La campaña electoral ha llegado a su fin con una incertidumbre inédita en las últimas convocatorias a las urnas. El resultado que consiga Vox es una incógnita que puede hacer y deshacer gobiernos. Hasta el director del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), José Félix Tezanos, advierte que puede obtener un resultado superior al que le otorga el organismo que dirige.
La última encuesta del CIS daba como ganador de las elecciones al PSOE, que con un 30,2% de los votos podría conseguir entre 123 y 138 diputados, muy por encima de los 85 de la legislatura que acaba. Vox, nuevo actor político en el Parlamento y clave para un posible gobierno de derechas, obtendría según esta encuesta entre 29 y 37 diputados con el 11,9% de los votos.
Sin embargo, Tezanos comentó en la Cadena Ser que no creía en la caída tan fuerte que su encuesta le daba al PP, que tendría entre 66 y 76 diputados frente a los 85 actuales, y advertía de que podría existir un voto oculto de Vox que le permitieran obtener un resultado aún mejor que el que le otorgaba la encuesta. La diferencia supondría “un vuelco total a la situación”.
A partir de la encuesta del CIS, la mayoría de los sondeos publicados colocaban al PSOE con los votos necesarios para formar un Gobierno con apoyos de Unidas Podemos y nacionalistas (sólo el PNV o alguno más). Sin embargo, los últimos trackings publicados fuera de España le daban una posibilidad a un Gobierno de los tres partidos de derecha. Estas opciones parten de la premisa de que no habría un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos.
La verdadera encuesta preelectoral y el comienzo de la campaña de las generales que se celebran mañana fue en realidad las elecciones andaluzas del pasado 2 de diciembre. En ellas se produjo la eclosión oficial de Vox. Desde entonces, no ha dejado de subir en las encuestas.
La misma tendencia, aunque menos acusada, ha tenido el PSOE, a costa de Unidas Podemos. Los socialistas habrían subido unos cuatro puntos en el promedio de todos los sondeos desde entonces. Por su parte, los ocho puntos que ha subido Vox en este periodo contrastan con los seis que ha bajado Ciudadanos y los algo más de dos del PP.
Quizá la caída más trágica en las encuestas ha sido la de Ciudadanos, que aunque ya pocos lo recuerden, las encuestas le daban como ganador de unas hipotéticas elecciones hace un año y mañana podría quedar entre la cuarta o quinta fuerza política si continúa la tendencia actual.
DEBATES SIN VOX
Una de las polémicas de la campaña ha sido, como es tradicional, la celebración de los debates televisados. En esta ocasión, la posibilidad de que Vox participara en ellos a pesar de no tener aún representación parlamentaria quedó finalmente abortada. Los dos debates, según los analistas, dejaron como ganadores a Albert Rivera (en el primero, celebrado en TVE) y a Pablo Iglesias (Unidas Podemos).
Independientemente de estos análisis, los debates sirvieron para que Pedro Sánchez se pronunciara finalmente sobre un pacto con Ciudadanos, y dijera que “no está en mis planes”, aunque ni esa frase signifique que lo descarte.
En cuanto a la campaña tradicional en sí misma, la de las caravanas electorales y los mítines en plazas de toros, la noticia ha estado en los mítines de Vox. Frente a la nueva tendencia de realizar pequeños actos con los candidatos hablando en un círculo muy cercano a su público, Santiago Abascal ha sido noticia tanto por conseguir llenos en los recintos en los que celebró sus actos de campaña como por los ataques de la formación a medios de comunicación.
La llamada a la movilización de la izquierda frente a la posibilidad de un Gobierno con apoyo de Vox ha sido uno de los mensajes más claros de la campaña. Pedro Sánchez se ha visto favorecido por unas encuestas que le colocan en una posición mucho mejor para formar Gobierno que desde los 85 actuales y explota al máximo la llamada al voto útil.
Por su parte, Pablo Iglesias ha mantenido una posición muy distinta a los anteriores comicios y ofrece con claridad un acuerdo con el PSOE que revalide el actual. También ha sido llamativa una campaña basada en el cumplimiento de los artículos más sociales de la Constitución, en un partido que ha defendido en el pasado su reforma.
El líder de los populares, Pablo Casado, pretende dejar atrás los casos de corrupción que han afectado a su partido. Se ha presentado como un nuevo líder y su discurso se ha centrado en hacer valer la gestión económica de los gobiernos del Partido Popular. Como también le ha ocurrido a Ciudadanos, los mensajes de campaña se han endurecido para evitar que Vox les arrebate votantes.
Finalmente, ha sido esta la primera campaña electoral en la que se han usado con normalidad las redes sociales, lo que ha provocado que se hayan batido récords de inversión en ellas. En Facebook se han emitido más de 7.000, aunque hayan cambiado las normas. Así por ejemplo, Facebook ha obligado a los partidos a registrarse como tales dentro de sus iniciativas para acabar con la influencia de los bulos en campañas electorales.