Casi 1.000 millones de euros de presupuesto han unido al PSC y al PDeCAT. Los socialistas y los herederos de Convergència, según el PP, han resucitado el pacto ‘Sociovergente’ que se repartió el poder en Cataluña durante más de tres décadas.
El acuerdo entre socialistas y nacionalistas para gobernar la Diputación de Barcelona, donde ha sido investida Núria Marín, alcaldesa de L’Hospitalet de Llobregat por el PSC, ha levantado el enfado en las filas de Ciudadanos y el PP.
Celestino Corbacho entregó la vara de mando a Marín con una cara visiblemente enfadada. El concejal de Ciudadanos en Barcelona rompió con Manuel Valls a cambio de entrar en la Diputación, donde parecía que tenía capacidad para llegar a un acuerdo con el PSC tras vetar a su sucesora en L’Hospitalet.
Pero el pacto entre PSC y el PDeCAT alteró sus planes. Tampoco está para tirar cohetes Xavier García Albiol, que ha protestado porque los socialistas no explorasen la vía constitucionalista. El exlíder del PP también mostró días atrás su enfado contra los socialistas porque recibieron los votos independentistas y le dejaron sin la alcaldía de Badalona pese a su triunfo.
EL PSC HACE MEMORIA
Pilar Rahola, musa mediática del independentismo, ha mostrado su enfado con el PDeCAT por pactar con el PSC, que dio vía libre a un 155 rebajado. La socialista Núria Marín quiere evitar polémicas y afirma que «el mejor servicio que podemos hacer todos a nuestro país es evitar que lo que nos separa nos impida trabajar juntos en lo que nos une».
Y añadió: «La Diputación nos une más allá de nuestras legítimas opciones políticas e ideológicas. Se pueden hacer muchas interpretaciones. Yo creo que poco a poco las cosas se ponen en su sitio y en esta institución vamos a trabajar por unos objetivos. No quiero hacer especulaciones de futuro pero el de hoy es un paso importante y seguiremos caminando«.
El PSC no quiere que el PP aproveche este acuerdo con el PDeCAT y hacen memoria: ellos no apoyaron ni una sola de las seis veces que Jordi Pujol optó a la investidura en Cataluña. El PP, sin embargo, no se opuso a ninguna de las mismas.
En las filas socialistas también recuerdan que en el centro-derecha madrileño se ‘enamoraron’ de CiU: el ABC escogió a Pujol como «el español del año» en 1985; Diario 16 apadrinó la fallida ‘Operación Roca’ de 1986; y Aznar alcanzó La Moncloa en 1996 con el apoyo de los convergentes.
EL ADELANTO EN CATALUÑA PODRÍA NO LLEGAR
Muchos medios han dado por hecho que tras la sentencia a los líderes del procés se iban a convocar unas elecciones autonómicas. Pero Quim Torra ya ha insinuado que no baraja esta hipótesis. La razón es que el PDeCAT podría temer el sorpasso de ERC.
Según varias encuestas Ciudadanos podría desplomarse del primer al tercer lugar y el PSC protagonizaría una gran subida y se convertiría en segunda fuerza en Cataluña. Más revueltas bajan las aguas en los ‘comuns’.
En Catalunya en Comú confluyen varios líos: la desazón interna porque Ada Colau haya revalidado su puesto al frente de Barcelona con los votos de Valls, la desaparición de Iniciativa, el divorcio con Soberanistes, la creación de Esquerra Unida Catalunya y la marcha de Xavier Domènech, cuya traumática salida sigue sin olvidarse.
También existen muchas dudas en el espacio unionista: el PP apuesta por una especie de ‘Cataluña Suma’ de la mano de su nuevo líder, Alejandro Fernández; Ciudadanos sigue sin recuperarse del éxodo de su cúpula; Vox no cuenta con una estructura territorial solvente; y la Lliga Democràtica está dando todavía sus primeros pasos. Al menos Manuel Valls parece que no se presentará.
LA LLIGA EN BUSCA DEL VOTO BISAGRA
Eva Parera, líder de la Lliga Democrática, asegura que «ha llegado el momento de ofrecer a los ciudadanos catalanes descontentos, desconcertados y desilusionados con los estériles resultados del proceso independentista una opción política catalanista sin complejos que haga del diálogo, el pactismo y el buen gobierno su razón de ser.
Esta nueva formación busca ser bisagra y heredar los votos perdidos tras la ‘muerte’ de Unió, cuyo espacio, catalanismo no independentista, podría haber desaparecido por el viraje de miles de catalanes desde el nacionalismo pactista hasta el soberanismo.
También podría haber novedades en el independentismo: la CUP no tira cohetes después de sufrir una escisión de la que nació Front Republicà, que se presentó a las generales con Dante Fachin. En el espacio de la extrema izquierda independentista todavía no está definido quién competirá contra ERC, que busca afianzar el voto socialdemócrata tras fichar a líderes de los comuns o el PSC.