejo. Cuatrecasas asesoró, por ejemplo, a Telefónica en la compra a Portugal Telecom de su 50% en Brasilcel, sociedad que controla el operador brasileño de telefonía móvil Vivo, operación realizada por un importe de 7.500 millones de euros.

Rafael Fontana, socio director de Cuatrecasas Gonçalves Pereira, y por Javier Aguilera, director de Grandes Clientes de Telefónica, sellaron años atrás un acuerdo por el cual, durante los próximos cuatro años, la operadora proveerá al despacho de abogados Cuatrecasas una solución global e integrada de comunicaciones en sus oficinas en España y en todos los países en los que tiene presencia.

Pero hay una tercera línea de conexión entre Soraya  Saénz y Cuatrecasas que emerge con más claridad en los últimos años de su mandato, y en especial los meses previos al 1-0. En este contexto, hoy cobra valor una cita que entonces pasó desapercibida. El 1 de marzo de 2017 el bufete Cuatrecasas celebraba su centenario. El rey Felipe VI visitó el nuevo edificio de Cuatrecasas en Barcelona para conmemorar el aniversario del despacho. Al acto también acudieron otras autoridades como la vicepresidenta del Gobierno y el entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.

Acompañaron a Don Felipe, entre otras personalidades, el delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Cataluña, Josep Enric Millo; el consejero de Justicia de la Generalitat de Cataluña, Carles Mundó; el segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Collboni; el presidente ejecutivo de Cuatrecasas, Rafael Fontana, y el presidente de honor de Cuatrecasas, Emilio Cuatrecasas.

LA MEDIACIÓN DE CUATRECASAS

Este abogado llevaba encendiendo las luces de la mediación desde hacía años. Cuatrecasas declaraba en 2014 su equilibrio sobre el conflicto catalán:»Yo me he expresado así en público y he sido maltratado por personas asistentes a un acto en Barcelona con empresarios, por decir que me siento español y catalán, por expresar ese sentimiento de ser español y catalán. No renunciaré nunca a la capacidad de compartir estas dos identidades. Tiene poco sentido decir que son incompatibles las realidades española y catalana».

Por esta razón, esta relación con Saénz de Santamaría se intensificó en los meses previos al golpe de Puigdemont. Prueba de ello es que admitiera y forzara esta triple foto: el Rey, Puigdemont y ella misma. Atrás quedaba una comida secreta en Moncloa el 11 de enero entre Rajoy y Puigdemont, donde hubo nulo avance.

Por tanto, cuando Soraya admite tal foto, el conflicto está servido. El 19 de febrero de 2017, el Gobierno central plantea 45 medidas para desbloquear la situación y anuncia que Rajoy entregará el documento con estas medidas en un encuentro con Puigdemont. El presidente del Gobierno le insta a acudir a la Conferencia de Presidentes pero el mandatario catalán declina la invitación.

Doce días después de la cita de Cuatrecasas, se agudiza la crisis abierta por la condena contra Artur Mas por un delito de desobediencia por la consulta del 9N. El expresidente acata la sentencia con «total disconformidad». El 20 de marzo de 2017, Puigdemont y Junqueras piden al Gobierno negociar un referéndum “a la escocesa” pero Rajoy rechaza dicha negociación por «ilegal» y recuerda que la consulta no se va a realizar porque va contra la Constitución y la soberanía nacional.

El 24 de mayo de 2017, Puigdemont pide por carta «diálogo». Rajoy replica que no cabe romper el orden constitucional y se va endureciendo el tono de las declaraciones por ambos frentes. Puigdemont reta al Gobierno a decir si usará la fuerza en Cataluña para impedir el referéndum. Luego llegaría el 1-O, el golpe y la huida de su compañero de foto.

Entre medias, el bufete habría seguido mediando sin éxito entre Puigdemont y el ‘sorayismo’, incluso facilitando un avión privado para lograr la intervención del lehendakari vasco, Íñigo Urkullu. Hoy Sáenz de Santamaría ha perdido su empleo de vicepresidenta, pero halla una nueva vida laboral en este fallido bufete mediador.