Vox apuesta por una guerra abierta contra el PP para mantenerse como alternativa

  • Santiago Abascal pretende que el desánimo no cunda en sus filas tras la decepción del 28-A.
  • Varios gurús del centro-derecha arremeten ahora contra Vox por la debacle del centro-derecha.
  • El desprecio público de Pablo Casado contra Abascal ha sido tomado como una afrenta.
  • Sensación agridulce en Vox, que ha irrumpido en el Congreso con 2,6 millones de votos y 24 escaños. En las filas de Santiago Abascal cundió el desánimo tras una campaña eufórica en la que llenaron polideportivos y marcaron agenda a través de su estrategia a través de las redes sociales.

    Pero las urnas dictaminaron sentencia y Vox esperaba más: daban por seguro el sorpasso sobre Ciudadanos, soñaban con acercarse a los números del Partido Popular y pretendían ser claves en un nuevo Gobierno que relevase a Pedro Sánchez. Nada de esto sucedió.

    Tocaba replegarse y sacudirse los ataques de ‘fuego amigo’: varios gurús del centro-derecha arremetían contra ellos, les acusaban de ser los culpables de la debacle conservadora y les tildaban de ‘tonto útil’ o señuelo del PSOE.

    LOS NÚMEROS DE VOX

    Desde Vox braman contra una Ley Electoral que tradicionalmente ha masacrado a Izquierda Unida. Casi 700.000 votos al partido que lidera Santiago Abascal no tuvieron traducción en nombre de escaño.

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    Toca analizar la fuerza de Vox, que en el sur de España es reseñable: en Almería han logrado un 19,2% del voto y en la Región de Murcia han sido terceros con 140.000 votos y el 18,6% del voto, ganando en localidades como Torre Pacheco con un 25% del sufragio.

    El partido se ha hecho fuerte en algunos feudos tradicionales del Partido Popular: Andalucía, donde han ganado 200.000 votos respecto a las autonómicas, o la Región de Murcia. Tampoco son desdeñables sus números en Castilla-La Mancha: más del 16% del voto en Toledo y Guadalajara.

    Sus principales graneros de voto tienen varias características: fuerte peso de la agricultura en la economía, porcentaje de migrantes por encima de la media, sentimiento español, monopolio del castellano y presencia constante del catolicismo en la vida pública.

    Este caldo de cultivo contrasta con otras provincias: 1,6% del voto en Gipuzkoa, 2,3% en Vizcaya, 2,7% en Lleida, 2,8% en Girona y 3,2% en Álava, cuna de los Abascal. En tres comunidades autónomas Vox no llega al 5% del voto: Cataluña, Navarra y Euskadi.

    El partido de Abascal superó el 10% del voto estatal, aterrizaje más frío que el de Podemos en 2015, pero hay zonas que se le resisten: en Galicia pasan el 5% por la mínima y en Canarias se conforman con el 6,5%.

    DEL AMOR AL ODIO

    Pablo Casado intentó volver al centro calificando de «ultraderecha» a Vox, socios suyos en Andalucía, y se lanzó en tromba contra Santiago Abascal, al que acusó de «cobrar de los chiringuitos y las mamandurrias de algún que otro gobierno autonómico».

    «Abascal debe mucho a este partido», aseguró. El líder popular recuerda que Abascal cobró más de 80.000 euros anuales entre 2011 y 2013 cuando Esperanza Aguirre lo rescató para colocarlo al frente de la Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid, «chiringuito» del PP según Casado.

    Vox
    Pablo Casado comparece junto a Teodoro García Egea y Adolfo Suárez Illana, tras la derrota electoral de este domingo. | PP

    El líder de Vox quiere probar la consistencia del PP y le ha respondido con dureza: «Nos quería meter en el gobierno y ahora nos insulta. La veleta azul empeñada en su descomposición. Ellos sabrán cuál es su enemigo. Nosotros seremos la única oposición a la dictadura progre y al separatismo golpista. VOX es el futuro. Bienvenidos a la resistencia».

    Abascal ha entrado en guerra contra Casado, al que se dirigió vía Twitter: «Toda la campaña plagiando nuestro mensaje y tratando de imitar nuestro estilo, y ahora, como los progres, insultáis a los votantes de VOX por tener principios. Se os está poniendo cara de UCD. Sois el pasado y la rabieta. Nosotros el futuro y la esperanza».

    LOS PROBLEMAS DE VOX TRAS EL 28-A

    Sus pobres números en cinco comunidades autónomas y su escaso eco en el norte le han pasado factura a Vox, consciente de que la situación política tras el 28-A puede despertar enfado contra ellos desde sus propios votantes.

    La estrategia mediática ‘trumpista’ de Vox ha obligado a tomar nota. Santiago Abascal explicó en Telecinco que probablemente han «minusvalorado la capacidad de los medios de comunicación de conformar la opinión pública».

    «Ya veremos sí va a ser con más presencia o de otra manera, pero hemos podido pensar que las redes sociales hacían llegar nuestro mensaje con mucha más claridad de lo que finalmente lo han logrado», señaló.

    En los medios también está arreciando metralla. Ramón Pérez-Maura explicó en ABC que «el voto de Vox ha servido exclusivamente para hundir al PP sin ofrecer ninguna alternativa. Y esta noche hemos podido ver a los representantes de Vox muy orgullosos del destrozo que han hecho a la derecha española. Es un resultado catastrófico para la derecha española y, lo que es peor, para España».

    Federico Jiménez Losantos abroncó esta semana a Iván Espinosa de los Monteros por atacar a Ciudadanos, cuando el locutor en realidad ha sido uno de los principales comunicadores que ha aplaudido todos los excesos de Vox hasta su decepción el 28-A. 

    No lo tiene fácil Vox, que aun así puede ser clave a la hora de confeccionar gobierno, si se repiten los resultados del 28-A, en la Comunidad de Madrid, Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Murcia, La Rioja y Extremadura.

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    Para ello deberán sortear el llamamiento del PP al voto útil y quizás fijarse en otras fuerzas conservadoras en Europa, que apuestan por cazar votos en otros caudales ideológicos gracias a un populismo económico al que es alérgico Vox, que presentó un programa liberal que ahora ha podido pasarle factura.