Pedro Sánchez ha confesado que la ruptura de las negociaciones con Unidas Podemos se debe a que no quiere que Pablo Iglesias forme parte del Gobierno. Tajante, y claro, ha manifestado que «no se dan las condiciones» para que el secretario general de la formación morada forme parte del Consejo de Ministros. Sánchez ha dejado claro que ese ha sido el «principal escollo» por el que no han alcanzado un consenso tras tantas reuniones.
«DIVERGENCIAS» CON IGLESIAS
Tras días de desconcierto ante la falta de acuerdo entre las dos formaciones políticas, y después de que tanto PSOE como Unidas Podemos se repartieran culpas frente a los medios de comunicación, al fin ha saltado a la luz el motivo que ha propiciado el divorcio entre dos partidos que parecían destinados a entenderse. Sánchez ha afirmado que tiene «divergencias» con Iglesias que complicarían el futuro Gobierno.
En concreto, el líder del PSOE ha puesto de manifiesto el tema catalán, pese a que Iglesias renunció a exigir el referéndum. Sánchez cree que la crisis catalana es un tema candente y necesita un vicepresidente que «defienda la democracia» y que diga que España es un Estado de Derecho, que tiene un poder judicial independiente y que no se persigue a nadie por sus ideas ni se encarcela a nadie por sus ideas, en referencia a los presos del procés a los que ha defendido Iglesias.
TIENDE SU MANO A PERSONAS CUALIFICADAS DE UNIDAS PODEMOS
No obstante, consciente de que no tiene los apoyos suficientes a menos de cuatro días para la investidura, mantiene su última propuesta de incluir a personas cualificadas de Unidas Podemos. Un ofrecimiento que se mantendrá hasta el último segundo. Ahora, Sánchez le pide a Iglesias que de un paso atrás y recule para no dejar los deberes para septiembre.
Ábalos, también en declaraciones a La Sexta, ha avisado a Unidas Podemos de que los votantes progresistas están viendo lo ocurrido y que eso les podría pasar factura en un futuro. «Miran, toman nota y tienen memoria», ha reconocido. «Las oportunidades perdidas solo conducen a desencanto y frustración», ha señalado Ábalos para, en la línea de Sánchez, exigir que España no viva sus cuartas elecciones en dos años.
Ahora, mientras intentan fraguar ese acuerdo sin cesión con Unidas Podemos, el PSOE pide al PP el gesto que ellos tuvieron la última vez. Tras criticar a Ciudadanos por «instalarse en la negación», ha pedido la «reciprocidad» de los populares para que eche a andar una nueva legislatura.
Para Sánchez, la principal diferencia respecto a 2016, es que en aquella ocasión había una vía alternativa que podía hacerse con el poder. En esta ocasión «no hay alternativa a un gobierno liderado por el PSOE», ha reconocido el presidente del Gobierno en funciones. Lo cierto es que las encuestas no pronostican grandes cambios y, si no es con Podemos, el PSOE necesitará al menos a uno de los otros grandes partidos que están presentes en el Congreso.