Pedro Sánchez está en tierra de nadie en Barcelona. El presidente del Gobierno en funciones confía en obtener un buen resultado, al margen de la batalla por la unidad o el separatismo de Cataluña. Él ha atacado a la derecha y a los separatistas y ha abierto una tercera vía. «Yo no voy a dar lecciones ni a decir quién es buen o mal catalán», ha asegurado.
Frente al proyecto independentista que segrega y divide a la sociedad catalana, los socialistas defienden, ha subrayado Sánchez, «una Cataluña que quiere a España y una España que quiere a Cataluña», motivo por el que los separatistas, afirma, vetan sistemáticamente al PSOE, ya sea su proyecto de Presupuestos Generales del Estado, por más sociales que sean, o a un catalanista como Miguel Iceta para presidir el Senado.
Así lo ha dicho en el mitin central de campaña del PSC celebrado en el recinto Fabra i Coats del barrio barcelonés de Sant Andreu, arropado por unas 1.800 personas. En el acto han participado el líder del PSC, Miquel Iceta; el candidato de los socialistas europeos a presidir la Comisión Europea, Frans Timmermans; el candidato del PSC a la alcaldía de Barcelona, Jaume Collboni; la alcaldesa de L’Hospitalet y candidata a la reelección, y el cabeza de lista del PSOE en las europeas, Josep Borrell.
Recibido a gritos de «presidente, presidente», Sánchez ha alertado de que el autogobierno de Cataluña está siendo puesto en cuestión tanto por la derecha y la ultraderecha que plantean una recentralización como por los independentistas.
HOGAR PARA TODOS
En cambio el PSOE, que «puso en pie el Estado autonómico» en los principios de la actual democracia, concibe el modelo descentralizador como la fórmula que permite que España, Cataluña y ciudades como Barcelona sean un «hogar» donde quepa todo el mundo «con independencia» del color de su piel, su identidad de género, su sexo, su lugar de origen o su condición socioeconómica.
Sánchez ha reconocido que hace poco un amigo le descubrió que la palabra orgullo procede de la catalana ‘orgull’. «Qué orgullo vivir en un país amante de la diversidad y de la convivencia, saber que la diversidad nos hace ricos», ha señalado.
En otro intento de desmarcarse de los independentistas, Sánchez ha explicado cómo los socialistas quieren que Barcelona vuelva a ser lo que fue en sus mejores etapas y nunca más esté «sometida a intereses personales y al procés independentista». Entre esas dos opciones, existe «una gran avenida de convivencia, justicia social» y compromiso con la limpieza democrática que es lo que representa Collboni.
Los socialistas son además, ha incidido Sánchez, los únicos que tienen un proyecto para Barcelona, para Cataluña, para España y para Europa frente a los «naranjas, azules y verdes» (en alusión a Ciudadanos, PP y Vox) que «siguen jugando al parchís.
Y si ellos sólo están preocupados por la «supervivencia» de sus líderes tras los resultados de los comicios generales del 28 de abril, el PSOE habla de las políticas que quiere desplegar en materia de sanidad, educación, dependencia, pensiones o vivienda.
Como viene haciendo en todos los mítines de esta campaña, ha pedido que nadie se piense que «el trabajo ya está hecho» con la victoria del PSOE en las generales porque para que el avance que el PSOE propone para toda España sea «rotundo» hay que ganar las europeas, pero también ganar los ayuntamientos y los Gobiernos autonómicos porque se necesita que unas y otras administraciones estén lo más alineadas posibles para alcanzar ese cambio.