El enfado de la vieja guardia contra Garzón: Frutos, Llamazares y Lara

  • Alberto Garzón pretende tutelar una 'fusión fría' entre Izquierda Unida y Podemos.
  • Esta operación cuenta con la desaprobación de Francisco Frutos, Gaspar Llamazares y Cayo Lara.
  • Los dos primeros lanzaron fallidas aventuras políticas y están fuera de IU.
  • Alberto Garzón vive sus horas más bajas al frente de Izquierda Unida. El coordinador federal malagueño tiene a varios territorios abiertos en canal y sufre el fuego amigo que le impone la vieja guardia, temerosa de que la ‘fusión fría’ que implicará la unión de las estructuras internas de IU y Podemos provoque la práctica desaparición del heredero del PCE. 

    Las tres personas que encabezaron el cartel estatal de IU antes de la llegada de Garzón, Francisco Frutos, Gaspar Llamazares y Cayo Lara, miran con displicencia al heredero y los dos primeros han puesto en pie fallidos partidos, Izquierda en Positivo y Actúa, dignos sucesores del fracasado Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista, de Santiago Carrillo.

    LLAMAZARES CONTRA GARZÓN

    Gaspar Llamazares se ha hecho autónomo, se supone que para facturar su presencia en ‘Al rojo vivo’, tras 31 años en la política profesional. En 1988 fue elegido secretario general del Partido Comunista de Asturias, en 1991 fue designado diputado autonómico y en 1995 posibilitó la llegada del PP al poder en Asturias. 

    En el año 2000 aprovechó la debacle de IU para situarse al frente del partido, al que llevó a los peores resultados de su historia tanto en 2004 como en 2008, año en el que anunció su retirada. Llamazares se resistió a ella y salvó plaza en el Congreso en 2011 y en el Parlamento de Asturias en 2015. 

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    Finalmente, acabó abandonando IU por su incapacidad para asumir sus derrotas internas y el enfado de sus compañeros por sus juegos externos con otras fuerzas, que finalmente cristalizaron en la fallida Actúa, 30.000 votos el 28-A. 

    Pese a su controvertida trayectoria Llamazares ha apostado por darle lecciones a Alberto Garzón: «En el caso de Podemos es empecinarse en el Gobierno de coalición; y en el de Izquierda Unida es la fusión fría. Están aprovechando que la dirección de Podemos está débil; piensan que van a valer más en esa futura dirección unificada de Unidas Podemos. El núcleo del PCE apuesta por dejar a un lado IU e influir en Podemos».

    El asturiano afirma que con la supuesta desparición de IU «se pierde un espacio político de la izquierda seria de este país, con tradición vinculada al movimiento obrero. Se pierde el espacio de una izquierda que puede negociar y dialogar con la otra izquierda sin ‘postureo’ y sin gestos». 

    FRANCISCO FRUTOS, OTRO GURÚ CONTRA GARZÓN

    Francisco Frutos se manifestó junto al PP o a Ciudadanos en Barcelona tras los sucesos del 1 de octubre de 2017 en Cataluña. El exsecretario general del PCE ya se había distanciado de IU y en los últimos tiempos ha apadrinado a Izquierda en Positivo, una fuerza progresista con un marcado carácter españolista. 

    El histórico dirigente comunista afirma que «cuando surgió Podemos, la izquierda tradicional en los sondeos se situaba entre el 14 por ciento y el 20 por ciento de los votos. Se hacía una política adecuada porque se hablaba el lenguaje de la gente, se intentaba atender a las principales necesidades. Pero cuando la confluencia son fundamentalmente intereses no acompañados de un proyecto sólido no funciona. En Zamora, IU ha ganado con mayoría absoluta; para eso se necesita un proyecto y discurso sólido».

    Garzón
    Alberto Garzón, coordinador federal de IU. Foto: Flickr.

    Frutos asegura que «se ha perdido la tradición, una historia, que se tiene que ir adecuando a los cambios de la sociedad, pero que tiene que seguir un camino recto. Podemos ha sido un fracaso, Unidas Podemos ha sido un fracaso… y dentro de éstos Izquierda Unida ha desaparecido como tal».

    CAYO LARA, DE PONER LA ALFOMBRA A REVOLVERSE CONTRA GARZÓN

    Cayo Lara facilitó su relevo por Alberto Garzón en 2015. El dirigente manchego era consciente de la posible desaparición de IU, que salvó los muebles y al año siguiente pudo negociar un acuerdo en mejores condiciones ante Podemos. 

    El candidato de IU en 2011 asegura que Unidas Podemos debe facilitar la investidura de Sánchez: «La investidura debe negociarse con propuestas programáticas y con calendario de cumplimientos. La correlación de fuerzas en el Congreso es la que marcará el rumbo. Lo demás es incidir sobre el desastre de 2016».

    Tras la debacle de la izquierda madrileña en las municipales de Madrid no se cortó y culpó indirectamente a Iglesias de la decepción de Carmena: «Del Madrid del ‘no pasarán’ al pasaron porque alguien se dejó la puerta abierta entretenidos en juegos de tronos, egos personales, cosas de sillones y posiciones tan inexplicables como defender lo uno y su contrario. Cuatro años más para que la derecha siga liquidando lo público».

    EL MANIFIESTO

    En diciembre, tras la decepción de Adelante Andalucía, el giro a la derecha en el sur y la percepción de que Vox se instalaba a nivel nacional, varios exdirigentes de Izquierda Unida firmaron un manifiesto para arremeter contra Garzón.

    Y tras despreciar a los hermanos de Podemos en Italia o Grecia, Grillo o Tsipras, pusieron a nuestros vecinos lusos como ejemplo: «Portugal es un país con un Gobierno sostenido por diversos partidos de izquierda, que no ha hecho la revolución pero que lleva a cabo una política progresista y realista, que mantiene a raya a la derecha y donde la extrema derecha no es una amenaza significativa».

    El manifiesto, firmado por Llamazares, Lara o el alcalde de Zamora, Francisco Guarido, aseguró que Unidas Podemos «no suma, sino que resta electoralmente y divide políticamente».

    Y se acordaron de Iglesias: «La deseable aspiración a la unidad de acción de la izquierda política debe ser real y basarse en el respeto a la pluralidad, y no en pretensiones de hegemonía excluyente, en el reproche mutuo, en estatutos de limpieza de sangre o en estériles tacticismos cortoplacistas».

    LA SOMBRA DE ANGUITA, EL 26-M Y EL ESCASO PESO DE IU

    Julio Anguita afirmó tras el 26-M que él organizaría «una reunión amplia donde estuviera el máximo de militancia y empezásemos a debatir sobre una cuestión muy importante, qué queremos y en qué estamos de acuerdo».

    ‘El Califa’ aseguró que «la segunda cuestión sería debatir con quién y cómo. Y la tercera sería cómo nos organizamos y cómo hacemos posible que estemos en todos y cada uno de los municipios españoles». 

    Anguita apadrinó a Sánchez Mato en Madrid y Pablo Iglesias tomó su tesis estrella, «programa, programa, programa», para las elecciones generales del 28 de abril. Cierto es que el exalcalde de Córdoba nunca pudo acercarse al sorpasso soñado sobre el PSOE.

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    Peor le fueron las cosas a sus sucesores: Frutos perdió la mitad del electorado de Anguita en el 2000, Llamazares sumó 3 y 1 diputado en 2004 y 2008, Cayo Lara fue incapaz de tomar el impulso del 15-M en 2011 y dejó el partido al borde del KO, y ahora Alberto Garzón tampoco está parar tirar cohetes, 6 diputados dentro de Unidas Podemos. 

    Pero es evidente que IU ha sumado menos por separado y se ha quedado fuera en Cantabria, la Región de Murcia o Castilla y León, donde Francisco Guarido no ha podido evitar que mientras él superaba el 48% en las municipales de Zamora, IU solo sumase el 6% en las autonómicas.