El pacto entre Rivera y Corbacho destrozará la legislatura de Ada Colau

  • La precaria mayoría de Ada Colau ha saltado por los aires tras el acuerdo entre Corbacho y Cs.
  • El exministro ha conseguido que Rivera le ofrezca un puesto en la Diputación de Barcelona.
  • En esta institución podría forzar la caída de la candidata socialista, a la que conoce de cerca.
  • Ada Colau reconoció su derrota en la noche del 26-M por menos de 5.000 votos respecto a la lista de Ernest Maragall, que se pasó con su emblemático apellido hacia el independentismo de ERC. Pero la ‘alcaldesa del cambio’ recapacitó horas después y escuchó los cantos de sirena del PSC y de Manuel Valls, que le invitaban a seguir en el cargo sin contrapartidas.

    Las bases de Barcelona en Comú, en un referéndum maniqueo, avalaron los deseos de Colau, que ahora purga su cargo de conciencia con lágrimas por sufrir insultos, hace unos años alababa los escraches, y con la promesa de que dejará la política en 2023.

    En RAC-1 Colau admitió que no era demasiado ético mantenerse en el trono gracias al que, según los ‘comuns’, era «el candidato de las élites»: «Yo he venido a gobernar, aunque tenga que asumir contradicciones. El apoyo de Valls no era el escenario que queríamos y no me gusta. Prácticamente seguro este será mi último mandato«.

    La estrella de los ‘comunes’ tiró de victimismo tras recibir algunos insultos en la jornada de investidura: «Hemos tenido que oír de todo. Nos han llamado putas, zorras». Y achacó su cambio de criterio a que ERC y el PSC no quisieron pactar, como si fuese obligatorio que lo hiciesen.

    LAS EXCUSAS DE COLAU

    Ada Colau, que ha perdido entre algunos sectores su prestigio como exactivista, se está empeñando en mostrar que ella no se aferra al cargo, cuando ha demostrado todo lo contrario: «Si me he planteado irme, pues claro que sí, tengo niños pequeños».

    «No vengo a alargarme en la política, pero nuestras políticas necesitan cuatro años más para consolidarse y para hacer eso, lo mejor es hacerlo desde la alcaldía», explicó. Medios afines como Público ya le están dando la espalda.

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    «Colau ha estafado a la mayor parte de sus votantes y debe haber dejado estupefacta a otra buena parte. Ha decepcionado a los independentistas, cuando fue aceptada de buen grado como alcaldesa en 2015. Ahora se estará mofando de ella la derecha más rancia ante el éxito de su operación, al ver lo fácil que es hacer negocios con algunos parvenus ambiciosos», escribe Ricardo Romero de Tejada.

    Que añade: «Los franquistas pactaron la Transición con los dirigentes del PSOE para impedir una ruptura democrática. Los neofranquistas pactan con Colau para impedir un alcalde independentista en Barcelona. Masajes al ego y reparto de poltronas, es infalible. Se vende la moto a las bases y listo. Después, ya amortizada, la enviarán al basurero de la historia».

    ESCRACHES PASADOS….

    Carlos Herrera en COPE le aplicó a Colau un ‘jarabe de memoria’: «¿Y no te acuerdas cuando a Inés Arrimadas, a Dolors Montserrat o Cayetana Álvarez de Toledo le han dicho eso multiplicado por 20? Porque tu solidaridad con ellas no ha existido».

    El locutor prosiguió: «¿Y no te acuerdas con todos los escraches que ella ha montado y a todos los que ha llamado criminales, por ejemplo? A profesionales de la banca les llamó criminales. Lo que le duele a Colau es que se lo hagan a ella. Y lo primero que hace es poner un lazo amarillo en el balcón del ayuntamiento. Pues ya ves que ni siquiera poniendo un lazo amarillo te perdonan las cosas, porque estos son así».

    Colau
    La alcaldesa de Bacelona, Ada Colau. Foto: Twitter

    Toni Cantó, portavoz de Ciudadanos en la Comunidad de Valencia, tampoco tuvo compasión de sus lamentos: «Los de Colau se han dedicado también a ‘escrachear’ o a insultar a mucha gente durante mucho tiempo. Así que menos lágrimas de cocodrilo y a otro con ese cuento».

    NUEVE MESES Y UN PULSO PERDIDO

    Nueve meses ha durado el idilio entre Manuel Valls y Ciudadanos. El exprimer ministro francés apenas mejoró los números naranjas en Barcelona, de cinco a seis concejales, y emprendió desde la noche del 26-M una batalla bélica contra Rivera, al que le acusaba de pactar con Vox.

    Inés Arrimadas anunciaba ruptura y decía que no iba a recibir «lecciones de constitucionalismo de nadie, porque nosotros nos hemos partido la cara en Cataluña, hemos sufrido amenazas de muerte. Ellos saben que tener a Colau en el Ayuntamiento de Barcelona es tan mala idea como tener a Ernest Maragall«.

    Valls, que niega que fichará por el Gobierno del PSOE y que afirma que no pondrá en pie un nuevo partido catalanista a nivel autonómico, explica que no entró en política «ni traje mi compromiso a España como hombre de izquierda y progresista para acabar participando en la lucha de las derechas o impidiendo la formación de un gobierno constitucionalista».

    Él y sus dos compañeros en la coalición Barcelona pel Canvi apoyaron a Colau mientras los tres concejales de la órbita de Ciudadanos rechazaban el envite. Pero la negociación entre Celestino Corbacho y Rivera ha dejado a Valls sin uno de sus tres ases y, por lo tanto, sin posibilidad de tener la llave durante toda la legislatura.

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    A nadie se le escapa que el exministro de Trabajo ha logrado su propósito: un puesto en la Diputación de Barcelona, cuya mayoría podría estar en sus manos para desgracia de la socialista Núria Marín, su sucesora al frente del Ayuntamiento del L’Hospitalet.

    La baronesa del PSC podría sufrir el veto de Corbacho, dispuesto a conseguir, si se acepta su posible veto a Marín, que ERC no logre el control de este organismo supramunicipal que cuenta con un presupuesto anual que ronda los 1.000 millones de euros.