Gerardo Pisarello ha cambiado Barcelona por Madrid, pero mantiene su activismo. El diputado hispanoargentino fue primer teniente de alcalde de Barcelona durante el primer mandato de Ada Colau y ahora ha sido escogido por Iglesias para convertirse en el secretario primero de la Mesa del Congreso, cargo que hasta ahora era utilizado por el PP y el PSOE para premiar a sus veteranos.
Tal y como señalan fuentes cercanas a Podemos a MONCLOA.com, algunos dirigentes de la formación morada le han recomendado que tome una postura «más institucional» y que deje a un lado su vena «más activista».
Pero Pisarello ha desoído los consejos y ha emprendido una frenética campaña en favor de los líderes independentistas encarcelados. En una entrevista concedida a Catalunya Ràdio señaló que la presencia de Podemos en el Gobierno garantizaba que «no se vuelva a aplicar el 155» y calificó a los encausados como «presos políticos».
PISARELLO EN VANITY FAIR
Gerardo Pisarello ha reivindicado en Vanity Fair la ‘tercera vía’ que exigen los ‘comunes’. Es decir, Podem apuesta por el derecho de los pueblos a decidir. Aunque intentarían, de producirse la hipotética votación, que el resultado sea negativo para los intereses de los independentistas.
El diputado asegura que no apuesta por la ruptura: «Por convicción soy una persona que cree que España, como país plurinacional, debe encontrar formas de convivencia federales o confederales. Pero también veo que ante la falta de diálogo y las posiciones prepotentes, sobre todo del PP de los últimos años, que es normal que haya gente que haya encontrado en el independentismo una forma de protesta a todo eso.
Pisarello admite que no ha encontrado demasiada comprensión en Podemos: «No ha sido fácil defender posiciones complejas, ni dentro ni fuera de mi espacio político. La gente quiere que todo sea blanco o negro: ¿eres independentista o no lo eres? Yo soy anticentralista, me irrita un país centralista, pero también me irritan los nacionalismos aunque creo que el de Estado es más peligroso».
También admite que «al independentismo le faltó empatía y pedagogía hacia mucha gente que no entendía los términos en los que estaban planteando las cosas y no se sentían escuchadas. Faltó sentido de la responsabilidad para ver las consecuencias de las decisiones. Faltó sentido de la autocontención cuando no había una mayoría suficientemente fuerte para cambiar las normas existentes«.
«El anhelo de los independentistas es legítimo, pero sin suficiente fuerza, tendrían que haber sido más responsables. Hubo mucha improvisación y hasta cierto punto, irresponsabilidad política. Pero todas esas faltas quedaban eclipsadas con la enorme prepotencia del Estado español. No había simetría entre las irresponsabilidades, y por eso una parte ha tenido más culpa que la otra», añade.
LA VENA REPUBLICANA DE PISARELLO
Gerardo Pisarello también ha firmado un artículo en Ctxt en el que protesta por «la pretensión de utilizar la unidad de España como arma arrojadiza contra cualquier pretensión republicana de reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado».
La respuesta del Tribunal Constitucional al recurso de Unidas Podemos contra la aplicación del artículo 155 de la Constitución es calificada por el secretario primero de la mesa del Congreso como «decepcionante. Por lo que dice y por lo que no dice».
Y afirma que lo peor de todo es que «hace suyos los peores argumentos utilizados por el Gobierno de Mariano Rajoy en octubre de 2017. Con ello, el TC no solo abdica de su función garantista. Alimenta una concepción recentralizadora que no se proyectará únicamente sobre Catalunya sino que degradará aún más el papel de la Constitución territorial en el conjunto del Estado».
Pisarello teme que la opinión del Supremo abre «la posibilidad de que el Gobierno central, con el visto bueno del Senado, imponga a una comunidad autónoma medidas coactivas que la fuercen a cumplir sus obligaciones legales o constitucionales o que impidan que atente gravemente contra el interés general de España».
EL 155 EN EL RECUERDO
Pisarello afirma que Manuel Fraga denunció que el 155 se redactó de forma «benévola» porque el fundador de Alianza Popular pretendía «una suerte de dictadura constitucional, con plenos poderes para el gobierno central».
Y explica que «una concepción garantista del artículo 155 hubiera obligado a un juicio mucho más exigente de estas actuaciones, y no solo de las del Gobierno catalán. El TC, por ejemplo, tendría que haber dejado más claro que la coacción forzosa a la que alude la Constitución debe concebirse como último recurso».
Porque, según su opinión, el Constitucional «podría haber amonestado al Gobierno central por no haber mantenido abiertas las vías de diálogo e incluso por haber consentido actuaciones desproporcionadas y abusivas como el uso de la fuerza desplegado el 1 de octubre».
También recuerda que «Sánchez hizo campaña y conquistó la Secretaría General de su partido defendiendo la plurinacionalidad y un modelo de Estado federal inviable con el relato utilizado por el Gobierno Rajoy en octubre de 2017. Tampoco hay que olvidar que la votación del Senado sobre el 155 contó con discretas pero relevantes discrepancias socialistas».
Y remata: «De manera señalada, la de los expresidentes del Gobierno de Catalunya, José Montilla, y de Baleares, Francesc Antich, que se ausentaron deliberadamente de la sesión. O la de la todavía hoy alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlon, que dimitió como secretaria de cohesión e integración de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE».