domingo, 15 diciembre 2024

La ‘tregua’ electoral no esconde la enemistad entre Rajoy y Casado

Pablo Casado quiere ‘resucitar’ al Partido Popular antes de que sea demasiado tarde. Los resultados de los comicios del 28A provocaron una herida que puede abrirse el próximo 26M si se cumplen los pronósticos del CIS. Por ello, Casado ha dejado atrás su orgullo en busca de soluciones. Rajoy, al que ha echado la culpa de la fuga de votantes, será clave en esta campaña electoral. El expresidente, que abrió la campaña en Ourense, ha confirmado ya su presencia en Canarias y Zamora.

TODO ARRANCÓ CON LAS PRIMARIAS

La moción de censura propuesta por Pedro Sánchez y que desembocó con la dimisión de Mariano Rajoy supuso un antes y un después en el PP. Ahí arrancó una agonía, una incertidumbre, que culminó con los peores resultados de la historia del partido en las últimas elecciones generales del 28 de abril. El relevo al que fuera Presidente del Gobierno abrió la brecha interna, entre los partidarios de la continuidad o la renovación.

La segunda vuelta para designar al secretario general del PP fue de lo más ajustada. Al final Casado logró, con el 57% de los votos, batir a Soraya Sáenz de Santamaría, la figura que más apoyo mostró a Rajoy. Casado, entonces, señaló que había “ganado el PP” y que reconquistaría el “corazón de todos los españoles”. El ahora líder del PP habló de “recuperar la base electoral”, aunque menos de un año después haya conseguido todo lo contrario.

LUCHA DE DARDOS

Casado apostó por virar más a la derecha y ahí se topó con la irrupción de Vox, un partido que ganó el voto de los más extremistas. Por si fuera poco castigo para su formación, Ciudadanos, con la unidad de España como principal mensaje, le robó el espacio en el centro derecha. El resultado se vislumbró en los últimos comicios, donde el PP cosecho un resultado realmente malo, en el que la formación de Rivera se quedó más cerca de lo esperado de lograr el ‘sorpasso’.

Es posible que Rajoy lo viera venir, quizás porque era evidente. Pero lo cierto es que el expresidente, allá por el mes de enero, advirtió a Casado de que los extremos no eran la mejor opción: “No es bueno el sectarismo ni son buenos los doctrinarios. En ninguna faceta de la vida, y en política, tampoco». La batalla, no obstante, se agudizó en los días inmediatamente posteriores a conocer los resultados de las generales.

Rajoy

Casado, en lugar de analizar los resultados, se limitó a culpar la herencia que dejó su antecesor. “Llevamos perdiendo apoyos electorales desde hace ocho años, por lo tanto, no es algo que sea imputable a las últimas elecciones generales», comentó. Una idea apoyada por los partidarios de Aznar y hasta de Aguirre. “»No hemos sido capaces de frenar la desbandada que empezó cuando Mariano Rajoy dijo que conservadores y liberales se fueran al partido conservador», aseguró la expresidenta de la Comunidad de Madrid.

TREGUA PARA LA CAMPA ELECTORAL

Rajoy, después de esas valoraciones, no quiso entrar el trapo. Es más, en los últimos días incluso ha defendido al actual secretario general con un mensaje que difiere mucho, eso sí, de lo mencionado meses antes: “El PP siempre ha estado en el mismo sitio”. Esa es precisamente la idea que quiere transmitir ahora el PP para ganar, al menos, los votantes que se han fugado a PSOE y Ciudadanos. La estrategia para recuperar a los que han apostado por Vox parece más sencilla: apelar al voto útil.

En el PP saben que el bloque de la derecha se mantiene como una opción válida en España. Lo dicen los resultados del 28A, aunque la fragmentación evitara que se tradujera en escaños. Las autonómicas están a la vuelta de la esquina y el PP quiere centrarse, nunca mejor dicho. Y es ahí cuando Casado ha decidido hacer una apuesta más fuerte por Rajoy, mientras Aznar sigue en el extranjero.

Para las generales Rajoy tan sólo estuvo presente en Pontevedra y Alicante. De cara al 26M su presencia será más recurrente. Abrió campaña en Ourense, junto a Núñez Feijóo y ha confirmado ya que estará en Canarias y Zamora, para evitar perder Castilla y León, uno de los feudos más emblemáticos del PP. Y los lugares que aún quedan por confirmar. Una ‘tregua’ pactada para resucitar al partido, que no esconde la enemistad entre dos figuras importantes en el PP.